“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
No hay un alma en las calles de Chelsea un domingo de verano. Los vecinos de este barrio neoyorquino, una antigua zona industrial del sur de Manhattan reconvertida en refugio de burgueses bohemios, han abandonado sus lujosos lofts con vistas a la High Line para internarse en sus casas de playa en los Hamptons. Maye Musk (Regina, Canadá, 77 años) podría estar en Cape Cod, Palm Beach o donde quisiera. Pero la madre de Elon Musk, el hombre más rico del mundo, está a punto de entrar en el Edificio Wolf, una vieja imprenta entre la avenida 10 y el río Hudson, para una sesión de fotos con El País Semanal.
Fotografía:Michael Schwartz
Estilismo:Yael Quint
Maquillaje:Cass Lee
Peluquería:Gianluca Mandelli (The Wall Group)
Manicura:Mamie Onishi (See Management)
Asistente de fotografía:Pierre Bonnet
Asistente digital:Dallas Raines
Asistentes de estilismo:Lauren Delfino y Hannah Longstreet
Especial Belleza | 'El País Semanal'Este reportaje forma parte del Especial Belleza de 'El País Semanal' del 28 de septiembre.Ahora que después de la canícula vuelve a la vida el Congreso, la impresión es que sus señorías podían haber seguido de vacaciones: las mismas dificultades para construir mayorías, la misma retórica inflada y la misma incapacidad para encontrar una renovación, aunque sea cosmética, en el lenguaje y las ideas; seguimos en eso que Ortega calificaba como “mecánica de gestos repetidos”. Todo gira y se mueve, pero solo señala un rumbo, el de unas nuevas elecciones. Quizá por eso mismo el presidente no ha perdido la ocasión de reiterar en su viaje a Nueva York que cumplirá el plazo de la legislatura, el mejor revulsivo para obligar a que todos los partidos que sostienen al Gobierno cambien el chip y sigan remando en la misma dirección, que aparquen sus diferencias y se pongan el traje de faena. Un Congreso bloqueado solo puede beneficiar a la oposición. Aunque la condición imprescindible para poder seguir es que se apruebe un presupuesto.
Quan el 2013 va tancar la llibreria Canuda i els seus passadissos i soterranis plens de columnes de llibres de vell van donar pas a l’enèsima botiga de roba d’una gran marca, la sensació general era que alguna cosa important s’estava esquerdant a Barcelona. El centre de la ciutat entrava de ple en la cursa de la majoria de capitals europees per assemblar-se cada cop més entre elles, de manera que si ara algú ens agafés per la jaqueta com al ninot de Google Maps i ens fes caure al rovell de l’ou d’una metròpoli, d’entrada no sabríem si som a Múnic, París, Torí o Lisboa. Dins l’espai de biodiversitat que són les ciutats, els comerços tenen una incidència cabdal en com es configura el paisatge, la gent que hi passeja i, en definitiva, allò tan eteri i canviant que és la personalitat d’una ciutat. El turisme, l’escalada dels lloguers i la crisi del petit comerç amenacen amb la piconadora de l’homogeneïtat, i Barcelona no és aliena a aquest procés. La llibreria Canuda tancava les portes poc després que la Catalònia, les Crisol, Ona (l’original de Gran Via) o Happy Books/La Formiga d’Or. Més recentment, l’empresa Bookish va comprar i evitar el tancament d’Alibri, i la llibreria Sant Jordi sobreviurà amb l’agència de viatges Temps d’Oci. Però alhora que Barcelona queda desproveïda de llibreries en un centre més dels visitants que dels veïns, en neixen de noves més ambicioses que reverteixen el procés.
Inés B., una joven de Barcelona, aprovechó este año sus vacaciones de agosto para trasladarse a Cuenca y en apenas una semana acelerar el proceso, a 500 kilómetros de su casa, para obtener el carnet de conducir. “Cuando di mi código postal en la autoescuela, supieron de qué barrio venía”, explica ahora revelando que decidió seguir el ejemplo de amigos que, como ella, no quisieron esperar los meses de demora –la media es de medio año y en Barcelona o Girona puede ser de ocho meses– para tener cita con un examinador. El Govern admite que más de 70.000 personas –78.000 ya, según datos de la Federació de Autoescoles de Catalunya–, con la teórica en el bolsillo, están en la lista de espera para hacer las prácticas. El Ejecutivo ha pactado la llegada de más examinadores (25) y plantea posibles encargos de gestión ahora en estudio para aliviar el problema.
Jueves, 25 de septiembre. La presidenta madrileña participa en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum en Madrid. “Isabel Díaz Ayuso”, dice el presentador del acto, “ha subrayado que quiere centrar la gestión de su Gobierno en los servicios públicos a los que acuden todas las familias en Madrid: la sanidad, los colegios, el transporte... [...] Son iniciativas de gestión que la presidenta quiere exponer más allá del rifirrafe político sobre la corrupción que afecta al Gobierno, el conflicto en Oriente medio, los problemas energéticos o los privilegios que denuncia en la financiación de las comunidades autónomas, en particular, Cataluña”, añade. Pero, después de dar los buenos días y saludar a los presentes, Ayuso hablará desde el atril de una “democracia secuestrada” por Pedro Sánchez, quien, asegura, ha puesto en marcha un “proyecto totalitario” para “acabar con la Corona, la Transición y la Constitución” y crear una “nación paralegal”; de la esposa y el hermano del presidente del Gobierno; del fiscal general, al que llama “el ministro 23″; de los fallos en las pulseras antimaltrato -“tengo entendido que las que sí funcionaban eran de origen israelí”-; de los retrasos en los trenes de Renfe “y las prisas para poner a las estaciones nombres de mujeres”; del intento fallido de Sánchez de aprovechar “los incendios del verano para promover una urgencia sobre el debate climático”; de Yemen, Siria, Nigeria, Cuba, el Sáhara, Venezuela; del movimiento “suicida” de despreciar “las aportaciones israelíes”; de la “canallada” de ofender a los judíos” y hasta de RTVE, a la que llamó “prensa del régimen”. Es decir, apenas menciones a la sanidad, la educación y el transporte en una Comunidad que maneja un presupuesto de casi 29.000 millones de euros al año. Solo Sánchez y cuánto odia Sánchez a Madrid.
Si nada cambia, los ciudadanos de Cataluña no volverán a pasar por las urnas hasta las municipales de 2027. Pero Aliança Catalana, el partido ultraderechista e independentista al que las encuestas auguran un crecimiento sideral, se comporta como si las elecciones fuesen pasado mañana. Con solo cinco años de existencia, la formación que lidera la carismática Sílvia Orriols organiza, cada fin de semana, una docena de carpas informativas en pueblos y ciudades. El partido, al igual que Vox, permanece en estado de movilización permanente, agitado, gaseoso. A pie de calle, replicando la fórmula que sirvió a Orriols para hacerse con la alcaldía de Ripoll (Girona, menos de 11.000 habitantes), Aliança mima a sus votantes potenciales, al tiempo que se “profesionaliza” y refuerza su estructura para afrontar el crecimiento que todos le auguran. Tras el fracaso del procés independentista, y cuando parecía que el presidente de la Generalitat, el socialista Salvador Illa, había devuelto la calma a las aguas de la política, el ascenso de Aliança es una tormenta de arena que amenaza el nuevo oasis catalán y a los partidos rivales, especialmente a Junts per Catalunya.
Dos formaciones de extrema derecha crecen en Cataluña según las encuestas. Vox ronda y supera el 10% desde hace meses. Además, ahora le acompaña una nueva fuerza en crecimiento: Aliança Catalana, la formación independentista que logró el 4% de los votos en 2024, ha subido hasta el 12% en el último sondeo de Ipsos para La Vanguardia.
“Mira, esa es la cama. Ahí me he pasado tumbado casi dos años y medio”.
Las calles de Viena vivieron el pasado sábado 20 de septiembre la manifestación propalestina más relevante desde que comenzó la ofensiva de Israel en Gaza en 2023, tras la matanza de Hamás en territorio israelí del 7 de octubre de ese año. Más de 20.000 personas acudieron a la llamada de asociaciones como Amnistía Internacional y la de la comunidad palestina en Austria, según los datos facilitados por sus organizadores, que contrastan con los apenas 3.000 asistentes cifrados por la policía local. La ciudad afronta una permanente división en torno a su postura respecto a Israel que se agrava aún más por su condición de sede del festival de Eurovisión 2026.
Tras escaparse de un centro de menores en Bélgica en otoño del año pasado, fue contratado por una organización criminal de Países Bajos. Desde allí voló el 7 de diciembre de 2024 a Málaga. Aterrizó cerca de la medianoche y fue recogido en coche por dos miembros de la banda de narcos. Le llevaron a un hotel para entregarle un fusil de guerra y después lo trasladaron hasta Fuengirola. Cerca del paseo marítimo, en la calle Asturias, le mostraron el club de cannabis del que, antes o después, saldría un hombre al que debía matar. Encapuchado, esperó con paciencia. De madrugada, apenas dos horas después de llegar a España, apretó el gatillo a sangre fría y huyó en bicicleta, luego a pie y finalmente en taxi.
Pedro Sánchez apenas da entrevistas en España. En el último año, solo ha concedido una a TVE, algo muy inusual en un líder europeo. Pero cuando viaja, sí suele aceptar solicitudes de distintas cadenas de televisón, especialmente de EE UU. Solo esta semana, en Nueva York, el presidente ha tenido tres entrevistas: Bloomberg, CNN y Abc, además de un encuentro con periodistas del New York Times. Hay una explicación sencilla para este fenómeno bastante atípico. Sánchez se mueve muy cómodo en la agenda internacional, que claramente le favorece. Sus posiciones, especialmente en la masacre de Gaza, han ganado enteros en esta cumbre de la ONU. Varios países, entre ellos Francia, Reino Unido o Portugal, han hecho ahora lo que España hizo hace año y medio: reconocer a Palestina. Y además, en estas entrevistas preguntan mucho por economía, y los datos españoles son positivos, mucho mejores que los de otros socios europeos.
Maribel Vaquero (Urnieta, Guipúzcoa, 55 años) es la portavoz del PNV en el Congreso que relevó en la primavera pasada a Aitor Esteban cuando asumió la presidencia de esa formación tras más de 21 años amasando política en Madrid. Ese es el patrón a seguir. Negociar mucho puertas adentro y hacer poco ruido.
Hace tiempo que Podemos se borró de la foto. Si en el último ciclo electoral la izquierda se enredó durante más de dos años en el debate de la unidad, hoy casi nadie en Sumar espera ya al partido de Ione Belarra. La formación ha entrado en una estrategia atrincherada de enfrentamiento con el Gobierno que solo va a más y esta semana ha hecho caer una norma fundamental para la estabilidad de la legislatura: el traspaso de competencias en materia migratoria a Cataluña. Por mucho que la ultraderecha esté más fuerte que nunca —por encima del 17% en las encuestas—, y que la ley electoral penalice la división, la decena de voces consultadas para este reportaje ven la fractura casi irreversible y creen que Podemos se ha colocado ya en un escenario de resistencia para después de las generales.
Asun Polo, de 41 años, y Aida Casas, de 31, han sido madres en el último año. La primera, ingeniera de telecomunicaciones, tomó paracetamol en el embarazo durante un proceso gripal. La segunda trabaja en comunicación y recurrió al fármaco para aliviar unas fuertes contracciones en el primer trimestre de gestación. El pasado lunes, al leer que el Gobierno de Donald Trump anunciaba —como un gran hallazgo y en contra de todas las guías clínicas— que el medicamento puede causar autismo, las dos reaccionaron con una mezcla de sorpresa, incredulidad y rabia.
Javier Milei se arrojó a los brazos de Donald Trump y fue correspondido. Esta semana, el republicano ofreció a Argentina un rescate inédito de 20.000 millones de dólares, además de un crédito sin fecha y hasta la posibilidad de que Estados Unidos compre bonos de su deuda. Trump no se anduvo con chiquitas, como es su costumbre: dijo que Milei era “un líder verdaderamente fantástico y poderoso” y, tal vez mal informado del calendario electoral argentino, hasta le ofreció su “completo y total respaldo” para su “reelección como presidente”. Milei sonreía a su lado con los ojos achinados, mientras mostraba a la cámara una versión impresa del mensaje que su amigo acababa de prodigarle en Truth, su red social. La calma regresaba a la Casa Rosada tras una semana en la que todo se encaminaba hacia una crisis económica y política sin remedio.
El dedo en la llaga lo ha puesto esta semana Estela Vidal, que expresa en un correo su “profunda decepción por el tratamiento que han dado en su edición online a la histórica hazaña de Aitana Bonmatí, quien acaba de conquistar su tercer Balón de Oro consecutivo”. La lectora cuestiona que EL PAÍS dedicara a la categoría masculina el titular de la entrega de los premios anuales de la revista francesa France Football a los mejores jugadores profesionales, en lugar de mencionar juntos a los dos principales galardonados, Aitana Bonmatí y Ousmane Dembelé.
1. Unos meses después de establecerse en Madrid, Irving fundó una costumbre. La practicaría cada domingo, con sol o lluvia, frío o calor, con algún o casi ningún dinero en los bolsillos. Saldría de su minúsculo piso rentado en Chueca, bajaría hasta la plaza de Vázquez de Mella, donde desayunaría con un cruasán y unos churros mojados en café cortado. Luego compraría la edición dominical de EL PAÍS y buscaría la calle de Alcalá para cruzar la Cibeles. Ya con la puerta de Carlos III a la vista, siempre cantaría en voz baja los versos más pegajosos de aquella canción que desde hacía mucho lo perseguía: “Mírala, mírala, mírala, la puerta de Alcalá…” y, dejando a su izquierda el monumento, penetraría en el parque del Buen Retiro.