“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Si quieres que la gente camine, debes hacer aceras anchas y cómodas que impulsen que se camine”, explica David Lois mientras mira resignado la que tiene detrás: el estrecho espacio peatonal del paseo del Prado en el que se agolpan quienes quieren entrar al Museo Thyssen y quienes caminan, rodeados por 10 carriles para coches en una auténtica autovía urbana. La percepción, aquí, es que el automóvil es el rey y que caminar es incómodo. Es el tipo de temas que estudia Lois (Madrid, 54 años), profesor de Psicología Social en la UNED e investigador en el Centro de Investigación del Transporte (Transyt-UPM), donde analiza los condicionantes sociales que influyen en cómo nos movemos. Atiende a EL PAÍS al inicio de la Semana Europea de la Movilidad.
Seila Fernández Arconada no es una artista que se proponga pintar un lienzo en un estudio que acabe en las paredes de un museo, sino una especie de activista del arte con los pies firmes en territorios complejos. Esta artista ecosocial y multidisciplinar nacida en San Felices de Buelna, Cantabria, en 1986, ha trabajado en lugares de la Amazonía, Colombia, China, Inglaterra, Países Bajos, Francia o Ucrania y defiende la creación como algo compartido. Hoy desarrolla el proyecto Río Dnipró: pertenencia ecosocial en tiempos de guerra. De todo ello ha hablado en Santander en un curso de la UIMP.
La ausencia más significativa de los Emmy del pasado domingo no la ha protagonizado ningún nominado, ni ninguna vieja gloria televisiva. Paradójicamente, es la de alguien a quien nadie querría haber visto allí. No se mencionó a Donald Trump ni una vez en toda la descafeinadísima ceremonia, que ha sido la primera entrega de premios importante con su segundo mandato avanzado —los Oscar se celebraron seis semanas después de su toma de posesión y tampoco se le mencionó—. Las almas cándidas especularán con un posible intento de Hollywood por unir a estadounidenses de todo signo. O con eso de que no hay mejor desprecio que no hacer aprecio. El resto sabemos que es solo un síntoma más del miedo generalizado.
Nadia Anjuman (Herat, 1980) escribió la mayoría de sus poemas a escondidas, porque nació afgana y mujer. “No soy como ese frágil sauce que se estremece a la mínima brisa, soy una mujer afgana y justo es que no ceje en mi lamento”, dice uno de sus versos, que se refiere al primer régimen talibán (1996-2001), aunque cobró notoriedad a partir del 2021, cuando los fundamentalistas tomaron de nuevo el poder.
Christian Dior no empezó su romance con el sur de Francia al comprar el château de La Colle Noire, en 1951, sino mucho antes. Fue en una localización bastante más humilde a cinco kilómetros del castillo decimonónico. Todo arrancó en los años treinta, cuando su apellido aún no era sinónimo de lujo, su familia acababa de arruinarse y su hermana pequeña, Catherine, todavía era adolescente. Fue en Callian, un bello pueblo provenzal que presume de bucolismo desde lo alto de una colina y en cuyas inmediaciones se ubica la granja a la que se trasladó la familia tras morir la madre.
Victoria Camps regresa con un libro que duele en los lugares precisos. La sociedad de la desconfianza es un bisturí filosófico aplicado sobre el cuerpo social enfermo, donde cada página confirma lo que intuíamos pero preferíamos no nombrar: hemos construido una civilización de soledades conectadas, de individuos que confunden la autonomía con el aislamiento y la libertad con la irresponsabilidad.
La sociedad de la desconfianzaVictoria Camps Arpa, 2025 216 páginas, 19,90 euros“Mi mujer, Norma, había huido con Guy Dupree, y yo estaba esperando las facturas de la tarjeta de crédito para localizarlos. Aguardaba mi momento. Corría el mes de octubre. Se habían largado con mi coche, mi tarjeta Texaco y mi American Express”. De esta sucinta manera da inicio El perro del Sur, de Charles Portis, road book inefable y una de las novelas más jolgoriosas jamás escritas. Por descontado, lo último no es un aliciente para ciertos lectores. El otro día, precisamente hablando de Portis, mi mujer me soltó que no “consideraba” el “factor diversión” en una pieza literaria. Era aquella una frase que perfectamente podría haber soltado Tomás de Torquemada ante la pira de un judeoconverso, pero este reseñista se mantuvo firme en sus convicciones. Pues nosotros, los que leemos por placer, juzgamos el “factor diversión” un estímulo considerable en cualquier artefacto narrativo.
El perro del surCharles Portis Traducción de Javier Lucini Dirty Works, 2025 259 páginas, 25,95 eurosAntonio León, peruano afincado en Galicia y nadador desde los seis años, se llevó una sorpresa el día que un entrenador alemán lo sacó del agua para trabajar “desde el tronco”. Le aseguró que mejoraría la brazada, la potencia y, en definitiva, que conseguiría mejores marcas para el equipo. Fue su primer contacto con el pilates, un método de acondicionamiento físico ideado por el alemán Joseph Hubertus Pilates que utiliza la respiración y la concentración para fortalecer la columna vertebral a través de ejercicios de bajo impacto. Como León, que ahora dirige su propia cadena de centros desde Santiago de Compostela, cientos de miles de personas sienten que a través del pilates han mejorado en fuerza, flexibilidad, resistencia y estabilidad.
“Lo que siento en todo momento es que nos silencian, que no nos quieren escuchar, quieren hacer leyes sin tenernos en cuenta”. Esto que pronuncia Lea Ferrer, una prostituta de 36 años, lo hacen de diversos modos unas cuantas más de esas mujeres que, insisten, lo son porque lo han decidido ellas, “cada una por sus circunstancias”, pero ellas. Por eso creen que quienes quieren legislar contra lo que entienden como su “trabajo” deberían “como mínimo” escucharlas: qué piensan, cómo viven o cuáles son esas circunstancias, “muy distintas”, que las atraviesan.
La palabra latina humilitas, el lema de la familia Borromeo que sirve para describir la lujosa contención de la estética milanesa, no está inscrita en la fachada de esta casa, pero poco le falta. Cuando diseñó este edificio, a principios de los años sesenta, el arquitecto Luigi Caccia Dominioni quiso reinterpretar la casa lombarda tradicional: sobria y compacta por fuera, suntuosamente espaciosa por dentro. En uno de sus apartamentos principales vive desde hace más de cuatro décadas con su familia el arquitecto Francesco Soro (Milán, 82 años), que es quien nos da la bienvenida. Primera sorpresa: lo que desde la calle parecen ventanas modestas son en realidad muy grandes, y fueron diseñadas para hurtar el menor espacio posible a la luz. De hecho, son uno de los elementos del proyecto original que no han sufrido transformación. “Me quedé con las puertas, altas, bellísimas, y también con las ventanas”, apunta Soro, que llegó aquí en 1978, cuando adquirió un apartamento en la planta baja. Le gustó, cuenta, porque incluía un sótano iluminado cenitalmente por un lucernario. Con los años llegaron los hijos −dos gemelos− y la familia acabó haciéndose con el piso superior, que hoy es el principal. Soro construyó una escalera de caracol para comunicar ambas plantas, y el resultado fue un pequeño palacete dentro de otro palacete que, a su vez, huye de los tópicos sobre lo palaciego. Abrazada por las formas sinuosas que concibió Caccia Dominioni −pasillos serpenteantes, una apabullante escalera elíptica comunitaria−, esta vivienda reafirma su condición de oasis. También condensa una forma de entender lo doméstico.
No es ningún secreto que Tailandia es el país de las sonrisas, pero bajo nuestro punto de vista también podría ser el país de los templos, ya que está repleto de ellos. Es más, algunos son verdaderos lugares de peregrinaje para el turista, por ser conocidos a nivel mundial, y es que hablamos de auténticas joyas arquitectónicas que mezclan cultura, tradición, arte e historia. Así que, si vais a viajar a Tailandia, considerad reservar una parte importante de vuestro tiempo para visitar estos lugares, tan emblemáticos como sorprendentes.
Las redes han hablado y el pan con chicharrón de cerdo se ha proclamado como mejor desayuno del mundo en el particular concurso que puso en marcha el streamer Ibai Llanos. En pleno mes de agosto, Llanos anunció el Mundial de Desayunos, un torneo en el que se han enfrentado los distintos platos con los que países de todo el mundo hacen frente al inicio del día. Venezuela y Perú fueron los elegidos para llegar a la final: el primero lo hizo con las arepas reina pepiada, acompañadas de huevo, plátano frito, frijoles negros, queso rallado, carne mechada y maltín —una bebida a base de malta de cebada—, mientras que el segundo alcanzó la recta final de la competición con su típico pan con chicharrón, tamal y café pasado —filtrado—.
Lucía García tenía apenas ocho años cuando le diagnosticaron un extraño tumor cerebral, muy agresivo e incurable. Era un glioma difuso intrínseco del tronco encefálico (DIPG, por sus siglas en inglés), un cáncer muy poco frecuente —apenas se diagnostican una veintena de casos cada año en España—, pero capaz de burlar al sistema inmune y escapar de todos los tratamientos disponibles para intentar neutralizarlo. La niña falleció un año después del diagnóstico, pero dejó un legado que puede sentar las bases para ayudar a virar el pronóstico de una enfermedad devastadora: las muestras de su tumor, donadas por sus familiares, han permitido a la ciencia estudiar la agresividad de este cáncer e investigar también potenciales dianas terapéuticas para destruirlo.
Josep Oliu (Sabadell, 76 años) pilota el Banco Sabadell desde hace más de 25 años y, antes que él, su padre ya manejó las riendas de la entidad vallesana. El Sabadell es una cuestión de piel para Oliu, pero afirma que afronta tranquilo el desenlace de la opa de BBVA porque con él al frente el banco ha logrado remontar la mala situación que vivió coincidiendo con la crisis financiera en España y que causó fuertes disgustos a importantes accionistas que, además, eran amigos suyos, caso de Isak Andic, de Mango, y José Manuel Lara, de Planeta. “Hoy estarían ganando dinero”, asegura.
Las redes eléctricas de baja tensión están sufriendo un incremento de la saturación en los últimos días. Según señalan diversas fuentes al tanto de la situación, desde que el pasado martes las compañías distribuidoras hicieran pública la escasa capacidad disponible en sus líneas, han experimentado un repunte significativo de peticiones de acceso y conexión en aquellos nudos más cotizados.
Desde 2009, la Vuelta ciclista a España marcha en la dirección que marca Javier Guillén. El madrileño, de 52 años, asumió el mandato de la carrera después de siete años en Unipublic, la empresa que organiza la prueba desde 1979. Él es quien ha lidiado estos días con las protestas contra el equipo Israel-Premier Tech y quien ha dado la cara este lunes en Madrid, epicentro de las manifestaciones pro-Palestina que provocaron este domingo la suspensión de la última etapa con salida en Alalpardo y final previsto en la plaza de Cibeles. No es Guillén, sin embargo, la cúspide de la pirámide que hace y deshace en la Vuelta a España. Desde 2014, la propietaria única de la carrera es ASO (Amaury Sport Organisation), empresa francesa del grupo Amaury que ya había adquirido en 2008 el 49% de la propiedad de la Vuelta.
La ensalada Cobb es un clásico de la cocina estadounidense, nacido en la década de 1930 en el restaurante Brown Derby de Hollywood, Los Ángeles. La leyenda más popular dice que surgió de la casualidad; el dueño del local, Robert H. Cobb, la improvisó supuestamente una noche utilizando los ingredientes que tenía a mano en la cocina. Pero como este patrón fortuito se repite en otro muchos platos, lo único que podemos afirmar con seguridad es que su origen es californiano, y que representa de alguna forma la alegría y la falta de prejuicios de la comida de dicho estado.
Un gol de Pere Milla, que vive su propia redención, y otro de Roberto Fernández parecían encaminar al Espanyol hacia una noche plácida en Cornellà. El equipo volaba, dominaba al Mallorca, encontraba profundidad por las bandas y se sentía arropado por 26.082 aficionados un lunes en el RCDE Stadium. Pero el duelo dio un vuelco en cuestión de minutos: penalti para el Mallorca, expulsión de Milla y arreón de Muriqi para igualar el marcador en el tramo final del partido. Lo que era un vuelo tranquilo se convirtió en un ejercicio de resistencia, y entre el vértigo apareció Kike García para transformar un penalti y sellar un triunfo que mantiene al Espanyol en una nube esta temporada (3-2). El triunfo perico catapulta al equipo tercero en la Liga, en puestos de Champions y empatado con el Barça por detrás del Real Madrid, al que se enfrentará el próximo fin de semana. Y también sostiene la comunidad con su afición, que responde al buen momento de su equipo.
Las momias más conocidas son sin duda las egipcias, no solo por la riqueza de los sarcófagos y las refinadas técnicas para preservar los cadáveres, también por la cantidad de textos que describen las creencias respecto a la muerte y la vida en el otro mundo. Ahora, un equipo de arqueólogos cree haber encontrado las momias más antiguas conocidas —el doble de viejas que las egipcias—, en varios lugares del sudeste asiático. En este caso no hay ni un solo texto escrito que permita entender las ideas que había detrás de este tipo de enterramientos en posturas dignas de un contorsionista, pero los investigadores están seguros de que se trataba de una práctica extendida. Curiosamente, algunos pueblos de Asia y Oceanía siguen preservando a sus muertos con técnicas muy similares.