“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
El día que se publicó por primera vez que el fiscal Ignacio Stampa y la exmilitante y exconcejal del PSOE Leire Díez se habían reunido, esta le mandó un último mensaje para intentar hablar con él, sin éxito. Stampa nunca contestó y lo que hizo fue enviar un correo a su jefa, la fiscal provincial de Madrid, para que supiera que Díez, ahora investigada por un delito de cohecho y otro de tráfico de influencias, había tratado de contactar con él nuevamente ese 11 de agosto.
Las víctimas de la guerra sucia del Estado contra ETA son las más olvidadas en comparación con las víctimas del terrorismo etarra e incluso las del franquismo. Más olvidadas aún son las víctimas francesas ajenas a ETA que fueron asesinadas en suelo francés entre 1983 y 1987 por los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) ―un tercio de sus 27 crímenes―, a quienes las instituciones galas siguen ignorando. De modo que instituciones españolas de víctimas, como la Fundación Fernando Buesa, el Memorial de Víctimas del Terrorismo y Covite, principal asociación vasca de víctimas, han empezado a visibilizarlas con la pretensión de que Francia dignifique su memoria. La reciente exposición en San Sebastián de Gogora, Memorial del Gobierno vasco, centrada en la principal matanza de los GAL, en 1985, en el Hotel Monbar de Bayona ―cuatro etarras de segundo nivel huidos a Francia― ha contribuido a poner el foco en sus 27 asesinatos.
Omar necesitó dos intentos para salir de Gambia. En el primero, con un pasaje que le pagó su hermano, se perdió en el mar y tras una jornada a la deriva la barca retornó a la costa. En el segundo logró arribar a las Canarias después de un trayecto de siete días cuyas fechas no recuerda con exactitud, solo que salieron un domingo y llegaron un domingo, en el otoño de 2022. El chico tenía entonces 15 años y así lo acreditaba su pasaporte, donde figura su nombre real, distinto al de este reportaje. La minoría de edad garantiza la acogida en un centro bajo la tutela de la comunidad autónoma, pero Omar chocó contra las pruebas físicas que le consideraron mayor de 18 y una instrucción de la policía que alertaba contra la posible falsificación de los pasaportes gambianos. En contra de la jurisprudencia repetida del Tribunal Supremo, el muchacho fue expulsado del centro y un proceso judicial acompañado por Save the Children ha concluido con una sentencia a favor, cuando ya tiene 18 años y una trayectoria de albergues. Omar era menor porque así lo decía su pasaporte.
La historia vuelve a repetirse en Jaén siempre que asoma la campaña de recolección de la aceituna. Decenas de personas, en su mayoría migrantes, duermen cada noche en la calle, a la intemperie, por la insuficiencia de alojamientos públicos donde pernoctar mientras aguardan un empleo en alguno de los cientos de tajos dispersos por la geografía olivarera. La única respuesta que se han encontrado al llegar a esta tierra ha sido la atención recibida por organizaciones sociales y asistenciales.
Un agricultor ha destruido los restos de un castillo protegido del siglo XII en Salamanca. La memoria patrimonial de aquellos siglos de pugnas entre reinos e invasores ha desaparecido pese a tratarse de un Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1949. El implicado alega que él compró la parcela y que en las escrituras no constaba que allí hubiera ninguna edificación antigua, aunque salte a la vista y la silueta del castillo de la Torre Mocha adorne la bandera de Pelabravo, ayuntamiento de esa pequeña pedanía, Naharros del Río, muy cerca del Tormes. Por eso tiró de maquinaria y destruyó este legado para escándalo de las asociaciones patrimoniales, disgusto consistorial y vecinal y que la Junta de Castilla y León vaya a llevarlo a la Fiscalía. La Junta no lo tenía ni registrado en su listado de BIC. La presidenta de la Asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio en Salamanca, Isabel Muñoz, se resigna ante la existencia de casos similares, lamenta la inacción institucional y denuncia el modelo de cuidados patrimoniales: “No se puede dejar el patrimonio en manos de la ciudadanía a la hora de cumplir la ley”.
El concepto que Vox tiene de España como un país “uniforme” no se corresponde con su “mestizaje”, que según la Fundación Avanza, el laboratorio de ideas del PSOE, es “uno de los rasgos más profundos de la identidad española”. Mientras el PP y Vox vinculan la inmigración irregular a la inseguridad y limitan sus propuestas al control de fronteras y expulsión de delincuentes extranjeros, el think tank que preside Manuel Escudero advierte de la “contaminación ideológica” del partido de Santiago Abascal sobre el de Alberto Núñez Feijóo y afronta el debate migratorio desde otra perspectiva: la “integración” de los 9,6 millones de inmigrantes asentados en España, de los que siete millones no tienen la nacionalidad, con la prioridad de que sus descendientes, “que ya son plenamente nacionales, se sientan plenamente integrados como cualquier otro ciudadano”.
La Autoridad independiente de responsabilidad fiscal (Airef) advierte en un informe del 5 de noviembre del “impacto negativo de las medidas permanentes de rebaja fiscal” que llevan ejecutando los distintos gobiernos del PP en la Comunidad de Madrid desde 2004. Tras revisar la ejecución presupuestaria y la deuda pública de la región, además del plan económico-financiero (PEF) del ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso (PP) para 2025-2026, la autoridad fiscal también alerta del “riesgo de incumplimiento (en 2025 y 2026) de la regla de gasto”, un instrumento de disciplina presupuestaria que vincula el crecimiento del gasto público a la capacidad de financiación de cada administración. Esta predicción es extensible a la administración central (2025) y a la mayoría de regiones (2025 y 2026), y está condicionada, recuerda la institución, por “el contexto actual de incertidumbre sobre las reglas fiscales aplicables en 2026″, achacable al Gobierno central de Pedro Sánchez (PSOE). Finalmente, el organismo apuesta por una buena evolución a medio plazo de la economía madrileña, pues la Comunidad es de las regiones menos endeudadas y de las pocas que cumplen con el ratio de deuda sobre PIB (13%).
A pesar de la leyenda les precede, los integrantes de Café Quijano afiman que apenas recuerdan desmadres durante los casi 30 años que llevan en la carretera. El trío de hermanos formado por Manuel (León, 58 años), Óscar (56) y Raúl Quijano (54), cuya música es emblema español del canalleo, del talante disfrutón y de invitar a tomar la penúltima, aparenta, por un momento, guardar distancia con el mundo que representan en el imaginario popular. No se sabe si es una cuestión de memoria selectiva, de si lo que pasa en Café Quijano se queda en Café Quijano o de si realmente estamos ante un notable caso de separación entre artista y obra, hasta que, en otro momento, a propósito de la afición a la fotografía del mayor de los hermanos, surge en la conversación la siguiente historia.
Aunque transmite la sensación de ser un torbellino, el Gobierno de Estados Unidos dejó de funcionar con normalidad hace ya 38 días. La financiación del Ejecutivo depende de la renovación recurrente en el Congreso de una ley de gasto. La anterior expiró el pasado 1 de octubre por la negativa de los demócratas a prestar sus votos para una cuestión que en condiciones normales sería un mero trámite. El llamado cierre de la Administración es ya el más largo de la historia por el servilismo de los legisladores republicanos hacia Donald Trump y su negativa absoluta a negociar con los demócratas, animados en su estrategia por los buenos resultados en las elecciones de esta semana.
El Gobierno italiano, encabezado por Giorgia Meloni, ha diseñado su proyecto de presupuesto, que ahora se tramita en el Parlamento. Cuatro instituciones independientes, que afortunadamente siguen siéndolo —el Banco de Italia, el Instituto de Estadística, el Tribunal de Cuentas y la Oficina Parlamentaria de Presupuestos— han coincidido en señalar a los parlamentarios que el presupuesto, y en concreto su reforma del IRPF, favorece a las clases más altas.
Hay que ver lo fea que se pone una tocando el aulós. Yo coincido con Atenea en eso. No favorece nada. Como instrumento de viento, ese antiguo oboe doble de pasado griego obliga a almacenar demasiado aire y a quien lo toca se le inflan los carrillos. Atenea lo inventó, y al probarlo, vio reflejada su cara en el agua, no se gustó y lo arrojó al suelo con desprecio.
Era invierno de 2021 y ese domingo nos había tocado ir al Monasterio de la Encarnación. Cuando empezamos a vivir en Ávila, mi pareja y yo comenzamos también a ir a misa, cada fin de semana a una Iglesia distinta. Acababa de terminar otra liturgia en la que le había obligado a sentarnos lo más atrás posible, no me había levantado ni una vez del banco y tampoco había probado a recitar ni una sola de las oraciones.
No revelo ningún secreto si digo que imaginación viene de imagen y, de hecho, es la “facultad del alma que representa las imágenes de las cosas reales o ideales”, en la bella expresión del libro gordo. ¿Te has fijado en si tu pensamiento discurre en imágenes? El mío suele hacerlo, aunque sé que hay gente que dice pensar mediante el lenguaje. Mi impresión es que el lenguaje viene después, una vez que ya tenemos en la mente el cómic de lo que estamos recordando, o de lo que estamos simulando, o de lo que estamos fabulando. El caso es que nuestro conocimiento del cerebro ya ha avanzado lo bastante para como ver ese cómic desde fuera del cráneo, y como para traducirlo en frases con una precisión chocante. Es un diccionario de la imaginación.
En los eventos masivos —recitales, marchas, manifestaciones, actos políticos— es fácil dejarse llevar por la euforia. Aun así, creo que nunca grité consignas con las que no estuviera de acuerdo. Durante la adolescencia, que atravesé en la Argentina en plena dictadura, podía desgañitarme con aquello de “El que no salta es un militar”, pero no me unía al cantito de “El que no salta es un inglés”. Había enemistad por la guerra de Malvinas, pero me parecía un despropósito repudiar a todos los habitantes de un país. Por estos días, en la Argentina se habla mucho acerca de si fue la fuerza del antiperonismo la que le otorgó el triunfo al partido oficialista, La libertad avanza, en las elecciones legislativas del 26 de octubre. El peronismo no parece muy dispuesto —más bien, nada dispuesto— a revisar qué rol le cabe en la historia reciente del país, como si hasta ayer nomás hubiéramos sido gobernados por extraterrestres. El día de 2023 en que se llevó a cabo el ballotage por las elecciones presidenciales, fui hasta el búnker de Unidos por la Patria —por entonces, el nombre del partido peronista cuyo candidato era Sergio Massa—, que está a cuatro cuadras de donde vivo. Había pasado una hora desde el cierre de las urnas y el clima era de fiesta. Una delegación de UOCRA, el sindicato de obreros de la construcción, aporreaba bombos con el entusiasmo de los ganadores y miles de personas cantaban: “No me importa lo que digan / lo que digan los demás. / Yo te sigo a todas partes, / cada día te quiero más”. Poco después se supo que había ganado Javier Milei con el 56% de los votos, 11 puntos por encima de Massa. Pensé entonces, y lo pienso ahora, que en ese “no me importa lo que digan los demás” reside parte del problema: lo que no se quiso ver, lo que no se quiere ver, lo que posiblemente no se verá nunca. Es el peligro de repetir el canto: se vuelve parte de uno, se torna carne, ceguera y convicción.
Los números naturales son aquellos que usamos para contar: 1, 2, 3, 4… Y un número primo es un número natural mayor que 1 que tiene únicamente dos divisores positivos, él mismo y el 1. Así que el 2 es un número primo porque solo puede dividirse por 2 y por 1 con un resultado exacto. También el 3 lo es por la misma razón. Pero el 4 no lo es porque puede dividirse por 1, por 2 y por 4. Existen infinitos números primos, según demostró el matemático griego Euclides.
Entre mediados de octubre y mediados de noviembre, las crías de la pardela cenicienta atlántica (Calonectris borealis) abandonan las huras —los nidos en cuevas o barrancos— para lanzarse a solas en su primer vuelo hacia el mar. Una vez en el aire vivirán más de cuatro años alejadas de las costas, hasta que un mes de febrero inicien el regreso a tierra. Los primeros dos años, para inspeccionar el terreno y elegir casa. Después, para aparearse. Para ello, buscarán siempre a la misma pareja. La cría nacerá en julio, y el ciclo volverá a ponerse en marcha una vez más.
La orden del Ayuntamiento de Madrid para cerrar la discoteca madrileña Teatro Barceló ha puesto en pie de guerra al ocio nocturno de la capital. La Agencia de las Actividades, dependiente del Área de Urbanismo, ha sancionado a la sala por haber excedido en dos ocasiones el aforo permitido en 2023 —en unas 600 personas según fuentes policiales—. El cese de la actividad del establecimiento, que los más nostálgicos aún recuerdan como Pachá, se prolongará durante todo un año, en caso de que no prospere el recurso que ha presentado ante el juzgado para intentar evitar el cerrojazo. Por el momento, la clausura del Teatro Barceló ha enfrentado a los hosteleros de la ciudad con el Consistorio por unos límites de aforo que el Gobierno municipal mantiene desde los noventa, pese a que, denuncian los empresarios del ocio, los técnicos avalan la entrada de más personas.
Cuando parece que como sociedad nos vamos al traste y no hay nada que hacer va un chaval en el metro y se levanta para dejar sentarse a una abuela que acaba de entrar en el vagón. Cuando todo parece que se hunde una señora deja pasar al señor que tiene detrás en la cola del super al notar que tiene prisa. Cuando los peores pronósticos para con nuestra organización común se van cumpliendo el cartero llama a la puerta de un tipo y el tipo en cuestión baja para que el cartero no tenga que subir los tres pisos sin ascensor que los separan. Cuando la apatía parece instalada entre nosotros una mujer llora sentada en un banco y una desconocida le pregunta si está bien, si puede hacer algo por ella. Cuando todo va mal va alguien y, así, sin saberlo ni quererlo, te demuestra que van mal muchas cosas pero ni mucho menos todo.
La colmena se convirtió en una obsesión para su autor, Camilo José Cela (1916-2002). Trabajó en esa obra, hoy canónica, sobre aquel Madrid miserable de posguerra seis años, “corrigiendo, puliendo y sobando, quitando aquí, poniendo allá y sufriendo siempre”, según explicó en el prólogo de 1965. Peleó en muchos frentes hasta que finalmente logró que llegara a la imprenta, e insistió con ahínco en que las autoridades franquistas permitieran su publicación y distribución en España. Lo logró primero en Argentina en 1951 y, finalmente, en una edición española en 1963, casi 20 años después de haber remitido una primera versión del libro a los censores. Ahora, el hallazgo azaroso, adelantado por Eldiario.es y confirmado por el Ministerio de Cultura esta semana, de una primera versión completa de 1946 revisada por la censura añade una nueva pieza al complejo puzle que rodea la historia de la obra.