“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
El Sabadell le dirá no una vez más al BBVA. El consejo de administración de la entidad catalana se reunirá este martes para volver a pronunciarse sobre la opa hostil lanzada por el vasco, después de que este elevase la puja un 10% la semana pasada. Según aseguran fuentes próximas a ambas entidades, la incógnita está en la posición que mantendrá el inversor mexicano David Martínez Guzmán, quien ya rompió a principios de mes, en la primera toma de posición de la entidad vallesana, la unidad de discurso que esta había exhibido. Ahora podría ir un paso más allá y desmarcarse todavía más, declarando que él sí aceptará la oferta del banco opante, con efectos colaterales difíciles de medir.
El resultado de las elecciones legislativas celebradas el domingo en Moldavia no es un asunto meramente local, sino un acontecimiento trascendental para el continente. El partido europeísta Partido Acción y Solidaridad (PAS), liderado por la presidenta, Maia Sandu, obtuvo una rotunda victoria con el 50,1% de los votos y se aseguró la mayoría absoluta en el Parlamento. Su arrollador triunfo sobre la alianza prorrusa del Bloque Patriótico (24,19%) representa mucho más que la consolidación de un proyecto político interno. Es un mensaje claro a Bruselas y Moscú de que la sociedad moldava quiere un futuro dentro de la Unión Europea.
Quien haya crecido a principios de los 2000, quizás recuerde llevarla con frecuencia para ir a la facultad o los viernes en la ruta de bares. Carne de mercadillos y tiendas de segunda mano, la chaqueta o sobrecamisa guerrillera pasó del absoluto anonimato en manos de activistas –y algún seguidor de la estética militar– a convertirse en una prenda de absoluta tendencia, que marcas entonces de culto como Topshop no se cansaron de replicar.
“Yo, si fuera Vox, también estaría preocupado”, ironizó este lunes desde la calle Génova la vicesecretaria de Coordinación sectorial y responsable del plan de inmigración del PP, Alma Ezcurra. La dirigente madrileña, una de las figuras al alza en la cúpula de Alberto Núñez Feijóo, que en poco tiempo ha ganado mucha influencia en la dirección, se felicitó de que el PP haya apostado por presentar un plan de mano dura con la inmigración, porque, en su opinión, a Vox le preocupa que el PP entre a pelear en su terreno con propuestas más serias.
Cuando el pasado 29 de octubre, la Generalitat Valenciana envió el mensaje masivo a móviles ES-Alert para advertir a la población de la magnitud de la dana, la mayoría de los 229 fallecidos que dejó la riada de 2024, ya habían perdido la vida, estaban desaparecidos o se hallaban en las trampas mortales en que se convirtieron muchas plantas bajas y garajes. 11 meses después, el Consell presidido por Carlos Mazón, del PP, ha actuado de manera diferente, con mayor celeridad y previsión, como ya lo hizo en la alerta roja que afectó a Castellón, especialmente, en las lluvias de marzo. Sin embargo, no ha podido evitar la polémica generada por su ausencia en las reuniones que abordaban la borrasca el pasado domingo, cuando arrancó el temporal.
Después de un año largo de campaña, 660.000 firmas de apoyo y dos legislaturas languideciendo en el Congreso de los Diputados, la iniciativa legislativa popular (ILP) para la regularización de personas migrantes se enfrenta a su fase final y definitiva. Los movimientos sociales que han sostenido este esfuerzo harán lo imposible por asegurar su éxito, pero puede que ni siquiera eso logre vencer la resistencia de unos partidos políticos que, en su mayoría, no han estado a la altura de la ciudadanía que representan. Sea cual sea el resultado final del proceso parlamentario, esta iniciativa liderada por colectivos migrantes, y apoyada por buena parte de la sociedad española, nos habrá transformado de un modo que no tiene marcha atrás. Solo por eso merece ya pasar a la historia.
En Locas de alegría, una película italiana que acontece en plena caída en desgracia de Silvio Berlusconi, dos mujeres bipolares, una muy pobre y otra muy rica (encarnada por la maravillosa Valeria Bruni Tedeschi, hermana de Carla Bruni) se escapan del manicomio en el que están internadas —un palazzo que, paradójicamente, perteneció a la familia arruinada de la rica- para, según el argumento de esta, buscar durante un rato “la felicidad”. La pobre, que tiene pinta de choni, le pregunta a la mujer elegante que eso dónde se encuentra. La Tedeschi, quien va a todas partes enfundada en saltos de cama de raso fino bajo los que se intuye esa estructura ósea de noble piamontesa bien alimentada durante generaciones, le da una lección con su boca de virgen renacentista: “En los sitios bonitos. En los manteles de Damasco. En los buenos vinos. En las copas de cristal. En las personas educadas. Ahí es donde se encuentra”. Después se lleva a la choni a cenar a un restaurante carísimo en el que rechaza un vino porque le sabe a corcho mientras un músico trajeado como un director de orquesta interpreta frotando sus dedos contra el canto de unas copas El lago de los cisnes. Al final ambas tienen que salir por patas haciendo un simpa. Me trae a la mente este arquetipo de rica desnortada a aquella Blue Jasmine de Woody Allen, cuyo marido millonario acabó en la cárcel por un hedge fund fraudulento o a otra italiana, Patrizia Reggiani, la choni que se casó con un Gucci, se codeó con la alta sociedad de su país y cuando su marido le pidió el divorcio buscó un sicario que arreglase la situación. En una entrevista, que aún circula por ahí, dice una frase muy reveladora: “Se está mucho mejor llorando en la parte de atrás de un Rolls Royce que sonriendo en una bicicleta”. Últimamente tengo la sensación de que vivimos encerrados en un manicomio de bipolares. Seguimos pedaleando con la esperanza de acabar escapando en coche de lujo. Nos han convencido de que solo entonces seremos felices.
Alberto Núñez Feijóo decidió ubicar su gran cumbre de barones de este fin de semana en Murcia con el foco puesto en la inmigración. Y desechó haber optado por localizar el acto en Castilla y León o en Andalucía, con elecciones autonómicas previstas para el primer semestre de 2026, lo que habría supuesto un altavoz para sus candidatos, los presidentes autonómicos Alfonso Fernández Mañueco y Juan Manuel Moreno. En el caso de Mañueco, el PP de Castilla y León quiere además posponer su congreso regional a después de los comicios, que como muy tarde tendrán lugar el 15 de marzo, y no antes, como fija la ponencia estaturaria del partido, según fuentes territoriales.Moreno, en cambio, sí ha convocado su congreso autonómico entre el 7 y el 9 de noviembre. Sus urnas se abrirán en principio más cerca del verano próximo.
La batalla contra el VIH se encuentra en un punto de inflexión: la ciencia ha puesto al alcance de la humanidad herramientas capaces de cambiar el curso de la epidemia, pero las decisiones políticas, que han dejado sin fondos programas de lucha contra el virus en decenas de países, amenazan con desandar lo logrado. Si nada cambia y no se revierten los recortes, ONUSida alerta de que en 2029 puede haber 6,6 millones de infecciones adicionales y 4,2 millones más de muertes relacionadas con la enfermedad.
Arturo García Mercado, residente en el sur de la capital de 45 años, ha sobrevivido a un cáncer de recto, diagnosticado en 2022, tras un año de pruebas y demoras. “Estaba muy avanzado, ya no se podía operar. Tuve que esperar tres meses para empezar el tratamiento”, explica este vecino del barrio de Villaverde Alto. Se sometió a quimio y radioterapia. Esta última dañó el revestimiento del órgano afectado, pero tardó un año en poder realizar las pruebas que diagnosticaron la dimensión de la lesión. En enero, su oncólogo encontró un bulto en el mismo sitio donde le habían diagnosticado el tumor: “Cuando fui a solicitar cita para el TAC, me la dieron para dentro de nueve meses. No podía esperar tanto, podía tener un cáncer comiéndome por dentro. Se me vino el mundo encima, fue como si me dijesen ‘ve preparando la lápida”. La suya es una de las historias que esconde el dato de que las listas de espera de Madrid hayan aumentado un 63,7% entre agosto de 2019, cuando Isabel Díaz Ayuso (PP) accedió al poder, y agosto de 2025, último dato publicado por la propia administración regional.
España emitirá en 2025 menos deuda de lo que estaba previsto en un principio. Según explican a este diario fuentes del Tesoro, la cifra final menguará desde los 60.000 millones de euros netos que se programaron en enero, hasta los 55.000 millones en que finalmente se cerrará el ejercicio, 50.000 millones en bonos y obligaciones y el resto en letras del tesoro.
Uno de cada cinco españoles (el 20,7%) cita la inmigración entre los tres principales problemas del país, pero solo uno de cada diez (el 9,7%) la considera entre las tres cuestiones que más le afectan personalmente, según el CIS. Hace siete años, esos porcentajes eran el 15,7% y el 5,5%, respectivamente. La inmigración es una realidad que hay que gestionar. Convertirlo en un “problema” que hay que resolver es una forma de simplificar una cuestión compleja y permitir que el extremismo secuestre el debate con “soluciones” falaces. En toda Europa, el centroderecha ha caído en esa trampa y endurecido progresivamente su discurso. El PP trae ahora esa tendencia a España.
Hace un poco más de un año tomaban posesión de su cargo los nuevos vocales del Consejo General del Poder Judicial. Después de más de cinco años con el mandato caducado, los dos principales partidos llegaban a un acuerdo que facilitaba la renovación. Desde entonces se ha recuperado el funcionamiento normal de este órgano constitucional y, por ejemplo, ya se han realizado 162 nombramientos en la cúpula del poder judicial.
Aunque a veces lo ignoremos, la búsqueda de la belleza, en lo que tiene de armonía, es un motor del mundo. Lo malo es que la belleza no cotiza en los mercados, como lo hace el petróleo, el oro o las acciones de las grandes empresas. Nos ha tocado vivir un momento en el que algunos de los liderazgos más importantes tanto en lo político como en lo social en lugar de traer algo de belleza al mundo están empeñados en ensuciarlo y vulgarizarlo, subidos a una ola salvaje en la que el resentimiento de unos contra los otros resulta ser la emoción más rentable de agitar. Al ver morir, casi simultáneamente, a dos personas como Robert Redford y Claudia Cardinale es normal que nos asalte una preocupación: ¿cómo vamos a compensar este déficit de belleza en el mundo? Porque Redford no solo fue ese rubio ideal con la raya del pelo al lado de los zurdos y una mirada pausada y entre irónica y civilizada, sino también un señor que se preguntó a menudo por las desigualdades sociales y las enmiendas al progreso.
Anoche no salía de mi asombro; escuché a un grupo de señoras “al fresco” decir que Sánchez había firmado que mientras él esté en el Gobierno entrarían en España un millón de “moros” al año. En las redes nos invaden videos de la invasión islamista que viene a España. Pero salgo a la calle, los dueños de los bares dejan por la noche mesas y sillas sin amarrar sin miedo a que las roben, no conozco a nadie al que le hayan ocupado la vivienda, a pesar de que las teles generalistas ocupan horas con este tema. Los organismos internacionales apuntan que la criminalidad en España ha bajado estos años. Paralelamente, la economía crece impulsada por el consumo interno, algo que no recuerdo cuándo fue la última vez que se dio. La realidad que vivimos da igual, lo importante es el relato y el relato dice que la inmigración está destruyendo nuestro país, aunque solo lo veamos en las pantallas.
Carlos Arenas, profesor de Historia e Instituciones económicas de la Universidad de Sevilla, publica El Estado pesebre (El Paseo): interesante ensayo sobre el abuso de poder y la corrupción de reyes, obispos o negreros en la España moderna y contemporánea. Sintetizamos sus principales estrategias.
El Estado pesebre. Una historia de las élites españolasCarlos Arenas Posadas El Paseo, 2025 392 páginas, 24,95 eurosEn la publicación sobre magia y religión firmada por el antropólogo Sir James George Frazer y publicada en 1980, La rama dorada, el autor apunta que “en los rituales dionisiacos mediaban ritmos frenéticos que inducían a sus participantes al éxtasis cuando no a un estado de absoluta locura colectiva”. Una mezcla de ambos efectos es lo que les sucede a quienes bailan northern soul: un género musical que también es modalidad de baile, mitad magia, mitad religión. Nació a finales de la década de los años sesenta y fue consolidado comercialmente por el promotor y periodista musical Dave Godin en su tienda de discos de Covent Garden (Londres) a principios de los años setenta. Con el fin de mantener viva esta subcultura, Eve Arslett (DJ Jackie Brown) y Levanna McLean (Northern Soul Girl), madre e hija, han fundado en Bristol la promotora Streets of Soul. Desde 2017 celebran fiestas en las que facilitan un espacio para reivindicar este tipo de música y los pasos de baile propios del género: movimientos que provocan deslizar, cremosamente, las suelas de los zapatos por la pista de baile (preferentemente de parqué) mientras los tobillos se menean de manera ágil y rápida; a su vez las caderas se desplazan siguiendo la corriente generada en vertical, ascendiendo desde el suelo hasta la cintura.