“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
Desde hace mucho sabemos que nosotros no somos solo nosotros. Una colonia de billones de microorganismos en nuestro interior nos condiciona la existencia. Dice la sabiduría popular que para estar delgados solo hace falta más suela y menos cazuela, pero la realidad es bastante más complicada y puede que sea por estos bichitos que nos habitan. Hay estudios que muestran que el ejercicio es poco útil para perder peso, y los científicos tienen dificultades para explicar los motivos de la epidemia de obesidad, que se ha duplicado en muchos países desde 1980.
El jabalí es un animal inteligente, con gran capacidad reproductiva y adaptativa y con una estructura matriarcal experta en estrategias de supervivencia. El abundante alimento en bosques y campos y, ahora también, en contenedores de zonas habitadas ha convertido la sobrepoblación en Cataluña y en toda Europa en un problema que el reciente brote de peste porcina ha dejado al descubierto. Expertos y cazadores hablan de una comunidad de entre 190.000 y más de 220.000 ejemplares solo en Cataluña, lejos de los 120.000 que estimó recientemente el Departamento de Agricultura. Muchos han sido los planes para intentar controlar la situación, pero hasta la fecha la lucha contra el jabalí ha fracasado.
Una abogada paquistaní, un migrante que graba su travesía en patera, un filántropo, un superviviente de la bomba atómica, una mujer que sueña con doblegar al sida, una estrella de la canción africana, una niña adoptada en busca de su madre, una ministra rebelde en un mundo de hombres, un psiquiatra que sana enfermedades del alma en medio de los bombardeos. En esta selección de entrevistas hay personas que comparten una manera de estar en el mundo y una osadía que las hace extraordinarias.
Las asociaciones que ayudan a los jugadores a rehabilitarse calculan que puede haber hoy medio millón de personas en España cuyas vidas han sido destruidas por la ludopatía. Los estudios alertan sobre la incidencia entre los jóvenes, donde crecen los trastornos por adicción, y por eso el Gobierno español, en sintonía con otros gobiernos de Europa, ha aprobado en los últimos años leyes restrictivas para alejar las casas de apuestas y la publicidad de los centros de enseñanza. Los ministros de Podemos y de Sumar hicieron de esto una cruzada moral de grandes aspavientos propagandísticos, como Nixon cuando les declaró la guerra a las drogas, pero hasta los más frívolos reconocen que el juego es un problemón grave ante el cual los poderes públicos no pueden bajar ni cruzar los brazos.
Hubo algo raro en la escena de ese hombre que logra quitarle el rifle a uno de los dos asesinos de Sídney, fanáticos islamistas que mataron a 15 judíos. Estamos ya tan mal, al menos yo, que lo primero que pensé es que no estaba bien rodada. Lo hemos visto tanto en las películas que no se ajustaba a cómo deben suceder estas cosas. Pero no es lo único que se salía del guion y también fue sorprendente lo que pasó luego, una caza al héroe: ¿quién era este señor? Villanos hay muchos, se hacen listas a diario, pero el verdadero héroe es difícil de encontrar, aunque también nos lo venden cada dos minutos (la gente se hace fotos con la pila de libros que se dispone a leer). Como aquí todos son buenos y malos, ellos y nosotros, comenzó una carrera por apropiárselo.
García Lorca es intraducible: una sucesión de imágenes que solo en español puede alcanzar a entenderse, algo así decía Paco Ibáñez en un disco que poníamos en bucle mucho antes de Rosalía. Con Europa sucede algo parecido. Es un bicho francamente difícil de traducir, un “pez sin escamas ni río”, que decía Federico: la Unión es un cuchillo de filo cortante, a veces capaz de actuar con una violencia oscura, a veces capaz de desbrozar caminos entre la selva plagada de depredadores que nos traen los Trump, los Putin y demás personajes de esta temporada geopolítica de Los Soprano. Europa es la sexta luna de Júpiter. Es también la historia de un dios tan enamorado de la hija de un rey que se transforma en toro para raptarla. Es un circo de tres pistas en el que uno se queda ensimismado mirando a los malabaristas y se pierde el número de los leones y a la trapecista. La cumbre más decisiva de los últimos tiempos se alargó el jueves durante 16 horas. Cuando Pedro Sánchez salió a dar explicaciones, a las tantas, la prensa española le preguntó por su pelea con Yolanda Díaz, por Zapatero, por Plus Ultra. Demasiado circo: en los malabares del politiqueo español, siempre tan ruidoso, barriobajero y cortoplacista, los periodistas no supimos preguntar por dos pequeñas revoluciones que sucedieron de madrugada en Bruselas, esa fábrica de amaños. Nos perdimos los leones y a la trapecista.
Cuando Blanca Frías conoció a un hombre en una aplicación de citas en 2014 no se imaginaba que aquel encuentro acabaría en una relación marcada por la manipulación emocional. Él le dedicaba palabras bonitas y afecto, mientras se ganaba su confianza con un objetivo claro: conseguir su dinero y desaparecer. Ella tardó cuatro años en ponerle nombre a lo que le había pasado porque entonces nadie hablaba de “estafas del amor”. Consciente de la existencia de otras víctimas, en 2023 utilizó su experiencia para crear la Asociación Nacional Contra la Estafa con Manipulación Emocional (ANCEME). Desde ahí acompaña a 300 mujeres y hombres que lidian con el silencio por “la vergüenza” y el “juicio social” que rodea a este tipo de engaños.
Criminales organizados o solosLa Guardia Civil ha destapado el funcionamiento de organizaciones criminales por golpes como la operación Fake James, llevada a cabo este año. Las redes que actúan en España pueden hacerlo también en otros países de Europa o África. La estructura se reparte tareas: unos captan a las víctimas, otros devuelven el dinero estafado al circuito legal. No hay datos oficiales sobre el dinero que se mueve, aunque la operación mencionada es ilustrativa: 21 detenidos por la estafa de 1,5 millones a 70 personas. Individualmente, los agentes detuvieron en abril a una persona en León por un fraude de 350.000 euros.
En el hogar de Fernando Blasco (Madrid, 57 años) la Lotería de Navidad nunca fue un asunto de azar o dinero, sino más bien de tradición. En sus recuerdos de infancia afloran las imágenes de la televisión encendida, las voces animadas de los niños de San Ildefonso llenando el salón, el árbol en pie mientras el espíritu festivo entraba por la puerta. Décadas más tarde, este doctor en Ciencias Matemáticas apenas compra algún décimo. A veces lo hace para sus alumnos de la Universidad Politécnica de Madrid o para algún colega, más por compartir la tradición. Porque sabe que la matemática no se equivoca y por cada euro jugado treinta céntimos se pierden.
Lo que terminó por unir a Oona Chaplin (Madrid, 39 años) y a James Cameron fue algo muy distinto al brillo de los estrenos, las alfombras rojas o la maquinaria que rodea a una superproducción como Avatar. O quizá no tanto, si se tiene en cuenta el mensaje inequívocamente ecologista de la saga más taquillera de la historia del cine. “Hablamos como 40 minutos sobre la tierra”, recuerda la actriz española por videollamada. “Le conté que vivía en una cabaña en los árboles y que estaba iniciando un proyecto de permacultura con una amiga. Hablamos de alfalfa, del potasio del suelo, de cultivos orgánicos y biodinámicos… Él está muy metido en todo eso”. Unos meses después, el papel por el que se había dejado la vida durante el proceso de casting —la temible líder de la tribu que desafía al clan protagonista en Avatar: Fuego y ceniza— era suyo. Difícil incluso para uno de los cineastas más admirados del mundo no dejarse seducir por la combinación de talento, determinación y magnetismo de una actriz que, tras triunfar en Juego de tronos, eligió apartarse del ruido para dedicarse a su búsqueda personal —es madre de una niña de dos años— e intelectual. Ahora regresa con la serenidad de quien ha vivido otras vidas, y heredado otras tantas, dispuesta a encarnar a una villana que haga historia.
Una de las películas navideñas por antonomasia se estrenó en verano: en junio de 1984. Fue concebida como una película diminuta realizada por y con desconocidos de la que se esperaba poco o nada, pero acabó recaudando 150 millones y siendo superada en taquilla únicamente por Indiana Jones y el Templo Maldito y Cazafantasmas (qué buen año para ser adolescente). Era tan inclasificable que acabó modificando para siempre el sistema de clasificación por edades de Hollywood y aún hoy hay debate sobre ella.
A no ser que vivas en un lugar elevado, en latitudes frías aunque no mucho, con abundante agua potable y ricas tierras de cultivo, prepárate para mudarte (si tienes dinero para ello) a no ser que quieras instalarte en la incertidumbre relacionada con el clima. Si la buena suerte te ha llevado al lugar adecuado, espera una compañía —unos vecinos— en general dispersa. Tiene ello que ver con el calentamiento global.
El 18 de octubre de 2023, 11 días después de que comenzara la campaña israelí de aniquilación de Gaza, me permití sentir algo parecido a la esperanza. Estaba en Washington D. C. para asistir a lo que se anunciaba como “la mayor protesta judía de la historia en solidaridad con los palestinos”; desde la Explanada Nacional, veía miles de rostros reunidos bajo una pancarta en la que se leía: “Los judíos dicen: alto el fuego ya”.
Hablar de Juego de Tronos sería recurrir a un cliché manido o, peor aún, quedarse corto. El Banco Central Europeo se dispone a renovar cuatro de los seis puestos de su Comité Ejecutivo, incluida la presidencia y vicepresidencia, y la carrera se presume más competida que nunca. En una Europa fracturada por las tensiones políticas internas y un proyecto de integración que no acaba de culminar, el BCE se erige en algo más que el guardián del euro: se ha consolidado como uno de los grandes poderes comunes, con amplias responsabilidades con el paso de los años (crisis de deuda soberana y covid mediante) y una independencia blindada por tratado. España pelea por asegurar su presencia en el núcleo duro con la duda de dar la gran batalla, la de la presidencia, o amarrar alguno de los otros puestos en danza.
El año que termina comenzó marcado por la segunda victoria de Donald Trump, que tomó posesión en enero. El llamado Trump trade, la expectativa de una economía estadoundiense fuerte por las políticas del nuevo presidente, prometía un buen futuro para las acciones estadoundienses, que despuntaron tras las elecciones, aunque algunos analistas confiaban en que la Bolsa europea pudiera por fin batir en rentabilidad a un imparable Wall Street. Un denso manto de incertidumbre cubría todo el año, y la realidad no defraudó. En un primer momento los aranceles provocaron la salida de flujos de dinero hacia Europa. Tras la sacudida inicial, los posteriores acuerdos comerciales calmaron los ánimos y la Bolsa estadounidense logró revertir con creces la desconfianza sembrada por Trump con su declaración de guerra comercial: el S&P comenzó una remontada cercana al 40% desde los mínimos de abril. En el balance del año, la rentabilidad del Euro Stoxx 50, del 18%, supera por poco a la del S&P 500. Y el tecnológico Nasdaq, alimentado por la inteligencia artificial, ha superado la barrera del 20%, aunque algo por debajo del alza que se ha apuntado el Dax gracias al estímulo fiscal alemán. La balanza de las ganancias se termina por inclinar hacia Europa gracias a España, la gran sorpresa del continente, con un Ibex 35 que se ha revalorizado más del 48%.
Cuando en 1999, un tal Anthony Bourdain, Tony para los amigos, envía un artículo al New York Times radiografiando la “cultura pirata” de los restaurantes, vociferando los secretos más canallas de la hostelería en Manhattan, el autor no era más que un cocinero que dejaba sus horas y humor frente a los fogones de una brasserie en Nueva York llamada Les Halles. En aquel entonces, aquel cocinero, hijo de periodista y editora del mencionado periódico americano, había intentado “cambiar de vida”, dejar los fogones y convertirse en escritor. Publicó dos thrillers que pasaron sin pena ni gloria. Uno de ellos se ha editado recientemente en español: El curioso caso de Mary Mallon (Gatopardo Ediciones). Y cuando pensaba que jamás lo conseguiría, envió aquel artículo que, meses más tarde, saldría publicado en el New York Times. Al año siguiente, en el 2000, se editó su diario: sinceramente aberrante, públicamente incorrecto, y reventó, contra todo pronóstico, las ventas. Había nacido una voz nueva, una manera de narrar diferente y un libro incombustible: Kitchen Confidential, traducido al español como Confesiones de un chef (Salamandra).
La fotógrafa tiene todo dispuesto para retratar a Juanes (Medellín, 53 años) en el restaurante del madrileño Hotel Fénix, pero el cantante tarda unos minutos de más porque, según su equipo, tiene que cambiarse de camisa para diferenciarse del shooting anterior. Cuando por fin se presenta —“¡Es verdad, que en España son dos besos!”, interioriza recién aterrizado—, su nueva camisa no es negra, no. Es verde oscura, con un tigre surfeando en una manga y la vistosa cara de otro en la espalda, atravesada por una cremallera —de la marca japonesa BAPE—. Es una mezcla entre una prenda de camuflaje y algo destinado a llamar la atención. Y es un buen reflejo de quien la viste, porque aunque durante la entrevista Juan Esteban Aristizábal —su nombre de nacimiento— se coloca en una discreta esquina de la sala y habla con un sosegado tono bajo, su presencia no pasa desapercibida para algunos comensales que no se resisten a acercarse a saludar. “Hola, ¿cómo estás? ¿Cómo te va? ¿Todo bien?”, espeta Juanes a un hombre que se queda cortado ante la familiaridad con la que el músico le devuelve el apretón de manos.
Los campos de la lavanda en julio, los incontables colores de sus bosques en otoño, el sitio de Japón para los amantes de la nieve y el esquí. Hokkaido también es la cuna de la cultura ainu y el hogar de shima-enaga, un pequeño y esponjoso pájaro conocido como hada de las nieves protagonista de todo tipo de souvenirs. Dicen que esta isla es, además, el mejor sitio del país para comer pescado y marisco. Y el destino al que van muchos japoneses en vacaciones para disfrutar de sus pocos días de descanso y del ritual de darse un baño en aguas termales.
Conociendo a los ainusLos años sesenta y setenta fueron las décadas del bum turístico en Hokkaido, y en ese momento nacía el primer sitio de representación de la cultura ainu, un pueblo indígena de la región norte del archipiélago japonés, particularmente de esta isla. El objetivo era que los ainus dejaran así de mostrar a los turistas sus propias casas en Shiraoi. Pero los esfuerzos para poner en valor esta cultura y que no se pierdan sus artes —desconocidos para la mayoría de japoneses— se materializaron en julio de 2020, con la apertura del museo nacional Upopoy. “Fue un mal momento para abrir por la pandemia. Así que los dos primeros años del museo no cuentan, por las restricciones que había en el país”, explica Queralt Casado Pardo. Esta catalana lleva ocho años viviendo en la isla, y ahora investiga colecciones ainu en Cataluña y es la encargada de las relaciones internacionales y de montar exposiciones en el museo.
Dentro de la visión del mundo ainu, todas las cosas tienen un espíritu. Y las que tienen un impacto más grande en los humanos son los kamuy, que cuando vienen al mundo de los humanos toman formas distintas (animales, plantas, utensilios, fenómenos de la naturaleza…). Un oso es un kamuy, porque puede acabar con tu vida pero si lo cazas te da carne, pieles para el invierno, órganos para comerciar… Y un kamuy de hoy sería el teléfono móvil, ejemplifica Queralt.
En el museo se muestra cómo eran sus casas y danzas tradicionales, cómo tejen (trabajo de las mujeres) o tallan madera (trabajo de hombres), o sus instrumentos (probar que salga un solo sonido de un mukkuri, un tipo de arpa de boca de madera, puede llevar horas). Algo con lo que se identifica a los ainus son los patrones únicos en los bordados de sus prendas y maderas talladas (que identifican familias, zona geográfica o una persona). Los tejidos hechos con corteza de árbol de Nibutani y las bandejas de madera tallada son consideradas artes tradicionales de Japón. Mukar, de la etnia ainu, es el encargado del taller de artesanía, en el que actualmente trabajan 12 personas. Explica que le enseñó a tallar madera un vecino cuando tenía 19 años, y que se tarda hasta 10 años en aprender. Él ahora tiene 36, y piensa que aún puede mejorar.
En Upopoy, que de abril de 2024 a marzo de 2025 (año fiscal japonés) visitaron 316.398 personas, también hay un memorial. Construido en septiembre 2019, este espacio recoge restos humanos de ainus que fueron “recolectados” por universidades y museos por motivos de investigación antropológica. Un lugar de tránsito hasta que sean devueltos a sus familiares del que se ocupa el Gobierno. Hasta la fecha, han repatriado 1.651 cuerpos llegados de Alemania, Australia y Escocia.
“¿Qué se le regala a un rey?”. Eso mismo se preguntó Manuel Puig en febrero de 2024, cuando Felipe VI y la reina Letizia inauguraron la nueva Torre Puig en L’Hospitalet de Llobregat. El ejecutivo, miembro de la tercera generación y vicepresidente del gigante de belleza catalán que lleva su apellido, no lo tenía fácil. El grupo, fundado por su abuelo hace 111 años, posee 14 marcas y tres licencias de 10 países diferentes, desde las casas francesas Jean Paul Gaultier y Paco Rabanne hasta la venezolana Carolina Herrera, pasando por la griega Apivita y la sueca Byredo. Finalmente, se decantó por obsequiar a los Reyes una vela de Penhaligon’s, proveedora de la casa real británica desde los tiempos de Eduardo VII. La firma de perfumes inglesa, creada en 1870, es una de las joyas de la corona de Puig desde 2015.
En la infancia, determinadas celebraciones incluyen un tiempo previo marcado por gestos repetidos y actividades compartidas. Marcar los días en un calendario, escribir la carta a Papá Noel o los Reyes Magos y colocar el primer adorno son algunas de las prácticas que acompañan las navidades. Como recuerda Saint-Exupéry en El Principito, “es el tiempo que has perdido por tu rosa lo que hace que tu rosa sea tan importante”. En un contexto en el que muchas cosas suceden de forma inmediata, estos preparativos son parte esencial de la organización de las fechas navideñas.
Las interacciones entre la fauna y la flora no cesan en el invierno, pero hay que estar atento para descubrirlas. Aunque muchos vegetales ralentizan sus procesos, e incluso los detienen casi por completo, constituyen un recurso esencial para todo tipo de bichos. Al igual que las plantas, muchos animales también reducen su actividad, hasta el extremo de paralizarse, como ocurre con la diapausa de los insectos. Este proceso de letargo quizás se haya podido observar en las mariquitas, cuando en invierno se descubren decenas de estos coleópteros agolpados bajo una piedra o detrás de una jardinera, todos a la espera de que lleguen los días más cálidos.