“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
El debate ni se pudo celebrar. Pero, casi dos semanas después, aún se habla de ello. Y lo que queda. El martes 7 de octubre el Congreso rechazó la toma en consideración de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para retirarle la protección cultural nacional a la tauromaquia. Es decir, los diputados prefirieron tumbar el asunto sin discutirlo siquiera, con la abstención decisiva del principal partido de Gobierno, el PSOE. Y, de paso, hicieron oídos sordos a 664.777 voces ciudadanas, tantas como las firmas que avalaban la propuesta. En la sede de la democracia, la conversación sobre las corridas de toros fue vetada. Ni el Parlamento, sin embargo, puede impedir que continúe en la calle.
Las empresas eléctricas españolas están forzando alargar la vida de las centrales nucleares, alegando una rentabilidad insuficiente, lo que evidencia que piensan obtener de ellas ingresos adicionales. Y la verdad es que experiencia no les falta en conseguirlo. De hecho, si lo lograran, este sería su quinto rescate nuclear. Repasemos la crónica de los anteriores.
Hay algo impresionante en la carrera feliz de Rosalía por la Gran Vía de Madrid perseguida por cientos de personas. En cuestión de fama, después de eso no hay nada: puede igualarse, y sólo superarse, si cambiamos Madrid por Nueva York. ¿Cómo se baja alguien de ahí, de qué manera puede ayudarse en los demás para usar la escalera o el ascensor? Entre la primera persona que la reconoció y la primera carrera con sus fans detrás, Rosalía firmó varios discos que la han convertido en una de las artistas más influyentes del siglo XXI. La fama, en su caso, es una consecuencia lógica y atemporal: no comenta partidas de videojuegos. Tan interesante será ver envejecer a Rosalía como ver envejecer a la muchedumbre que corre junto a ella, su inmenso poder simbólico. Por eso, el viaje alucinado tiene que ver con el regreso épico a donde uno no suele regresar sin heridas: la vida casi normal, el peldaño entre la superestrella y la estrella. El vértigo —dentro de muchos años, cuando la fiebre acabe, que no la fama— de cruzar la calle más popular de Madrid y que te paren, educadamente, unas cuantas personas. No la caída ni el olvido sino la paz: el adiós a la locura. Durante años, la identidad de una artista de ese calibre está sostenida por una relación de reciprocidad con el mundo: el deseo del público, la visibilidad diaria, la sensación de que todo lo que haces importa, de que cada gesto tuyo genera consecuencias. Pregunto a la IA sobre la fama y me ofrece esta delicada observación: es un sistema nervioso externo. O sea: el mundo te devuelve un eco que confirma tu existencia. Los más listos consiguen desplazar el deseo de ser vistos hacia el deseo de comprender, o de acompañar, a otros. Los menos listos quedan suspendidos en una especie de eco perpetuo, buscando la intensidad perdida en cada proyecto nuevo, cada relación, cada señal fastuosa de relevancia.
Isabel Pérez Moñino (Madrid, 1987), la portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, fue este verano el rostro y la voz con los que la extrema derecha intentó prender la mecha de una ola antiinmigración que recorriera toda España al calor de la agresión a un hombre en Torre Pacheco (Murcia) por un joven de origen magrebí y la violación de una niña en el distrito capitalino de Hortaleza por un residente en el centro de acogida de menores del barrio. Personifica el discurso más duro de Vox. Los ultras buscan con su candidatura intentar acabar en las elecciones autonómicas de 2027 la mayoría absoluta de la que goza Isabel Díaz Ayuso. “El PP tiene miedo”, asegura en referencia a la reacción de los conservadores al ascenso de Vox a caballo de un discurso que pone en la diana a los extranjeros, y que se emplea con especial dureza contra los más vulnerables: los niños migrantes que llegan a Madrid solos. Tras la entrevista recuerda orgullosa que en primavera se plantó en la Asamblea con una camiseta por la que Más Madrid la acusó de portar un mensaje “nazi”. Esto se leía en ella: “Menas [acrónimo de menores extranjeros no acompañados] ¡a su país!”.
La Fiscalía ha abierto una investigación para aclarar si uno de los campos de golf de la elitista zona de La Moraleja (Alcobendas), el barrio con la mayor renta de España, está regando ilegalmente el complejo, que además de nueve hoyos cuenta con pistas de pádel y otras instalaciones deportivas y de ocio. Se trata del campo Golf Park y lo que intenta averiguar en concreto el ministerio público es si se están empleando “captaciones ilegales de agua”, además de incurriendo en “excesos en los sondeos concedidos por la Confederación Hidrográfica del Tajo”, según el escrito firmado por el fiscal Javier Sarría Pueyo, quien decidió abrir estas diligencias de investigación en verano.
Napoleón Bonaparte medía 1,68 que, para su época, no estaba mal. Sin embargo, su gran mito, Alejandro Magno, apenas llegaba a 1,60. Pero si pregunta a su alrededor quién era el más bajo de los dos, la mayoría de sus conocidos afirmará que el emperador francés. Tanto es así que se habla del complejo napoleónico o síndrome del hombre bajo, un término utilizado en psicología para describir el complejo de inferioridad que sufren algunas personas de baja estatura.
“Soy supersociable y necesito estar con mis amigos. En el caso de mi pareja, es todo lo contrario, cada encuentro social supone para él estar tres días con las pilas descargadas”. Así comienza Estela Cebrián, cronista social y periodista de tendencias, a explicar cómo afecta a su relación el hecho de que su marido sea “un introvertido de libro”, mientras que ella disfruta de la fiesta entre amigos. “Lo que es necesario para mí, para él es casi un sacrificio, y evidentemente si quieres a alguien, no quieres forzarlo a estar en situaciones incómodas. Con el tiempo hemos llegado a un pacto silencioso de no obligarnos a nada. Ni yo me quedo en casa si lo que me apetece es salir con mis amigos, ni él viene conmigo cuando yo quiero salir”, asegura, antes de confesar que, en realidad, son las relaciones amistosas las que generalmente se ven más afectadas a causa de ese ejercicio consciente de equilibrar estilos de vida diferentes. Cebrián es una de las muchas personas que tienen relaciones party-gap, que son aquellas en las que una parte disfruta saliendo, mientras que la otra prefiere el clásico “sofá y manta”. En TikTok, la red social que siempre refleja las tendencias relacionales, se habla cuando se aborda esta temática del “swag gap”, una señal de que estas diferencias en pareja son más habituales de lo que pudiera parecer.
Durante décadas, la relación entre Estados Unidos y Colombia ha sido un paradigma de alianza estratégica en América Latina: un socio fiable para Washington en la región, un respaldo clave para Bogotá en su batalla contra el narcotráfico, la insurgencia y la inestabilidad. Hoy, esa relación entra en una zona de turbulencias que hace apenas unos años era impensable. Hasta hace poco, se daba por descontado que Washington y Bogotá caminarían juntos en asuntos de seguridad, comercio y diplomacia. La narrativa ha cambiado abruptamente: la escalada verbal entre Donald Trump y Gustavo Petro, dos mandatarios antagónicos en lo ideológico, nada convencionales y con un uso machacón de las redes sociales, ha hecho saltar por los aires las relaciones institucionales entre ambos países.
Un simple fallo y medio mundo deja de funcionar. La vida moderna pende de un hilo que cuelga de los servidores de tres empresas tecnológicas. Amazon, Microsoft y Google controlan la nube, una de las infraestructuras más críticas del planeta. Cuando una de ellas sufre un incidente, los efectos son inmediatos: bancos, sistemas de pago, aerolíneas, plataformas de comercio electrónico y de criptomonedas, teletrabajo, redes sociales, y hasta parkings afectados. Las consecuencias saltan rápidamente del mundo digital al mundo físico.
Te cambia la vida, claro que te la cambia. Porque además de todo lo que ya eres, de todo lo que anhelas ser, puede que haya un momento en que te conviertas en madre o en padre, y tu vida seguirá siendo tu vida, pero ya de otra manera. Quizá te acuerdes de tus padres y pienses cómo entiendes ahora algunas de sus cosas, y hasta puede que te salgan sin querer aquellas frases suyas que tanto odiabas y que juraste que no dirías jamás. Y ahí estás tú, diciéndolas a gritos; porque a menudo se hace lo que se puede y hacer eso ya es mucho.
En el futuro (si tenemos esa suerte), cuando los historiadores busquen una definición de cuál es la ideología y la estética de la ultraderecha de nuestros tiempos, no tendrán que ir más lejos que el vídeo que publicó Donald Trump en sus redes sociales el sábado por la tarde.
El mes pasado, el Gobierno anunció un plan de inversiones por valor de 12.900 millones de euros entre 2027 y 2031 en los aeropuertos de la red pública. El transporte aéreo está lejos de ser la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero (el transporte por carretera y la construcción siguen siendo los principales contaminantes) pero también es uno de los más difíciles de descarbonizar. La pregunta es cómo esa inversión en el sector aeroportuario se compatibiliza con unos ambiciosos planes de descarbonización.
El robo perpetrado este domingo en el museo del Louvre, donde los ladrones se llevaron ocho piezas de la Corona francesa de valor incalculable, “es el golpe de la década”. Así lo cree el investigador neerlandés Arthur Brand, uno de los mayores especialistas del mundo en robos de cuadros, conocido como “el detective del arte“, que se dedica a recuperar obras diversas sustraídas por el mundo. ”Ha sido obra de profesionales que habían visitado las instalaciones varias veces para calibrar el tiempo necesario para actuar sin ser interceptados por la policía”, afirma el experto en conversación telefónica con EL PAÍS.
La idea surgió a la vuelta de una quedada de un grupo de adolescentes para dar de comer a una colonia de gatos en el barrio de Abetxuko, en Vitoria. “Yo comenté que necesitaba unos binders”, explica Dani, de 18 años (un nombre ficticio, como el de resto de jóvenes de esta información que han pedido preservar su identidad). Dani está en un proceso de transición de género y no tenía el dinero suficiente para hacerse con unos binders, un tipo de prenda compresora diseñada para aplanar el pecho. “Disimula el pecho y te ves mejor, te encuentras más seguro y te ayuda a mejorar psicológicamente”. A ese gasto había que sumar, además, el coste de los desplazamientos al hospital de Cruces, en Barakaldo (Bizkaia), para acudir a la unidad de identidad de género del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Era un desembolso al que le resultaba difícil hacer frente. Su amiga Minerva, de 14 años, propuso hacer camisetas y venderlas. La idea fue tomando forma en la pandilla y, con la ayuda de la red de educación de calle del Departamento de Políticas Sociales del Ayuntamiento de Vitoria, nació el germen de una caja de resistencia LGTBIQ+ que ya está en marcha y ha ampliado sus objetivos.
A Itàlia hi ha moltes ciutats més boniques que Trieste, però poques de tan singulars. Durant segles, la seva condició de port franc de l’imperi Habsburg, principal sortida al mar d’aquell conglomerat ja desaparegut de pobles, la va convertir en un lloc cosmopolita amb italians, germànics, jueus, anglesos, francesos, armenis, eslovens i croats, relligats pel dinamisme del comerç i la cultura italiana. Tot i que, des del 1919, la ciutat pertany a Itàlia, aquesta barreja que la va caracteritzar ha produït una literatura específica, de la qual el representant més conegut a l’estranger és Italo Svevo. I, tanmateix, si hi ha un llibre essencialment triestí aquest és El meu carst, de Scipio Slataper (1888-1915). Parteix d’una afirmació que Slataper va consignar en una carta a un amic: “Ja m’he cansat d’escriure sobre temes triestins; ara escriuré triestinament”.
El meu carst Scipio Slataper Editorial Minúscula 128 pàgines. 16 eurosTensiones comerciales, sobresaltos en la banca regional estadounidense, desequilibrios fiscales y rumores de burbuja sobrevuelan las Bolsas. Pese a la elevada incertidumbre y a unas valoraciones que dejan poco margen para el error, los inversores aprovechan cada corrección para tomar posiciones a precios más atractivos y mantener la dinámica alcista. El impulso proviene también de las expectativas de recortes de tipos en EE UU y de una temporada de resultados que supera pronósticos, permitiendo a la renta variable seguir escalando posiciones.
La temporada de resultados de la banca española arranca con la atención del mercado puesta en el BBVA. Tras el fracaso de su opa sobre el Sabadell, los analistas anticipan que la entidad dirigida por Carlos Torres anunciará una recompra de acciones masiva por entre 3.000 y 3.500 millones de euros con el capital que había reservado para acometer la compra de la entidad catalana. Se trata de una forma de compensar la paciencia de los inversores que durante 17 meses han aguardado el desenlace de una operación que ha centrado buena parte de los esfuerzos del banco. La propia entidad comunicó inmediatamente después de conocer el resultado de la opa que repartiría 36.000 millones hasta 2028 entre sus accionistas.
Chimamanda Ngozi Adichie (Enugu, Nigeria, 48 años) llega al hotel del centro de Madrid a la una de la tarde y se sienta sonriendo a una mesa en la cafetería. Esta mujer simpatiquísima es una auténtica celebridad en su país. Y una de las novelistas más reconocidas en África y EE UU, su segunda patria. En Medio sol amarillo (2005, Random House) narró una parte de la historia de Nigeria, la guerra de Biafra, con una maestría deslumbrante, y en Americanah (2013, Random House) contó las aventuras-desventuras de una mujer joven africana en EE UU y las aventuras-desventuras de la misma joven africana de vuelta a África tras su paso por EEUU. De este libro es su famosa frase: “En Estados Unidos me di cuenta de que era negra”.