“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
La decana de Filosofía y Letras (FyL) de la Universidad de Valladolid, Dunia Etura, se ha dirigido en una carta a su alumnado, “preocupada pero sin miedo”, para explicarles por qué hubo policía el martes 16 por la tarde en la facultad. Agentes uniformados y de paisano se desplegaron tras las amenazas recibidas por Etura al consentir “un acto en el que reflexionar y debatir sobre por qué no debemos normalizar el fascismo en la universidad”. Los policías identificaron a más de una docena de personas que “pretendían acceder con la clara intención de impedirlo”. La decana ha reivindicado a la entidad como garante de “la libertad de expresión, de reunión y de pensamiento” porque “esto va de democracia o de totalitarismo” y ha insistido en el “deber” de proteger la independencia más allá de religiones o ideologías: “Aunque pueda parecer que no nos va mucho en ello, en realidad nos va todo. Os pido que defendáis conmigo nuestra autonomía y nuestra libertad”.
Es un maestro deslizando el cuchillo sobre una maza de jamón. Ernesto Soriano (Madrid, 52 años) se inició como cortador en una charcutería del barrio de Moratalaz, donde empezó a familiarizarse con el oficio. Con el tiempo se fue formando en distintas tiendas y en eventos hasta recalar en el ya desaparecido restaurante Álbora. De allí dio el salto a la firma salmantina de ibéricos Joselito, donde desde hace 11 años es responsable del equipo de cortadores.
Viernes noche, una de la mañana en el club. El beat, los estrobos, la gente… Este es el momento en el que empieza la fiesta, el descontrol, o así debería ser, porque el camino para llegar hasta allí ha sido de todo menos espontáneo. Primero, las entradas: de 15 a 30 euros de media, hay que comprarlas varios días antes para que no se agoten ni se encarezcan. Después, crear un grupo de WhatsApp con los comprometidos y ponerse de acuerdo para la previa, normalmente una casa o un bar. Por último, luchar contra la espera, el sueño y el frío antes de entrar. Al fin en la pista de baile toca moverse y esperar que pinchen algo que anime la fiesta. Una copa, otra, pero no llega. Es inevitable preguntarse:
El desalojo del antiguo instituto B9 de Badalona en el que malvivían cerca de 400 inmigrantes desde 2023 ha vuelto a poner sobre la mesa la extrema vulnerabilidad en la que se encuentran miles de personas sin vivienda en España. La expulsión se hizo a petición del Ayuntamiento de Badalona, en manos de Xavier García Albiol (PP), que desde el primer momento ha alardeado no solo de querer echar a las personas que vivían de forma tan precaria en su municipio sino también de no ofrecerles ninguna alternativa habitacional. El que fuera el mayor asentamiento de inmigrantes de Cataluña y uno de los mayores de España albergaba todo tipo de realidades sociales: desde personas sin papeles hasta trabajadores perfectamente regularizados que ni con un trabajo pueden permitirse pagar una vivienda digna. Pese a esta disparidad de situaciones, el Ayuntamiento badalonés siempre ha tratado esta situación como un simple problema de orden público sin atender al hecho que la inmensa mayoría de quienes habitaban en el antiguo instituto no son delincuentes.
La historia se repite, y no aprendemos. Dos décadas de colonización digital no han servido de alerta para proteger nuestro ecosistema informativo y nuestra democracia ante el asedio de la IA y las grandes tecnológicas. Hemos fallado en prevenir la nueva ola de canibalización de datos y contenido, y nos enfrentamos a las consecuencias: un oligopolio cognitivo que nos está costando la convivencia y el entendimiento. Primero fue Google, luego Meta y ahora los gigantes de la IA generativa con sus sistemas de extracción de todo el contenido sobre la faz de internet y, si les dejamos, de la Tierra. Expolian el material, se lo apropian y dejan fuera de juego a sus autores, convirtiéndose en los grandes guardianes de un conocimiento que no han creado. Y, para colmo, a menudo lo regurgitan de manera incorrecta.
Son difíciles de explicar las huelgas actuales de médicos en el Sistema Nacional de Salud. Afectan al servicio público más sensible, pues inevitablemente perjudican a los pacientes, cuando deberían ser el último recurso. En nuestra democracia hay otros muchos medios de presionar y expresar las reivindicaciones de mejora de las condiciones laborales, las protestas y el malestar, como son las manifestaciones, las concentraciones, las declaraciones públicas, las actuaciones a través de los partidos y las instituciones sindicales y políticas de todo tipo.
Dicen los señores de Vox que los inmigrantes tienen que integrarse en “nuestra cultura” y por eso los mandan a los polígonos, para que aprendan cómo es esa España excluyente que defienden. Promueven una segregación que de mandar convertirían en ley (ya lo están haciendo donde gobiernan); se miran en el espejo de un pasado que separaba a los ciudadanos en función de la sangre y no de la pertenencia cívica practicada con la presencia constante en el territorio y los vínculos que de ella nacen; son machistas declarados que niegan la violencia contra las mujeres perpetrada por los nacionales y vulneran incluso un pilar tan fundamental de nuestro Estado de derecho como es la protección de los menores. Mientras se fotografían y graban en estampas añejas para transmitir una idea de hombría basada en rancios ideales de honor y bravura, en la realidad son tan cobardes que acosan a niños en los colegios, a adolescentes sin familia, a cualquier mujer que ose disentir de sus postulados y solo aceptan y promueven a las que acatan, sumisas, sus órdenes. Todo esto es la cultura de la ultraderecha nuestra, más la nostalgia y recuperación de un pasado antidemocrático y anticonstitucional. ¿Cómo se atreven a hablar en nombre de “nuestra cultura” cuando la suya está en las antípodas de lo que somos los españoles? Patrimonializan lo común y se creen que todos venimos de la amnesia y queremos volver a los tiempos de Covadonga y el Cid, la Reconquista y la Inquisición.
Muchos venezolanos miran con buenos ojos el despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe y se sienten reconfortados con la idea de que Donald Trump pueda empujar y facilitar la caída del régimen de Nicolás Maduro. Pero los movimientos de Washington en la zona son, en realidad, profundamente inquietantes y peligrosos ya que revelan un giro radical en sus políticas hacia el resto del continente. Trump ha desempolvado la doctrina Monroe, así que quiere una América para los americanos, y no tiene empacho en avisar de que intervendrá allí donde haga falta para asegurar sus intereses. Vuelta al siglo XX, al peor rostro de Estados Unidos durante aquella centuria, el que lucía cuando se sentía autorizado para meter las zarpas en su patio trasero si descubría algo que no le gustaba, organizando golpes militares y enredando con los manejos de la CIA para liquidar a sus enemigos. El actual inquilino de la Casa Blanca ya ha mostrado desde su regreso al poder su simpatía por las fuerzas de ultraderecha y les está echando un cable cuando lo necesitan, ahí está su apoyo con millones de dólares a Javier Milei, el de la motosierra.
Según la doctrina, cuando el sacerdote consagra la hostia y el vino, aquella se convierte literalmente en el cuerpo de Cristo y este en su sangre. No metafóricamente, no simbólicamente, no: de forma literal. Una operación ontológica de primer orden, un cambio radical de sustancia. Pero entras en una iglesia y lo que ves es un hombre en casulla con gesto cansado, unos monaguillos distraídos y un puñado de fieles pensando en la lista compra. Uno esperaría, ante tal milagro, que el altar fuera declarado zona de peligro sísmico. Si lo que la doctrina afirma es cierto, ahí ocurre un terremoto en la materia. ¿Cómo es posible que no haya ambulancias en la puerta ni cardiólogos de guardia para atender a los celebrantes y al público? ¿Acaso no deberían caer fulminados ante la trascendencia de una maravilla semejante?
Ya hay solución para el desafío matemático con ocasión del Sorteo de la Lotería de Navidad que, un año más, ha propuesto Adolfo Quirós Gracián, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y director de La Gaceta de la Real Sociedad Matemática Española, que ahora nos ofrece su solución.
Es fácil encontrar agentes de los grandes modelos de lenguaje más populares que ofrecen predicciones del próximo número premiado con el Gordo en la Lotería de Navidad, que se basan en un análisis de los datos históricos del sorteo. Y es natural que la promesa de adivinar el premio resulte creíble para algunas personas: vemos cómo ciertas capacidades de la inteligencia artificial van mejorando y desconocemos cuáles son sus límites; además, en otros ámbitos, el análisis de datos permite extraer tendencias o patrones útiles para anticipar fenómenos. Sin embargo, se trata de un nuevo bulo de los muchos que se difunden sobre la lotería, sustentado en una falta de comprensión, o una intuición errónea, sobre cómo funciona el azar.
No hay mantas, ni almohadas ni sábanas suficientes en los hospitales públicos de Madrid. También faltan toallas, pijamas y uniformes. Los profesionales reciben lencería sucia, rota, mojada o mezclada con la de otros centros, y alguna se pierde por el camino. Todo ello, lo denuncian sanitarios, pacientes y los sindicatos Comisiones Obreras y MATS, que ponen el foco en el servicio de lavandería, externalizado desde 2013, cuando la expresidenta de la comunidad Esperanza Aguirre apostó por un modelo de concesiones que dejó en manos de empresas los recursos no sanitarios. Entre ellos, la lencería, que pasó de ser pública a integrarse en contratos con compañías. Aseguran arrastrar este problema desde hace tiempo, pero se intensifica en épocas de mayor presión asistencial como la actual ante el repunte de la gripe.
Hace unos días, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó, por primera vez, una guía global sobre el uso de los medicamentos análogos al receptor GLP-1 para tratar la obesidad en adultos. La guía está dirigida a personas mayores de 19 años con un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 30. De momento, los niños y adolescentes no entran en esta recomendación. En ella se contemplan los medicamentos semaglutida, tirzepatida y liraglutida como agentes potenciales para tratar la obesidad.
Los centros de atención primaria (CAP) de Cataluña se han llenado en los últimos días de carteles y folletos en los que se alerta de que hay un volumen demasiado alto de bajas laborales en los puestos de trabajo, y se pide hacer un “buen uso” de las mismas. Estos mensajes, que provienen de una campaña interna impulsada por el departamento de Salud de la Generalitat pero que ha terminado expuesta en forma de carteles en las salas de espera y de consulta a la vista de los pacientes, han desatado la polémica con los sindicatos, a la par que han cosechado el apoyo de las patronales. Los sindicatos CC OO y UGT piden la retirada inmediata de la campaña, que consideran “insultante”, especialmente en un momento de aumento de contagios por la gripe. “Las personas trabajadoras no se ponen enfermas porque quieren”, señala CC OO en un comunicado, en el que añade que la campaña “es errónea y culpabilizadora”. Las patronales, en cambio, que llevan todo el año presionando a las administraciones para atajar el aumento del absentismo laboral, aplauden el mensaje. “Lo celebramos enormemente. Tenemos que hacer un buen uso de los medios que tenemos, que no son infinitos”, ha dicho el presidente de Pimec, Antonio Cañete, durante un desayuno informativo.
Muchos necesitarán escapar de las compras este fin de semana previo a la Navidad. Las opciones que propone EL PAÍS están en la plaza Catalunya, que se convierte en un oasis de cultura para todas las edades y, muy cerca, el edificio histórico de la Universidad de Barcelona se transforma en un divertido escape room familiar. En el aparcamiento exterior de la Maquinista ya se ha instalado el espectáculo de teatro inmersivo que recrea los famosos libros de Gerónimo Stilton. Y los que busquen una escapada nocturna con los amigos, el mejor sitio vuelve a ser la Sala Apolo, con los tradicionales conciertos Bola de Neu y la visita de un DJ que nunca falla: el barcelonés John Talabot.
El deseo de Navidad de Nisrín Antone es volver a celebrar Nochebuena con su marido y sus tres hijas, en torno a una mesa y en una casa de verdad. Desde octubre de 2023, esta cristiana palestina de 45 años vive confinada con su familia en un pequeño despacho de la parroquia de la Sagrada Familia, en el corazón de Ciudad de Gaza. Junto a ellos hay unas 400 personas más, todas con historias y anhelos muy parecidos, además de tres sacerdotes, cinco religiosas y medio centenar de personas con discapacidad a las que cuidan. “Mi deseo implica otro mucho mayor: la paz para Gaza. Se lo pido a Dios cada día. Porque solo entonces podremos recuperar nuestras vidas”, explica por teléfono a este periódico.
No news is good news. La ausencia de novedades en la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, que este jueves dejó sin cambios los tipos de interés en el 2%, es una buena noticia. No solo porque el BCE se siente cómodo con los niveles de inflación actuales en la zona euro, en el 2,1% en noviembre, sino porque el banco central ha mejorado además sus previsiones de crecimiento respecto a septiembre, lo que dibuja para 2026 un horizonte sin cambios en el precio del dinero, tal y como anticipan los inversores. Christine Lagarde, presidenta del BCE, reveló que la decisión de mantener los tipos en el 2% se tomó por unanimidad y sin debatir siquiera la posibilidad de un alza o una rebaja. Las incertidumbres persisten pero son ahora mucho más llevaderas para el BCE.
Tras el rosario de muertes espeluznantes de The Monkey, estrenada hace apenas 10 meses, el nuevo enfant terrible del cine de terror, Osgood Oz Perkins, regresa con sus ambientes locos y malsanos en Keeper, una película en la que un bosque, una casa y una tarta propician algo parecido a un mal viaje de setas alucinógenas que a Perkins le sirve para hablar del amor tóxico con la forma de un oscuro cuento de hadas.
KeeperDirección: Osgood Perkins.
Intérpretes: Tatiana Maslany, Rossif Sutherland, Kett Turton, Erin Boyes.
Género: terror. Estados Unidos, 2025.
Duración: 99 minutos.
Estreno: 19 de diciembre.
Observando las primeras imágenes de la interesante, muy cuidada y fiel adaptación que ha hecho el a veces inquietante pero siempre retorcido François Ozon de la novela de Albert Camus El extranjero, recuerdo con pasmo que no he releído a escritor tan querido por mí desde que lo descubrí a los 20 años. Imagino que a estas alturas de la vida le entendería aún mejor. Tampoco he vuelto a leer al volcánico, subversivo y excitante Henry Miller, otro amor de mi juventud. No creo que me decepcionaran. Será una forma de proteger los recuerdos hermosos. Sí he retornado más de una vez a algún amado escritor de mi adolescencia, como Robert Louis Stevenson y el placer continúa intacto.
El extranjeroDirección: François Ozon.
Intérpretes: Benjamin Voisin, Rebecca Marder, Pierre Lotin, Denis Lavant, Swann Arlaud.
Género: drama. Francia, 2025.
Duración: 122 minutos.
Estreno: 19 de diciembre.
Por más suspicacias que puedan generar las incursiones en el cine europeo de estrellas de Hollywood, a veces, el trasvase funciona. Vida privada, la última película de Jodie Foster, es una de esas veces.
Vida privadaDirección: Rebecca Zlotowski.
Intérpretes: Jodie Foster, Daniel Auteuil, Mathieu Amalric, Virginie Efira, Vincent Lacoste.
Género: thriller. Francia, 2025.
Duración: 105 minutos.
Estreno: 19 de diciembre.