“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
El Libro de Estilo de EL PAÍS define la crítica como “el género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia”. Esta limitación ha derivado en que la mayoría de las críticas de libros que se publican las firmen colaboradores especialistas. En el suplemento literario Babelia, que cuenta con cinco periodistas de plantilla y la participación de redactores de otras secciones, escriben también con regularidad (cada dos semanas o al menos una vez al trimestre) unos 50 críticos externos, según su responsable, Jordi Amat.
Juan Alejandro Ortiz murió en Letur (Albacete) cuando la riada se llevó la furgoneta del Ayuntamiento en la que estaba trabajando junto a un compañero que también falleció. Se tardó unos días en identificarlos. Su prima Virginia Ortiz fue una de los tres familiares de las víctimas que intervino en el funeral de estado que se celebró en el Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia.
Este jueves vivimos en Pamplona escenas de violencia que recuerdan a una época que parecía superada. La autoanunciada presencia de Vito Quiles en la Universidad de Navarra derivó en enfrentamientos con la policía, destrozos en las calles y al menos un periodista herido por decenas de radicales de la izquierda abertzale. Todo después de que la universidad suprimiera toda su actividad de la tarde y el agitador de ultraderecha cancelara su acto en el campus. Pero su presencia y su posterior espantada era lo de menos: una mera excusa para que cientos de personas uniformadas, coordinadas y con la cara tapada tomaran las calles, quemaran contenedores y sembraran el terror. Los radicales aprovecharon la ocasión para revivir épocas de violencia que parecían enterradas ya. Una violencia que va en aumento en los últimos meses, con la que parece que cada vez más jóvenes vuelven a estar de acuerdo y que es contrario a todo lo que representan las instituciones universitarias. Una violencia que, además, parece legitimar el discurso de los más radicales y que resucita fantasmas del pasado que parecían enterrados desde hace años. Una violencia que retrotrae a Navarra a los años de la kale borroka.
José Antonio Camuñas, alcalde de Casasbuenas, un pequeño pueblo toledano de 200 habitantes, no tiene nada en contra de la planta de biometano que corona un cerro cercano. “Entiendo su beneficio ambiental, pero no los olores nauseabundos que nos llegan”, aclara. Como prueba, muestra las 180 denuncias vecinales que se acumulan en el Ayuntamiento y el escrito que mandó a la Fiscalía de Toledo en septiembre. “Que lo arreglen o que se la lleven más lejos”, plantea.
“Las cosas van así a veces. Empiezas con una lesión, después dos más... Hay que aceptarlo. Es noviembre y queda mucho para el final de la temporada”, restó importancia Hansi Flick en la previa al partido ante el Elche de este domingo (18.30, Dazn). La enfermería del Barça ha estado al límite esta semana, con hasta ocho futbolistas de baja. Algunos ya recuperados, como confirmó el técnico alemán con Lewandowski y Dani Olmo, aunque con cautela; otros encaran la recta final, como Joan García; y algunos con su propio periplo, como Lamine Yamal, con “molestias y dolor algunos días”, aunque “evolucionando bien”, según el propio Flick. El último en sumarse a la lista fue Pedri, una baja especialmente sensible que pilló por sorpresa al entrenador y su cuerpo técnico. Flick ya le echa de menos. Pero más allá de las ausencias recientes, el equipo se resiente desde hace semanas por la falta de un jugador clave la temporada pasada, tanto en la presión, como en el ataque, y su impacto en defensa: Raphinha.
En apariencia, el presente otoño ha regalado dos de las páginas más brillantes de la historia del esquí alpinismo en las laderas del Everest. Pero muchos especialistas cuestionan los hechos y opinan que se trata solo de un espejismo: en realidad se ha dado una involución. El pasado 23 de septiembre, Red Bull, patrocinador principal del esquiador polaco Andrzej Bargiel, anunció a bombo y platillo que este había efectuado el primer descenso integral del Everest sin ayuda de oxígeno artificial. En los titulares no se mencionaba que el esquiador alcanzó la cumbre a rueda de un pelotón de sherpas fijando cuerda y abriendo huella. Dicho dato fue reflejado en el comunicado oficial, pero relegado al fondo de la noticia, como un detalle sin importancia. Muy poco después, el 15 de octubre, National Geographic anunciaba: El descenso sobre esquís más importante de la historia, refiriéndose al completado por el estadounidense Jim Morrison en la cara norte del Everest. Recorrió el ‘supercorredor’ que une el Horbein con el de los japoneses, una línea de 2.800 metros de desnivel. Ningún comunicado de National Geographic, ningún post en las redes sociales de Morrison, aludía al uso, tanto en el ascenso como en el descenso, de oxígeno embotellado.
Hace 20 años, más de la mitad de la población mundial vivía en democracias más o menos perfectas, dentro de las limitaciones de ese tipo de sistemas. Ese número sigue desde entonces una tendencia descendiente, hasta el punto de que en 2024 solo el 28% de los ciudadanos convive en democracias y para el 38% de ellos las condiciones empeoraron el año pasado. La ciudadanía se muestra insatisfecha con el rendimiento de la democracia en cualquier país donde se pregunta, y los indicadores de democratización elaborados por instituciones especializadas muestran un retroceso lento pero continuado a escala planetaria.
Carme Chaparro (Salamanca, 52 años) lleva nueve meses alejada de la televisión y no sabe cuándo va a volver. La enfermedad que padece, a la que, por el momento, no quiere ponerle nombre, le impide trabajar. Sin embargo, lo primero que hace cada mañana es ver las audiencias televisivas del día anterior. Muchas noches sueña con que regresa a la redacción de informativos de Telecinco. En realidad, tiene una pesadilla recurrente. “Sueño mucho con la tele, pero, al final, nunca consigo llegar al plató, no consigo hacer mi trabajo. Hay algo que siempre se tuerce. Anoche, por ejemplo, tenía las manos llenas de aceite y no podía escribir en el teclado”, explica.
La influencia del ofrecimiento de Donald Trump de conceder un inédito paquete de ayuda financiera a Argentina, mejor dicho a su actual presidente, Javier Milei, que se sometía a unas elecciones parlamentarias parciales, quizás no ha sido tan decisiva en la inesperada victoria de Milei como algunos expertos aseguran, pero sí plantea una pregunta: ¿hasta qué punto la Administración de Trump quiere recuperar un liderazgo estadounidense desproporcionado en América Latina, como ejerció en épocas pasadas?
“Dicen que con el tiempo el dolor se olvida. No comparto esa opinión. Me acuerdo del dolor. Lo que en realidad se olvida es el amor”, escribió Nora Ephron en su libro de memorias No me acuerdo de nada (Libros del Asteroide, 2022). Lily Allen no solo quiere que su dolor sea recordado, también lo quiere diseccionado, coreado y convertido en un espectáculo pop. Porque en su disco West End Girl hace una descarnada radiografía a su matrimonio. Tras siete años sin sacar disco –hasta hace poco, se enorgullecía de ganar más dinero vendiendo fotos de sus pies en OnlyFans que con la música– su divorcio del actor David Harbour ha sido el que la empujado a la cantante a escribir en 16 días 14 canciones en las que habla de infidelidades, juguetes sexuales y vasectomías.
El ser humano es ese animal fascinante capaz de asumir las consecuencias sísmicas de la paternidad sobre una rutina más o menos hecha. Y una vez ejecuta la procreación y de manera nada imprevisible ve su vida puesta del revés, tiene la indecencia de quejarse y de decirle a todo aquel que quiera escucharle, esté o no predispuesto al ítem conversacional bebés, que tener hijos “te cambia mucho la vida.” Ese ser humano soy yo, escribiendo estas líneas bajo el gorjeo musical de un lactante de tres meses.
Londres, 2050. Sobre la mesa de un apartamento, la portada apocalíptica de The New Journal: “La cosecha mundial ha fracasado. ¿Qué comeremos?”. La cocina es un verdadero laboratorio de fabricación de alimentos. Gusanos criándose en harina. Setas y coles brotando bajo lámparas. Desde la ventana se divisan turbinas eólicas y viviendas ocupadas por refugiados climáticos con invernaderos en los tejados.
Hace unos meses, el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales obligó a un órgano de contratación a reevaluar una oferta firmada con un “garabato”. El tribunal planteó sus dudas sobre el “grafismo ilegible” de la firma, estampada en un contrato de más de 120.000 euros. Este es solo un ejemplo de los riesgos de la gestión documental que inundan los archivos de la Administración y que mueven ingentes cantidades de dinero. La labor de los peritos, crucial para desenmascarar a los tramposos, tiene ante sí el reto de cazar los fakes casi perfectos de la inteligencia artificial (IA).
La honradez del peritoEl abogado Mateo Juan recuerda un conflicto en el que un potencial cliente negaba haber firmado un documento de reconocimiento de deuda. El éxito del caso dependía de la autenticidad de la rúbrica. Sin embargo, el letrado contrató un perito que confirmó sus sospechas: “El dictamen determinó que las declaraciones manuscritas del documento y la firma habían sido realmente emitidas por mi cliente, en contra de lo que él perjuraba”. Finalmente, el susodicho confesó haber firmado el documento con un garabato para defender a posteriori que esa no era su firma. El perito hizo un trabajo impecable y evitó un mal mayor.
La llegenda fa així: Guillem de Cabestany, trobador del Rosselló, s’enamora de Saurimonda de Navata, a qui festeja i escriu cançons d’amor. El marit de Saurimonda, gelós, mata l’enamorat, li arrenca el cor, el rosteix, el salpebra i l’ofereix per dinar a la dona. Després de menjar-se’l, ella salta per la finestra. Tant el rei com el poble simpatitzen amb els amants morts. Els enterren davant l’església de Perpinyà. Al marit li cremen el castell i el tanquen a la presó, on mor repudiat per tothom.
La fi de l’amorEva Illouz Traducció de Lourdes Bigorra Eumo 444 pàgines. 25 eurosLa fi de la novel·la d’amorVivian Gornick Traducció de Martí Sales L’Altra 176 pàgines. 18,90 eurosAbrir una cuenta bancaria ya no es solo un trámite. En los últimos meses, los bancos españoles han mantenido una guerra por captar nuevos clientes a través de tentadoras promesas de dinero en efectivo, regalos o mejores condiciones financieras, ofreciendo desde vuelos hasta cheques de cientos de euros a los nuevos clientes. Sin embargo, detrás de cada promoción suele esconderse una realidad más compleja: requisitos de domiciliaciones, compromisos de permanencia y penalizaciones si no se cumplen todas las condiciones.
En la industria de la gestión de activos quedan profesionales con experiencia de décadas en los vaivenes de la Bolsa más influyente del mundo, con sus crisis profundas y sus fulgurantes remontadas, y con un conocimiento profundo de los gigantes estadounidenses que han llevado, en épocas sucesivas, a los máximos históricos en Wall Street. Grant Cambridge es uno de ellos y en su veteranía se muestra hoy como un entusiasta defensor de los gigantes de la inteligencia artificial y su efervescencia bursátil. Forma parte del equipo gestor de uno de los fondos más emblemáticos de renta variable estadounidense, el Investment Company of America, un gigante con un patrimonio de 230.000 millones de dólares y una antigüedad de 91 años. Pertenece a una de las mayores gestoras de EE UU, Capital Group, con 3,3 billones de dólares bajo gestión.
Un niño cruza un camino convertido en un río en la ciudad senegalesa de Diourbel. En época seca, ese lugar suele ser una vía sin pavimentar, pero el terreno, de varios centenares de metros, está inundado desde agosto. Durante el día, se ven algunos mosquitos revoloteando sobre el agua estancada. Por la noche, el número se multiplica y, entre la nube de insectos, se esconden los de la especie Anopheles, que propagan la malaria, la enfermedad más mortal del mundo transmitida por un mosquito.
Hay más de 6.000 kilómetros de distancia entre el lago Sebago, en la costa este de Estados Unidos, y la ciudad de Turín, en el norte de Italia. Pero Marco Tamponi (Massa y Carrara, la Toscana, 43 años) se pasa el día pensando en Sebago, uno de los parajes más bonitos de Nueva Inglaterra. Su oficina, ubicada en un edificio de los años cincuenta del siglo pasado en el pintoresco distrito turinés de Aurora, está llena de souvenirs de esa zona. Hay maquetas de veleros clásicos, fotografías del faro de Marshall Point, banderas estadounidenses y banderines de las universidades de la Ivy League, anuncios antiguos y pares de mocasines y náuticos.