“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
La de Valencia es la maratón de los debutantes de postín, como Kelvin Kiptum, que hace tres años corrió sus primeros 42,195 kilómetros en el circuito hasta la Ciudad de las Artes en 2h 1m 53s. Fue una carrera fugaz. Un relámpago en el altiplano. Un año después dejó el récord del mundo en Chicago en 2h y 35s. Cinco meses más tarde se mató en un accidente de coche. Tariku Novales corrió su primer maratón junto al Turia en 2022, y en 2023, allí también, dejó el récord de España en 2h 5m 48s. El debutante más interesante de este 2025 se llama Fernando Carro, madrileño plusmarquista nacional de 3.000m obstáculos y subcampeón de Europa en la misma distancia. Sus ambiciones, en una distancia que descubre, son menores. Lejos de él la tentación de echarles una carrera a los favoritos del domingo (8.15, TDP, Eurosport, À Punt, #Vamos), que buscan superar la mejor marca del año (2h 2m 56s, Sebastian Sawe en Berlín; 2h 14m 56s, Hawi Feysa, Chicago) en uno de los recorridos más rápidos, agradables y cálidos. Nada que ver Carro con Sisay Lemma, que ya ganó en Valencia con 2h 1m 48s (récord de la prueba), en 2023, o con John Korir (2h 2m 43s), que llega de ganar consecutivamente en Chicago 24 y Boston 25. En mujeres, las favoritas son Amane Beriso (2h 14m 58s, su récord de la prueba, cuando ganó en valencia en 2022) o la campeona olímpica de Tokio Peres Jepchirchir, también campeona en Valencia en 2020. “Me basta con hacer la mínima [2h 9m 30s] para los Europeos de Birmingham”, dice Carro, de 32 años. “Estoy adentrándome en terreno desconocido”.
Todavía es posible encontrar bistrós auténticos en París. Bistrós por los que el tiempo no ha pasado y que no renuevan su mobiliario para aparentar un encanto vintage. Bistrós que conservan la cocina de la abuela (francesa, en este caso) y un ambiente popular. Le Bar Fleuri es uno de ellos, una rara avis. Situado en las colinas de la capital, detrás del parque de Buttes-Chaumont, nada en su fachada envejecida, con un toldo de lona raído por los años, podría atraer a un transeúnte despistado. Nada, salvo un cartel amarillo escrito a mano en el que se lee: “Pollo de corral asado con patatas fritas caseras, 6,86 euros”.
Vuelves del puente de diciembre y en la entrada del colegio algo no te cuadra. Falta una familia de las de siempre. ¿Se han dormido? ¿Se han olvidado de que hoy ya había clase? ¿Los han abducido los extraterrestres precisamente solo a ellos? La respuesta no te sorprenderá, porque no son los únicos en hacerlo: están (o siguen) de vacaciones. Además de algún día suelto cercano a un puente, en cada curso siempre hay familias que, por motivos logísticos o económicos, priorizan las condiciones favorables de un viaje lejano por encima de las obligaciones del calendario escolar.
Es una danza constante. Bandalos Chinos baila entre el rock y el pop, entre lo emergente y la madurez, entre lo profesional y lo familiar. La banda argentina la conforman seis amigos desde el colegio. Dos pares de hermanos. En su coreografía ecléctica incorporan lo mejor de todos los mundos. “Tenés que aprender a convivir con que un día comés arroz y al día siguiente comés caviar. Un día estás llenando un Auditorio Nacional de 10.000 personas en Ciudad de México y dos semanas antes estabas batallando para meter a 300 en Washington”, cuenta el cantante Gregorio Degano que, junto al guitarrista Iñaki Colombo, responden a la entrevista. Esta noche les toca un punto medio: comen boquerones y tortilla en una terraza de Madrid. Seguirán sus conciertos en la capital, Barcelona y Valencia, donde reunieron casi 4.000 personas.
Salgo del portal y me doy de bruces con un rodaje. Camiones de equipo, gente de producción cortando la calle, enormes focos y una cámara en una grúa filmando una escena en el interior de uno de los restaurantes de la calle. Esto, que en cualquier otro barrio de Madrid sería un evento extraordinario, en el barrio de Las Salesas se está convirtiendo en algo tan habitual como la apertura de un nuevo café de especialidad. Es el precio que hay que pagar por vivir en la zona más chic de Madrid (del otro precio, el real, mejor no hablamos).
En la fábrica de vidrio de La Chapelle-Saint Mesmin, en el departamento del Loira, está uno de los mayores ejemplos de resistencia empresarial en Francia. Poco más de 200 trabajadores han hecho este último año su revolución: intentar salvar de la quiebra, con todas las cifras en contra, la emblemática marca de vasos y platos de cristal Duralex, esos en los que han comido y bebido en los últimos 80 años millones de franceses, también españoles, uno de los mercados donde están más presentes.
María Cordero debería estar preparando su llegada a Caracas para las fiestas navideñas, pero está en su casa en España revisando cada pocas horas las notificaciones de su aerolínea. Su vuelo directo a Venezuela fue cancelado y la única alternativa que le ofrecen ahora es aterrizar en Bogotá y, desde allí, continuar hasta la frontera para cruzar a pie hacia Cúcuta, la ciudad colombiana que se ha convertido, de facto, en la nueva puerta internacional de los venezolanos. “Nos dieron donde nos duele”, dice. Su itinerario extraviado es hoy el de miles de pasajeros que intentan regresar —o salir— de un país casi incomunicado.
Esta semana se han difundido dos versiones sobre sobre lo que gana el profesorado de la enseñanza pública en España que parecen inconciliables. De un lado, la OCDE calcula que los maestros de infantil y primaria ingresan 54.487 dólares brutos (unos 50.130 euros al cambio en el momento en que se tomaron los datos) anuales al inicio de su carrera. Un dato que se basa en el mismo método que en septiembre le llevó a concluir que el profesorado de secundaria español cobra 61.074 dólares brutos (unos 56.190 euros) al empezar a trabajar.
Inmersa en una profunda crisis económica que ha obligado a la coalición gubernamental proeuropea a adoptar draconianas medidas para reducir el déficit público, situado en el 9,3% el pasado año —el más alto de la Unión Europa—, la Hacienda rumana ha lanzado una campaña de control a gran escala en redes sociales en búsqueda de propietarios de coches de lujo o dueños de salones de eventos que no han declarado ninguna compra o actividad para intentar galvanizar las maltrechas arcas públicas. Así lo anunció a principios de noviembre el director de la Agencia Nacional de Administración Fiscal (ANAF), Adrian Nica, quien reveló que los inspectores ya han empezado a identificar por internet imágenes que puedan detectar un posible fraude fiscal.
Emmanuel Roman (París, 62 años) es un hombre atípico en el convulso mundo de las finanzas. Lector voraz, apasionado del arte y amante del fútbol, vive en la soleada Los Ángeles, pero viaja con frecuencia a la bulliciosa Nueva York. Hijo de dos artistas franceses, criado en el bohemio barrio de Montparnasse, estudió matemáticas y economía, pero le gusta la filosofía. Roman, al que muchos conocen como Manny, diminutivo de Emmanuel, es el consejero delegado de Pimco, la mayor gestora de fondos de renta fija del mundo, con una cartera de más de dos billones de dólares. Pacific Investment Management Company (Pimco) es una filial de la aseguradora alemana Allianz. Invierte en bonos soberanos de los países, deuda municipal, corporativa, etc. Pimco es también el mayor acreedor de Prisa, grupo editor de EL PAÍS. Roman fue, además, consejero de Prisa entre 2010 y 2015.
Hay un eterno dilema científico que empapa todo lo que tiene que ver con el potencial terapéutico del cannabis, la droga ilegal más consumida. Aunque se toma desde hace miles de años con fines curativos y se le presumen decenas de efectos positivos, los problemas asociados a su consumo también están bien descritos, sobre todo, en el campo de la salud mental. En busca de ese equilibrio entre beneficios y riesgos, la comunidad científica trata de identificar la evidencia más robusta para alumbrar las fronteras reales de su potencial medicinal, cuándo, cómo y para quién puede servir; pero el puzle está siendo difícil de armar.
Si se corta una planaria (Schmidtea mediterranea) en varios fragmentos, incluso en 279 cachitos, cada uno de ellos es capaz de regenerar un organismo completo, perfecto y funcional en cuestión de días o semanas. Por ejemplo, un trozo de la cola regenerará una nueva cabeza, y uno de la cabeza, una nueva cola. Estos pequeños gusanos planos, que se pueden encontrar en ríos o estanques de regiones costeras mediterráneas como Cataluña o Mallorca, están repletos de células madre con capacidad de convertirse en cualquier célula, y su estudio encierra la esperanza en que, algún día, comprenderemos cómo hace su milagro y podremos imitarlo para regenerar nuestros órganos.
Emily Goligoski es experta en audiencias. Lleva años investigando cómo conocer a la gente que consume información en internet y mejorar su experiencia de usuario. Ha trabajado o colaborado con medios como The New York Times, la CNN o The Guardian y en instituciones como la Universidad de Columbia y la de Nueva York. “No tengo una respuesta perfecta”, avisa Goligoski al empezar algunas contestaciones sobre el futuro de las audiencias. Desde la aparición de internet, los medios viven en eternas quejas y dudas. EL PAÍS habla con Goligoski tras una charla en el reciente Festival Mozilla celebrado en Barcelona.
Mercedes Interian no podría sostener un vaso de agua porque se le caería al suelo, como si cargara plomo entre las manos. Ya pasaron la fiebre y los vómitos, ya se esfumaron las diarreas y los dolores de cabeza. Ahora, que parece que no se va a morir, lo que más teme Mercedes es a quedar encorvada. Ella, una mulata presumida y fuerte de 57 años, que ahora no da un paso si no se apoya de un palo de escoba. “Somos un pueblo jorobado, buscando qué comer”, dice entrecortando la voz por la falta de aire y los dolores, tirada en el sofá de su casa en El Cerro, en La Habana. “Aquí nadie está derecho, esto te entumece los dedos, los tobillos, las rodillas… Somos un ejército de zombies”.
Ana y Oscar, dramaturga y abogado, compraron un amplio ático al pie de la sierra del Tibidabo en Barcelona, justo en el punto donde la trama urbana inicia su ascenso hacia la montaña. Esta posición privilegiada ofrece una panorámica poco común de la ciudad, que abarca desde la sierra de Collserola hasta el centro y el mar. “El ático no era de origen del edificio (aunque podía parecerlo) y contaba con una reforma interior de principios del 2000 para una familia grande, con largos pasillos y espacios segregados que daban a las diferentes habitaciones”, comienza MH.AP, el joven estudio encargado de reformar la vivienda. Su cambio integral ha priorizado las zonas sociales con vistas generosas, la luz natural y la calma mediterránea. Marina Huguet (Reus, España) y Andrés Peñuela (Medellín, Colombia) son sus fundadores, graduados ambos en Arquitectura por la ETSAV de Barcelona. Comenzaron su práctica como nómadas, viviendo y trabajando en Suecia, Francia y el sudeste asiático. Durante ese tiempo, colaboraron con despachos como Barozzi Veiga, Tham & Videgårdy Dominique Perrault, entre otros. En 2015 regresaron a España y decidieron fundar su propio proyecto, con el que buscan producir una arquitectura vinculada al contexto social, económico y cultural de cada lugar, y que el año pasado fue galardonado con un Premio AJAC del COAC.
La principal tendencia del primer mes del Gobierno de Rodrigo Paz en Bolivia ha sido el énfasis en denunciar e investigar supuestos hechos de corrupción de la anterior gestión del Movimiento al Socialismo (MAS). Hubo tiempo para las medidas económicas, urgentes frente a la grave crisis monetaria, como la eliminación de algunos impuestos y el anuncio de un presupuesto para 2026 con un agresivo recorte del gasto público. Pero, para Paz, la raíz del problema está en los pasados 20 años: ha anunciado al menos 10 comisiones de la verdad que ya empezaron a intervenir empresas públicas. El presidente lo ha justificado en que “la cifra del posible robo está por encima de los 15.000 millones de dólares”.
“Sé que Spotify es el demonio y el asco absoluto y debemos irnos de ahí, pero, por favor, compartid vuestros wrapped [los temas más oídos por un usuario en un año], que me encanta verlos, y luego nos vamos todos a otro lado”, publica el escritor y periodista Guillermo Alonso (El efecto deseado, Seix Barral) en sus stories de Instagram. Lo de que Spotify no mola lo dice por las millonarias inversiones de su CEO, Daniel Ek, en IA militar. Lo de que todos queremos ver los wrapped de todos es un hecho. Pero ¿por qué nos hace tanta ilusión saber qué canción es la que más escuchamos este año o conocer nuestra edad musical? Se debe a que es una cuestión identitaria, y nada hay tan importante en este siglo (política y humanamente hablando) como la identidad.
Cualquiera que haya organizado una fiesta en su casa sabrá que no importa que la música, la comida y la bebida estén perfectamente dispuestas en el salón, que en un momento dado, la mayoría de la gente acabará arrejuntándose en la cocina y montando una suerte de celebración paralela en la que, dicen, suceden las mejores cosas. Ahora, una serie de fiestas itinerantes ha hecho suya esta popular costumbre para llevarla a cualquier lugar donde haya una cocina, música y gente con ganas de comer bien y de pasarlo aún mejor. Se trata de las Kitchen Sessions, que reúnen en un mismo espacio a chefs, DJs y público. Unos cocinan mientras los otros pinchan y la gente baila, salta, canta, bebe y come a su alrededor.
El mayor campus de Cataluña, el de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), empieza a sufrir las primeras consecuencias del aumento de casos confirmados de peste porcina, que suman hasta el momento 15. Desde el pasado martes, los estudiantes empezaron a recibir a través de la aplicación de la universidad las nuevas orientaciones. Todas las actividades programadas en entornos naturales están prohibidas de manera indefinida, entre ellas los ensayos de la colla castellera del campus y las zonas de convivencia, como el pícnic. La medida busca limitar el movimiento de personas por áreas potencialmente contaminadas por el paso de jabalís, una de las vías más frecuentes de propagación del virus. En menos de una semana, los alumnos y trabajadores han notado el impacto. “Ha venido de golpe, como la pandemia. Primero cierran el pícnic, el espacio abierto donde comemos, y después no sabemos qué puede pasar”, afirma Alexandra Fernández, trabajadora de una de las cafeterías.