“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
Tras ver el documental One Hand Don’t Clap se entiende mejor por qué un tipo tan socarrón como Robert Mitchum encontró en la música calipso su particular capricho de estrella. El actor estaba rodando con John Huston en Trinidad y Tobago el drama bélico romántico Solo Dios lo sabe (1957) cuando descubrió en ese rincón del Caribe un género cuyos ritmos suaves y bailables, con letras burlonas y alegres pero pegadas a una realidad difícil, parecían una extensión de su propio carácter. En 1957, a la estela del éxito de Harry Belafonte, Mitchum publicaba Calypso—Is Like So…, una rareza que no pasó a la historia, aunque esa no era la clase de cosa que le importara demasiado a Mitchum.
One Hand Don't ClapDirección: Kavery Kaul.
Género: documental. Estados Unidos, 1988.
Duración: 92 minutos.
Estreno: 19 de septiembre.
Trescientos kilómetros de celuloide dormían en el subsuelo del archivo fílmico de la Universidad Autónoma de México. Contenían las imágenes descartadas durante el montaje de Amores perros, la película que cambió la vida de Alejandro González Iñárritu (Ciudad de México, 62 años), entonces realizador publicitario y locutor radiofónico, y también el rumbo del cine mexicano, convertido en fenómeno mundial. De su estreno se cumplen ahora 25 años. De aquel material olvidado surge Sueño perro, una nueva instalación artística concebida por el director, que se inaugura este jueves en la Fundación Prada de Milán. A partir del 5 de octubre se podrá ver también en LagoAlgo, centro cultural de la Ciudad de México.
Verdi llegó a encolerizar durante los ensayos del estreno de Otello en 1887. “Tutto è scritto!”, se le oía gritar en La Scala de Milán mientras agitaba la partitura en el aire. En ella dejó anotado que Desdémona debía abstenerse de cualquier artificio vocal que la distrajera de su larga e íntima plegaria. “Empatizo con el sufrimiento de esta mujer, pero para mí no es la mártir ingenua y frágil que a menudo se representa”, discrepa la soprano lituana Asmik Grigorian (Vilna, 44 años), que defenderá el rol en su esperado regreso al Teatro Real el 19 de septiembre a lo largo de seis funciones. “Estamos ante una joven que busca desesperadamente una salida a su dolor. Y en su forma de enfrentarse a la muerte hay una mezcla de bondad y valentía, de convicción y autoridad”.
La primera traducción de El Quijote de Cervantes llegó a Londres en 1612. Y el ya veterano dramaturgo William Shakespeare no tardó en tener una copia en sus manos. Un año después, en 1613, subió a las tablas una obra con la que, a través de uno de los personajes con los que se cruza el hidalgo manchego, homenajeaba al autor español. Se titulaba La historia de Cardenio, la firmó Shakespeare junto a John Fletcher y hay pruebas documentales de que existió, pero el texto original no se conservó. Cuatro siglos después, la penúltima tragedia del bardo de Stratford ha sido restaurada, pero solo se ha representado tres veces más, entre 2009 y 2017, siempre en inglés. Un proyecto del Máster en Arte Dramático Aplicado de la Universidad de Alicante (UA) recupera ahora esta obra perdida y la representará, por primera vez, en España y en castellano. Si se cumplen los planes previstos, será en Madrid a lo largo de 2026.
Afrontar la rentrée literaria es tarea minuciosa y gran responsabilidad para quienes lo abordamos desde un suplemento icónico como Babelia. Ni tienes tiempo material para leer todo lo que se publica en septiembre ni puedes renunciar a intentar abarcar las grandes apuestas. Para ello hay que guiarse por la selección de autores ya probados, escritores que merecen atención porque se la han ganado en anteriores libros, fijarse en lo que han dispuesto las editoriales, que siguen siendo el primer prescriptor de un libro, y sobre todo, y lo más difícil, prestar atención a los debutantes. Aquellos que aún no se han hecho un hueco en el mercado pero que luchan con sus primeras novelas por conseguir atención entre los 90.000 títulos que siguen editándose cada año en el mercado español.
Comerás floresLucía Solla Sobral Libros del Asteroide, 2025 248 páginas. 19,95 euros¿Sientes que deberías alimentarte mejor pero también que no tienes tiempo para hacerlo? Para ayudarte a mantener una alimentación equilibrada en estos tiempos estresantes EL PAÍS lanza Comida sana para gente con prisa, un boletín para suscriptores a modo de cursillo en cinco capítulos elaborado por la nutricionista y colaboradora habitual del periódico Azahara Nieto.
José Luis Borges, que se quedó ciego, montó en globo para ver lo que se sentía: “Una felicidad casi física”, dictaminó. Y añadió —él siempre tan libresco— que su paseo aerostático había sido “un viaje por aquel paraíso perdido que constituye el siglo XIX. Viajar en el globo imaginado por Montgolfier era también volver a las páginas de Poe, de Julio Verne y de Wells. Se recordará que sus selenitas, que habitan el interior de la Luna, viajaban de una a otra galería en globos semejantes al nuestro y desconocían el vértigo” (Atlas, 1984). Borges seguramente sabía —y si no, le hubiera gustado saberlo— que en la cara oculta de la Luna hay un cráter llamado Montgolfier, como los inventores del globo.
El refugio atómico nos ha engañado. Aquí no vamos a desvelar cuál es el truco, cuál es el giro en el que se sustenta todo el andamiaje que han montado los guionistas Álex Pina y Esther Martínez Lobato (La casa de papel, Berlín), creadores de la serie que Netflix estrena el 19 de septiembre. Es mejor no saberlo. Ese ingenioso giro es lo mejor de El refugio atómico, y ese es su gran problema. A partir del segundo episodio, cuando se explica el asunto, viene una historia claustrofóbica, un culebrón excesivo y un tanto desquiciado lleno de personajes a los que abofetearías para que espabilen y otros a los que desearías matar. Y todos encerrados en un búnker, así que no queda más remedio que convivir con ellos durante los ocho episodios que dura esta primera temporada. Y decimos primera porque todo queda preparado para que haya una continuación.
Siempre que veo a Gina Holden en pantalla lo está pasando fatal. Sufre como una condenada en sus películas, se le mueren los cercanos, ella está a punto de hacerlo en la penúltima escena donde suele ser de noche, llueve o la pisada de un gato se confunde con la presencia del asesino. Todas las desgracias en una. Lo comprobamos de nuevo el domingo por la tarde en El precio del engaño, emitida por Antena 3, donde Gina encarna a Kathy, una directora de instituto que descubre que su esporádica aventura con Ian, un atractivo joven de 18 años, fue una terrible equivocación cuando éste se inscribe en su mismo centro educativo.
Lectores y escritores vuelven a encontrarse en la que ya es, después de Sant Jordi, la cita literaria más importante del año. A lo largo del paseo que conecta el Arc de Triomf con el Parc de la Ciutadella, desde este viernes se celebra la edición 43 de La Setmana del Llibre en Català con una programación que abruma por su cantidad y variedad: en diez días y 350 metros, las más de noventa casetas repletas de editoriales, librerías e instituciones convivirán con escenarios de conciertos, recitales de poesía, presentaciones o charlas (sin olvidar un espacio exclusivo para los más pequeños). El acceso al recinto es gratuito (cada día de 10h a 20:30h) y, aunque ya se pueda visitar desde este viernes, la inauguración oficial será el sábado a las 13h con la glosa de Pere Lluís Font (Premi d’Honor de les Lletres Catalanes 2025).
LWM podrían ser las siguientes siglas que salten a la fama en el mundo de la inteligencia artificial. Son las siglas, en inglés, de grandes modelos de mundo. Si los LLM —grandes modelos de lenguaje— que son el motor de ChatGPT y las demás apps de IA generativa, saben comunicarse y se entrenan con texto, con los LWM se pretende crear modelos del mundo físico, el real, el que los humanos percibimos.
Este proyecto es parte de una investigación financiada por el programa Periodismo de Investigación para Europa (IJ4EU) y realizada en colaboración con el periodista alemán Roberto Jurkschat.
Este hombre de récord aparece por la puerta del torneo sin cámaras de televisión, ni influencers, ni admiradores. Va a batir su marca otro año más, pero nadie repara en él en esta tarde soleada de fin del verano. Se baja de la línea 8, diminuto y encorvado, y entra empujando su andador en el polideportivo de Moratalaz. Deja a un lado a la chavalería en la pista de atletismo y accede al pabellón del torneo, donde 75 tableros de ajedrez esperan listos sobre mesas con manteles azules. Lo reciben los colegas con palmaditas y motes cariñosos: “Manolín”, “Manolillo” o “maestro”. Él es Manuel Álvarez Escudero, el ajedrecista federado y activo de mayor edad del mundo. El mes que viene, el 12 de octubre, este madrileño cumplirá 104 años.
Hace dos años Carolina Herrera decidió emular a otras grandes marcas de lujo y realizar desfiles fuera de su zona de confort, la semana de la moda de Nueva York. “La moda hoy es un negocio global. Así que decidimos hacer el esfuerzo estratégico de sacarla del contexto habitual”, cuenta Emilie Rubinfeld, presidenta global de la enseña. Concebidos como un diálogo entre el lenguaje estético de la casa y la artesanía y la tradición de cada lugar de destino, primero desfilaron en Río de Janeiro y, el año pasado, en Ciudad de México, ambos mercados boyantes para la marca, propiedad de grupo Puig desde 1995. Ahora han desembarcado en Madrid, nada menos que en la plaza Mayor, convirtiéndose así en los primeros en organizar un gran desfile en la capital. “Sucedió de manera orgánica”, explica Rubinfeld. “Creo que no hay duda de que Madrid está pasando por un gran momento cultural, pero además esto un profundo significado para la marca. Es una de las ciudades favoritas de la señora Herrera, su hija Carolina vive aquí y a Wes [Gordon, director creativo de la firma desde 2018] le fascina. Ha venido muchísimas veces. Ya inauguró hace dos años la exposición Maestras del Museo Thyssen, por ejemplo”. Rubinfeld cuenta que la plaza Mayor fue su primera opción: “Es una de las plazas más importantes de Europa. Ha sido un proceso largo, pero estamos muy agradecidos a la ciudad y a nuestros equipos, por supuesto”.
En la Costa da Morte, una de las zonas más salvajes y todavía vírgenes del litoral gallego, alejada del turismo masivo, los faros siguen marcando el fin del mundo conocido. En esta región del noroeste de la península Ibérica, situada en A Coruña, no lejos del cabo de Fisterra, se encuentra Gures, una pequeña aldea que esconde un pasado ligado hasta 1985 a la pesca de cetáceos. Hoy esa historia marinera se mezcla con un presente mucho más inquieto y disruptivo gracias a un proyecto que combina bebidas artesanales, música alternativa y arte contemporáneo: Gures Galicia.
Para Victoria Álvarez, Una pareja de tres (2008) es peor que La matanza de Texas. Puro terror. La vio en una plataforma, animada por una simpática foto de Jennifer Aniston y Owen Wilson, estrellas de la comedia romántica, junto a un simpático perrete, un labrador llamado Marley. De hecho, el título original es Marley & Me, como la novela en la que se basó. Es divertida y tierna y todo seguía el guion de una comedia clásica hasta que Marley enferma.
Una menestra de verduras, un palomino estofado dentro de un pequeño palomar de resina y una sesada de lechal agridulce y hongos se han convertido en el reclamo de Hostería de Los Palmeros, un restaurante familiar de Frómista (Palencia) que homenajea la cocina tradicional de la mejor manera posible: actualizándola con respeto, técnica, conocimiento y pasión por el entorno.
Hostería de Los PalmerosLa idea de democratizar la excelencia gastronómica suena noble de por sí. Nos reconcilia con la idea de que el mundo puede ser un lugar justo en el que lo mejor no esté sólo al alcance de unos cuantos. El de democratizar la excelencia gastronómica es un objetivo seductor, que como relato se vende sólo, y que muchos chefs han perseguido con muy variadas estrategias. Al fin y al cabo, ¿qué cliente potencial podría estar en contra de la posibilidad de vivir experiencias de la élite sin pertenecer a ella? Pero en ese afán, a menudo se ha confundido el perseguir ofrecer excelencia a buen precio con vender bisutería a precio de oro.
En Todo sobre mi madre, la Agrado pronuncia un monólogo que tiene algo de profecía. “Además de agradable, soy muy auténtica. Miren qué cuerpo: todo hecho a medida”, dice, y pasa a desgranar su periplo quirúrgico: “rasgado de ojos, 80.000, nariz, 200, tetas, dos, porque no soy ningún monstruo, 70 cada una, silicona, frente, pómulo, cadera, culo, el litro cuesta unas 100.000, así que echad las cuentas porque yo las he perdido…" Y remata con una frase que podría ser el eslogan de una clínica de estética: “Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma”.