“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
La multirreincidencia es un problema complejo, a debate constante en los últimos años para lograr una solución. Los Mossos d’Esquadra incluso han desplegado un plan específico, bautizado como Kanpai, que esmera todos sus esfuerzos en atajar la impunidad con la que actúan los delincuentes más versados en el mal arte del robo. Pero los datos fríos demuestran que siguen existiendo personas que acumulan muchos arrestos, sin que el sistema logre evitarlo. Solo en el año 2024, una docena de personas acumularon 475 detenciones en Cataluña, la mayoría en Barcelona. De media, ese grupo de hombres acabó con las esposas puestas de media una vez cada nueve días. Las cifras de los primeros seis meses de 2025 no son mejores: el top 12 suma 281 arrestos, lo que lleva a una detención cada ocho días.
La Asociación de Medios de Información (AMI) ha puesto en marcha la campaña Tu poder es estar informado. Protege tu derecho a la información. Protege el periodismo, una iniciativa de concienciación ciudadana que subraya la importancia de la información veraz y del periodismo profesional como pilares esenciales de la democracia y de la libertad individual y colectiva.
Si en el terreno de juego al entrenador del Real Madrid, Xabi Alonso, lleva semanas en el punto de mira, en el plano doméstico tampoco le van las cosas como él quisiera. El técnico guipuzcoano tiene un problema irresuelto con la mansión que ha construido en el barrio donostiarra de Igeldo. Un juzgado lo declaró ilegal en 2024 y los ecologistas denuncian ahora ante la Fiscalía que la villa está enclavada en una parcela ordenada desde 2007 como escuela de golf que no admite construir ningún tipo de acceso salvo para ese uso.
“Me quedan todavía 30 funciones. A ver cómo sostengo esto”, dice medio en broma medio en serio Irene Escolar (Madrid, 37 años) sobre el sobrecogedor papel que interpreta en el Teatro Español estos días en Personas, lugares y cosas, una obra de Duncan McMillan dirigida por Pablo Messiez en la que una joven llamada Emma con adicción al alcohol, las benzodiazepinas y la cocaína inicia su viaje a las puertas de un centro de desintoxicación y lo termina en el lugar donde empezó todo: su cuarto infantil, un cuarto que es el de cualquiera, en realidad. “Los vínculos humanos son muy complejos. Y las dinámicas familiares también. Por eso es tan universal esa escena”, explica la actriz de un proyecto que ha sido un empeño personal y que está funcionando como una terapia colectiva: “Ves a gente que trae a un hermano, a un amigo, a su pareja, porque quieren entender y entenderse”.
En la madrugada del lunes, Cristina Lora se convertía en la ganadora de Operación Triunfo 2025 con más de un 40% de los votos. Cierra así un ciclo de la que ha sido la fan más apasionada del formato de entre todos sus compañeros. “No me he presentado antes porque era menor de edad y no podía”, dice la sevillana, de 19 años.
Los malos augurios se han cumplido y la Comisión Europea ha acabado por ceder a las presiones del sector del automóvil y del ala más dura de la Eurocámara y ha acordado alargar la vida del vehículo de combustión más allá de 2035. Apenas dos años después de su aprobación, Bruselas recula en una de las principales medidas recogidas en el Pacto Verde. Mal precedente para una UE que sobre el papel sigue teniendo objetivos climáticos relativamente ambiciosos, pero que en los últimos meses ha tomado decisiones que rebajan, diluyen o aplazan parte de ese compromiso.
“¿Es tiempo suficiente para pasar el duelo de perder a una madre?”. Esta era la pregunta que lanzaba Pablo García del Carrizo en una carta remitida al director de EL PAÍS hace solo unos meses. 200 palabras para constatar una evidencia: no bastan dos días.
El sistema que ha gobernado el mundo está siendo profundamente transformado en estos momentos. La geopolítica actual, más allá de dañar la alianza transatlántica y aumentar los choques comerciales, deja muy limitada la estructura multilateral que ha ordenado el mundo desde mediados del siglo XX y nos aboca a una peligrosa anarquía global. Para evitar que se precipite en el caos y conflicto, aquellos que nos resistimos a aceptar un mundo basado únicamente en el poder debemos complementar las debilitadas estructuras multilaterales con una tupida red de instituciones informales y acuerdos bilaterales.
Pedro Sánchez llegó a La Moncloa con el relato de tener el Gobierno “más feminista de la historia”. Siete años ha tardado en pulverizarse aquella ilusión. Es llamativo que ahora haya algunas voces esparciendo rumores sobre que podría haber una mano negra, supuestamente, alentando la cascada de denuncias por acoso sexual, con intención de perjudicar al presidente. La paranoia alrededor de cualquier Gobierno es signo de debilidad: ni siquiera hacía falta un nuevo escándalo para que la gota china del feminismo acabe por destronar a este PSOE.
Se acaba el primer cuarto de este siglo y pienso en qué le ha pasado a la industria a la que me he dedicado este tiempo. Se puede resumir en una frase: los medios, a pesar de disfrutar de unas enormes audiencias digitales, han decaído de forma rápida y furiosa. No debo irme muy lejos para justificarlo; solo sacar del armario la caja donde guardo mis primeras nóminas, ajustarlas al euro y al coste de la vida y sorprenderme por su generosidad. O rescatar del mismo lugar algún periódico de principios de siglo, lleno de páginas y de anuncios, es decir, de dinero. La historia de esta agonía importa porque no ha terminado. Como dijo al respecto la exdirectora de este periódico, Pepa Bueno, en un festival de periodismo en Granada, “las mujeres sabemos bien que la independencia es económica”. Tomemos ese viejo ejemplar que anda por casa. Rebosa anuncios de compra y venta de vivienda, de productos de segunda mano, de empleo. Cada uno de esos clasificados acabó convirtiéndose en un servicio digital (Idealista, Wallapop, LinkedIn) que pudo haber sido conservado. No lo fue. Sus responsables no supieron entender ni el futuro ni el pasado: siempre habían servido como plataforma para otros negocios, hasta que dejaron de hacerlo.
A las cinco de la mañana de un viernes cualquiera de diciembre, el trajín en Mercamadrid es constante. Todavía es noche cerrada, pero las luces navideñas que decoran las instalaciones de este gigantesco mercado mayorista —el más grande de Europa dedicado a la alimentación fresca, con 222 hectáreas— delatan que estamos en uno de los momentos más ajetreados del año para las 800 empresas que operan aquí. En el exterior, camiones y furgonetas de comerciantes y hosteleros van de un lado a otro cargadas con la mercancía que han venido a buscar. En las naves, decenas de carretillas transportan palés y cajas con todo tipo de productos. Basta con asomarse a estas cajas para averiguar lo que se comerá en muchas casas españolas estas Navidades: cardos, escarolas, lombardas, gambas, langostinos, pescado fresco y congelado, uvas, naranjas o piñas están listas para salir rumbo a su destino. 9.000 profesionales trabajan en Mercamadrid, pero al recinto acceden a diario unas 20.000 personas. Es, como suelen decir, una pequeña ciudad dentro de la ciudad.
La Navidad ya está al caer, y en estas fechas tan señaladas marcadas por los reencuentros y las celebraciones no faltan las felicitaciones oficiales de las casas reales. Sus perfiles en redes sociales suelen ser el medio a través del que difunden sus mejores deseos para el nuevo año que comienza y alguna que otra palabra más, sin demasiada información relevante. Se trata de una tradición que está cargada de simbolismo, ya que depende del momento personal que esté atravesando cada una de las casas reales y de los capítulos que hayan protagonizado a lo largo del año.
El salón amaneció cubierto de regalos. Era un 6 de enero y el suelo parecía un mosaico de colores: muñecos por liberar del embalaje, juegos con las instrucciones sin abrir y papeles brillantes arrugados por todas partes. Entre ese pequeño caos festivo se movía Martín, entonces de 7 años, saltando de un regalo a otro como quien pisa charcos luminosos. Cinco minutos con un robot. Dos con un coche teledirigido. Un vistazo al libro de dinosaurios. Su madre, María Eugenia (Madrid, 45 años), lo observaba desde la puerta. “A media mañana ya no sabía con qué jugar. Y tampoco sabía cómo calmarse”, recuerda. “Los Reyes le hicieron tres regalos. Pero luego vinieron los de mis padres, mis suegros, mis hermanas, su padrino… y ahí se perdió”.
Francisco Igea ha vivido este miércoles su último pleno en Castilla y León, donde un día fue vicepresidente, otro fue cesado por teléfono y después se convirtió en un intento de justiciero solitario contra un Alfonso Fernández Mañueco (PP) que primero le dio la mano y luego se la soltó. Igea, médico especializado en digestivo, volverá a centrarse en la consulta tras una década marcada por el partido Ciudadanos (Cs), donde entró en 2015 y fue expulsado en 2023. También por un tren político al que Albert Rivera le impidió subir: el de descabalgar al PP de Castilla y León, al mando desde 1987, y pactar con el PSOE, que ganó en 2019. Rivera forzó el tándem con Mañueco, “matrimonio de conveniencia” según el nombrado vicepresidente que acabó en divorcio cuando el PP soltó a Cs para acabar con Vox. Los naranjas se esfumaron e Igea se dedicó, dentro y fuera del partido, a renegar de Mañueco, a quien no volverá a ver en las Cortes.
Quedan pocos días para que se celebre el sorteo de Navidad 2025, para el que se han puesto a la venta 198 millones de décimos. Este sorteo, que se celebró por primera vez el 18 de diciembre de 1812, tiene sus boletos a la venta desde el 10 de julio, según confirmó el presidente de Loterías y Apuestas del Estado (LAE), Jesús Huerta. Este 2025 el precio de cada uno ha sido de 20 euros, pero los loteros ya han abierto el debate para que suba en próximas ediciones a 25 e incrementar la cuantía de los premios.
En un aula de un examen del grado de informática de la Universidad de Salamanca el profesor Javier Blanco se paseaba por los pasillos con unos auriculares. “Me mosqueaba un poco”, pensaba el alumno Víctor Funcia mientras lo miraba, “ese señor aquí escuchando la radio mientras nosotros hacemos el examen”. Pero Blanco no escuchaba ninguna emisora. Estaba intentando captar una señal muy concreta de radio. Y de repente ocurrió: “Me pegó un pico de adrenalina”, recuerda Blanco.
El procés va ser la segona novel·la escrita per Kafka, entre juliol de 1914 i final de 1915, un període especialment fructífer en la producció de l’autor de Praga. Va ser publicada a títol pòstum pel seu marmessor, Max Brod, a l’editorial Die Schmiede, Berlín, 1925; és a dir, molt poc després de la mort de Kafka, que l’havia deixat no solament inacabada —de fet és la que té un final més “tancat” si acceptem que la mort del protagonista, en una novel·la, sol significar la fi de les seves aventures o tribulacions—, sinó també deslligada. Brod va establir una ordenació dels capítols d’El procés com Jahvé li va donar a entendre —cosa que en matèria de filologia no sempre significa un consell fiable—, afegint-hi diversos passatges de l’obra de Kafka que posseïen una certa relació amb l’argument del llibre; aquesta distribució va ser acceptada durant molts anys. Tant la pèssima edició argentina (encara a Alianza editorial), com la de Cátedra, Madrid, van acceptar el criteri de Brod, potser perquè encara no n’hi havia d’altres, o no havien estat consultades.
El procésFranz Kafka Traducció de Joan Ferrarons Club Editor 352 pàgines. 24,95€Martha acaba de cumplir 18 años. Está sentada en su habitación de paredes verde brillante, en Monrovia, capital de Liberia, la ciudad donde nació y creció. Habla con cautela, volteándose de vez en cuando atenta a que nadie entre por la puerta a sus espaldas. Cuando sucede, enmudece, haciendo señas de esperar. Quiere y pide que no se use su nombre real para asegurarse de que nadie escuche lo que tiene que decir sobre la mutilación genital femenina (MGF), que en su país sigue siendo legal y se practica en tres de cada diez mujeres. Incluso, según datos de una encuesta demográfica y de sanidad del Banco Mundial, en algunas regiones del norte, hasta ocho de cada diez mujeres que saben qué es la MGF confirman haber sido circuncidadas.