“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
Los tabús que durante mucho tiempo han rodeado la evolución del salario mínimo en Europa han empezado a caer. El miedo de los Gobiernos a subidas significativas en ese suelo legal para las retribuciones, que llevaba a los dirigentes a pensárselo dos veces antes de aplicarlas, parece ahora una reliquia del pasado. La señal más reciente proviene de Alemania, gobernada por una alianza entre democristianos y socialdemócratas, que acaba de decretar el mayor incremento aplicado nunca a esta renta. Con una inflación controlada, que mantiene en torno al 2%, y en medio de una crisis estructural de su economía, el Ejecutivo de coalición ha anunciado un incremento gradual cercano al 14% en algo más de un año.
El mal uso de los algoritmos en el entorno laboral o el rechazo de las empresas a informar sobre el contenido de sus herramientas de inteligencia artificial es vox populi en los entornos de gestión empresarial. Hasta ahora, la Inspección de Trabajo no había puesto el foco en este asunto, pero la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, anunció esta semana una campaña de inspecciones para extremar la vigilancia del uso que hacen las grandes tecnológicas, como Amazon, de estos algoritmos para controlar a los empleados y organizar sus ritmos de trabajo. Sin embargo, distintos expertos consultados apuntan algunas complicaciones para imponer sanciones por estas prácticas.
Ni Paulo Medina ni Hugo Rodrigues se hicieron bomberos para esto. Lo que desean hacer bomberos como Medina y Rodrigues es apagar fuegos. Lo que también hacen cada vez con más frecuencia es gestionar partos en ambulancias. “La vida no espera”, repite a modo de mantra Pedro Ferreira, el comandante de bomberos de Moita, a unos 40 kilómetros de Lisboa. Los alumbramientos ocurridos en camillas de las ambulancias de la localidad de 70.000 habitantes, en la margen sur del estuario del Tajo, han acabado en fotos luminosas en Facebook, pero el comandante Ferreira se pregunta qué pasará el día que un parto se tuerza y no haya nada que celebrar.
Una explosiva conversación entre dos influyentes personalidades de la extrema derecha estadounidense ―el supremacista blanco Nick Fuentes, negacionista del Holocausto y admirador de Hitler, y el exlocutor de Fox News Tucker Carlson, anfitrión de la entrevista en la cabaña de Maine en la que graba su podcast― ha desatado en los últimos días una guerra interna en el movimiento MAGA (Make America Great Again). Venía tiempo incubándose y saca a la luz las querellas entre las facciones del trumpismo cuando se rasca más allá del culto a su líder, el presidente de Estados Unidos.
“Calle de la Fuente”. “Calle del Aire”. Los nombres en castellano de El Aaiún, fundada hace 90 años por militares españoles en un oasis, se cuentan hoy, medio siglo después de la Marcha Verde, con los dedos de una mano. Al igual que las vías públicas, los edificios oficiales de la Administración marroquí en el Sáhara Occidental solo están rotulados en árabe y francés. Como el Ayuntamiento de la capital saharaui, inspirado en los fuertes del desierto. En la fachada consistorial situada frente a la iglesia de San Francisco, cuya cubierta coronada por una cruz evoca un mar de dunas en un desértico horizonte, se acaba de abrir un acceso que altera de raíz su arquitectura colonial.
No lo tienen fácil los investigadores alemanes para recomponer todas las piezas de uno de los ataques más graves en décadas contra una infraestructura en Europa (y para llevar a todos sus responsables ante la justicia). Tampoco lo tiene fácil Alemania para defender la aplicación de la ley y a la vez redimirse ante países como Polonia o Ucrania, que acusan a Berlín por su complacencia durante años con la Rusia de Vladímir Putin.
En el delta del Amazonas, donde el río más caudaloso del mundo se encuentra con el Atlántico, las corrientes son endiabladas. Los vecinos de Sucuriju, una recóndita aldea de postal, resisten hace más de un siglo en un paisaje tan bello como hostil. Casitas de madera pintadas de colores intensos —rojo, verde, amarillo, rosa…—, dos escuelas, una iglesia católica, un templo evangélico y un ambulatorio apoyados todos sobre pilotes a lo largo de una pasarela de madera que es la calle principal. Incrustada en la reserva natural del lago Piratuba (en el Estado de Amapá, Brasil), llegar hasta Sucuriju requiere estómago y paciencia para una larga travesía costeando en mar abierto por un litoral de manglares. Kilómetros y kilómetros de árboles con las raíces enmarañadas al aire, un tesoro de biodiversidad en la costa de la Amazonia.
Para Viktor Horsting (Geldrop, 56 años) y Rolf Snoeren (Dongen, 56 años) la recurrente confrontación de moda y arte no es una desavenencia sino una oportunidad. “¿Por qué no puede ser ambas?”, contestan, en una frase que tiene más de respuesta que de pregunta. En ese espacio confluente es donde el dúo encuentra la latitud para explayarse en su particular visión de la vestimenta. Una que a veces transforma un vestido en un cuadro, desconecta la prenda del cuerpo para poner a prueba los límites de la vestibilidad —y el absurdo del mundo de la moda— o borda cientos de campanas en la tela para convertir el sonido en parte del diseño en un métier habitualmente más ocupado con lo que se ve. “La moda puede ser mucho más que un vestido en una percha”, dicen, no al unísono, pero sí completándose la frase el uno al otro.
La victoria de Zohran Mamdani como alcalde de Nueva York representa mucho más que un triunfo electoral: es un rayo de esperanza frente al trumpismo. Su ascenso político, sin precedentes y libre de las grandes inversiones de los lobbies, ha demostrado que aún es posible hacer política en Estados Unidos desde la convicción y la acción colectiva. Lo más destacable del fenómeno Mamdani no es solo su victoria histórica, con más del 50% de los votos, sino el cómo la ha conseguido. La campaña política no solamente ha sido brillante, sino que ha movilizado a uno de los sectores más desengañados con la política: la generación Z. Su presencia en espacios jóvenes en las redes sociales no solo le ha humanizado, sino que no ha caído en el marketing vacío y su comunicación digital ha sido genuina, transparente y participativa desde el primer minuto. El llamar a tres millones de timbres significa que la política puede volver a ser una práctica de comunidad, de encuentro y de acción. En un contexto donde el 1% sigue concentrando el poder económico y político, y los ciudadanos se sienten débiles ante su poder, su victoria es un recordatorio de que el cambio no solo es necesario, sino posible. Ojalá el fenómeno Mamdani no sea una excepción, sino el inicio de una nueva forma de entender la política: desde abajo, con la gente y para la gente.
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha multado con 2.000 euros a un individuo por elaborar y distribuir imágenes de cuerpos desnudos manipulando fotografías de niñas menores de edad de la localidad de Almendralejo (Badajoz). El caso, que EL PAÍS sacó a la luz en 2023, llamó la atención de la sociedad sobre el problema de los deepfakes, el uso de herramientas informáticas (muchas de las cuales utilizan la inteligencia artificial generativa) para crear y difundir imágenes falsas de personas y acontecimientos.
Noticia para todos los que quieren devolver a la mujer a donde siempre estuvo: pronto no os quedará ni el sueño de las reinas de belleza dóciles ante los deseos y las órdenes del hombre. El caso Rubiales será una broma comparado con lo que os puede caer. Veamos.
Las negociaciones entre PP y Vox para elegir al sustituto de Carlos Mazón al frente de la Generalitat Valenciana han arrancado ya de manera muy discreta, con un primer encuentro celebrado este viernes. Ambas formaciones están de acuerdo en evitar encuentros públicos e imágenes que puedan hacer encallar el acuerdo. Génova se ha desvinculado de las conversaciones, que pilota el PP valenciano con la dirección nacional de Vox, pero la cúpula de Alberto Núñez Feijóo sí pretende supervisar el resultado. El principal escollo es la política sobre los menores migrantes, según fuentes conocedoras de las conversaciones, ya que el partido de Santiago Abascal está aumentando su exigencia en este punto. A última hora de la tarde de ayer, Vox difundió un breve comunicado en el que insta a los populares a que decidan ya quién va a ser su candidato a la presidencia de la Generalitat para acordar con él directamente las políticas, en una forma de presión al PP y de imponerle sus condiciones, ya que los populares habían optado por no definir al sucesor de Mazón en esta primera fase.
“Se equivocan, porque las mujeres no somos el enemigo, nosotras no les hemos hecho nada”. Esta es la reacción de Ángela Claverol, la presidenta de Amama, la asociación de mujeres andaluzas pacientes de cáncer de mama, a las declaraciones de algunos miembros del PP andaluz que en las últimas semanas han tratado de minimizar la crisis de los cribados. “Deberían poner el foco en las mujeres, en dar solución al problema y en explicar dónde ha estado el fallo, no en atacarnos o relativizarlo. Dirán que son pocos, casos, pero ya vamos por 220 demandas que estamos preparando”, confirma durante una conversación con este diario.
Svetlana Alexiévich, la escritora bielorrusa en lengua rusa premiada con el Nobel de Literatura en 2015, vive en el mismo piso berlinés, de altos techos y amplios salones, donde la visitó EL PAÍS hace cuatro años. La autora de Voces de Chernóbil, Muchachos de zinc y El fin del ‘Homo Sovieticus’ sigue escribiendo a mano. Sobre una mesa alargada están los fragmentos del manuscrito de su nuevo libro, que ya no es el que perfilaba en 2021, pues los acontecimientos interfirieron en la obra de esta autora exiliada en Alemania: en febrero de 2022, Vladímir Putin, enfermo de nostalgia imperial, inició una guerra a gran escala en Ucrania, y menos de dos años después, el norteamericano Donald Trump acabó con la ilusión de una solidaridad global.
Ahora me pregunto en qué estaba pensando yo entre principios de este siglo y aproximadamente 2008, entre la caída de las Torres Gemelas y el estallido de la gran crisis cuyos culpables nunca pagaron las consecuencias de la irresponsabilidad y la monstruosa codicia que desataron el desastre. A una abuela de 90 años la pueden desahuciar de la noche a la mañana por no pagar un recibo de alquiler, pero los banqueros, los piratas de las altas finanzas y los políticos que les facilitaron sus estafas no han perdido, que se sepa, ni un céntimo de sus beneficios, y aunque han arruinado tantas vidas ninguno de ellos se ha llevado ni el más ligero disgusto legal. Al Estado lo acusan de todos los males de la burocracia y de las regulaciones impertinentes, que al parecer entorpecen el dinamismo del mercado, pero, cuando ese dinamismo conduce aceleradamente al desastre, es el estado el que ha de sostenerlo todo, y cubrir con toneladas de dinero público los desfalcos cometidos por los intocables poderosos.
“En el espejo, entre las lágrimas, solo podía ver mi cara emborroná por dos grandes surcos negros. No podía parar de llorar. Un gran dolor me oprimía el pecho. Quería hacer desaparecer a Pastora Soler. Borrar de un plumazo a la artista que me había costado 20 años construir. Volver a ser Pili Sánchez, la niña chica feliz que soñaba con ser cantante en su casa”. Así comienza Cuando se apagan las luces, aparecen las estrellas (HarperCollins), la biografía de la artista que se publicaron el 5 de noviembre, que presentará ante la prensa el 11 y en la que reflexiona sobre la autoexigencia, los miedos y la necesidad de renacer.
Cuidarse solía ser cosa de chicas. La preocupación por el físico y la mente evocaba imágenes de madres haciendo aerobic con Eva Nasarre, de influencers como Paula Ordovás bebiendo batidos de kale y chia o hablando de salud mental. La dieta era algo que hacían ellas. Los hombres eran más propensos a hablar de lo mucho que bebían que de lo poco que comían. Los datos hablan por sí solos. Según el Colegio de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana, el 87% de sus usuarias son mujeres. Un estudio de la plataforma Therapyside señala que ellas suponen el 69% de los pacientes de terapia. No es que ellos no necesiten cuidarse: los hombres tienen menos esperanza de vida, beben más, comen peor y sus problemas de salud mental terminan con más frecuencia en suicidio. El bienestar era cosa de mujeres por una simple cuestión de marketing. La industria desarrolló un lenguaje y una estética pensando en ellas. Hasta que la cosa empezó a cambiar.
Las universidades de medio mundo se han encontrado de repente con una ventana de oportunidad inesperada para llenar sus aulas de estudiantes extranjeros, una fuente de riqueza cultural y formativa y sin duda de ingresos para muchos sectores. ¿Qué ha pasado? Las principales potencias en acogida de alumnos han dicho basta, no quieren tantos inmigrantes. La llegada de Donald Trump ha complicado los visados en Estados Unidos. En el vecino Canadá y en Australia, que podían beneficiarse, sus gobiernos aumentan las barreras, para disgusto de sus campus. EL PAÍS reconstruye cómo está cambiando el puzle en conversación con cinco altos cargos académicos que coincidieron en el encuentro Reinventing Higher Education, organizado en Londres por IE University y el Imperial College, y al que este diario acudió invitado.
El día que se publicó por primera vez que el fiscal Ignacio Stampa y la exmilitante y exconcejal del PSOE Leire Díez se habían reunido, esta le mandó un último mensaje para intentar hablar con él, sin éxito. Stampa nunca contestó y lo que hizo fue enviar un correo a su jefa, la fiscal provincial de Madrid, para que supiera que Díez, ahora investigada por un delito de cohecho y otro de tráfico de influencias, había tratado de contactar con él nuevamente ese 11 de agosto.