“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
La adolescente de 14 años a quien sus padres vendieron para que se casara con un joven de 21 años vecino de Mollerussa (Lleida) —por 5.000 euros, cinco botellas de whisky y algunos alimentos básicos— ha regresado con su familia de Navarra.
Sérums, cremas, exfoliantes... cada piel es un universo y cada persona tiene sus imprescindibles en la rutina de cuidado facial. Pero si hay un paso que reina en todas ellas, ese es la limpieza. La base de todo. Desmaquillarse no suele estar entre los favoritos —de hecho, es uno de los que más pereza genera—, pero quienes realmente saben de belleza tienen claro que es un paso que no se puede saltar.
Aunque parezca poco importante, comprar una buena toalla para secar el coche puede evitar grandes dolores de cabeza. La razón principal es que, si utilizas cualquier tipo de prenda, las superficies se pueden rayar. Además, el resultado que esperas se verá empañado por las pelusas y las marcas, así que la mejor opción es optar por bayetas de microfibra.
La moda invernal y los estilismos durante los próximos meses tienen una prenda como protagonista indiscutible: el abrigo. Desde EL PAÍS Escaparate, hemos seleccionado ocho modelos —para mujer y hombre— de marcas reconocidas como Columbia, Jack & Jones, Helly Hansen y más. Cómodos, versátiles y con estilo para arrasar en los días fríos, todos ellos se encuentran con grandes descuentos:
Amazon Haul cada vez es más conocida por los usuarios del comercio electrónico en España. Prueba de ello es que su catálogo no para de crecer desde que ha aterrizado para hacer frente a las tiendas low cost del tipo Shein o Temu. Por eso mismo, en EL PAÍS Escaparate hemos vuelto a echar un vistazo a sus superventas más deseados. En esta ocasión, a los complementos de moda para hombre con los que afrontar lo que resta del otoño equipándonos muy bien contra el frío. Como es habitual, ninguno de los productos escogidos supera los 15 euros (y los hay tanto para un uso más casual como para otros más técnicos o deportivos). ¡Que no se escapen!
Shein, el gigante chino de la moda ultrarrápida, está en el ojo del huracán europeo. La plataforma que revolucionó el consumo textil con precios irrisorios y una velocidad de producción sin precedentes, se enfrenta ahora a un frente regulatorio que no da tregua: la Unión Europea la investiga por prácticas comerciales engañosas, Francia ha suspendido temporalmente el acceso a su web tras el escándalo por la venta de muñecas sexuales con aspecto de niña, Italia la multó en agosto con un millón de euros por falsear el impacto que sus productos tienen para el medio ambiente (una estrategia conocida como greenwashing) y los distribuidores de varios países, entre ellos la Asociación Retail España (ARTE), reclaman igualdad de condiciones en el terreno de juego. El modelo que la llevó a conquistar el armario de la generación Z europea choca ahora con el muro de normas y valores con el que Bruselas intenta blindar su economía digital.
Un hito importante pasó inadvertido esta semana extraordinariamente cargada incluso para los estándares actuales de la política estadounidense. Entre el aniversario de la victoria de Donald Trump, el triunfo electoral demócrata y el récord de duración del cierre de Gobierno más largo de la historia, no hubo manera de reparar en que el lunes empezó la cuenta atrás de un año para las próximas legislativas. En ellas, se renuevan los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Pero, sobre todo, se dirime la viabilidad de la segunda mitad del mandato de Trump.
La congresista por Nueva York Nydia Velázquez (Yabucoa, Puerto Rico, 72 años), es uno de los miembros más influyentes del caucus progresista de los demócratas en la Cámara de Representantes. Con su llegada a Washington en 1993, hizo historia como la primera hispana de su partido en conquistar el Capitolio donde, además de a su distrito, presta especial atención a los asuntos de Puerto Rico y Latinoamérica.
Cuando la justicia francesa acusó al infante Luis Fernando de Orleans y Borbón de tráfico de drogas, Alfonso XIII movió rápidamente sus hilos para que el escándalo protagonizado por su primo pasara lo más inadvertido posible. Corría el año 1924, la dictadura de Primo de Rivera apenas estaba comenzando, y el rey consiguió silenciar el asunto presionando a la prensa y haciendo desaparecer a su incómodo pariente. Luis Fernando, despojado de sus títulos y condenado al destierro, falleció en París en 1945, sumido en la pobreza y olvidado por el pueblo español. Ochenta años después de la muerte del infante, la Corona ya no tiene tan fácil esconder sus polémicas bajo las alfombras de palacio.
Cuando el ciudadano anteriormente conocido como el príncipe Andrés de Inglaterra llegó al mundo, su madre estaba tan embelesada que le contó por carta a su prima que el pequeño era “tan adorable...”. “Va a estar terriblemente consentido por todos nosotros”, escribió casi proféticamente Isabel II, quien poco podía imaginar, en febrero de 1960, el alcance de su clarividencia. Trascurridos 65 años, la cuestionable conducta de su tercer vástago y, según el consenso general en el Reino Unido, su ojito derecho, ha provocado un seísmo en la casa real británica, que trata todavía de contener una crisis que ha menoscabado seriamente su imagen y popularidad: en una encuesta reciente, el apoyo a la monarquía ha caído por debajo del 50%, diez puntos menos que en junio.
Las noticias desataron el júbilo en Gaza. El 9 de octubre de 2025, miles de gazatíes se vieron como supervivientes de la brutal ofensiva israelí cuando el Gobierno de Benjamín Netanyahu firmó el alto el fuego y Donald Trump, presidente de EE UU e impulsor de la iniciativa, aseguró que se trataba del inicio “de una paz duradera”. Un mes después, Gaza está congelada en un estado intermedio entre la calma y la guerra, el flujo de ayuda sigue restringido a pesar de la urgencia humanitaria y los gazatíes se ven sometidos a un supuesto proceso de paz que no les ofrece un futuro claro ni incluye garantías para la retirada total de las tropas israelíes.
—¿Por qué quiere usted volver a Corea del Norte?
El pasado 24 de agosto, un buque de la llamada guardia costera libia abrió fuego en aguas internacionales contra el Ocean Viking, el barco de la ONG SOS Mediterranee Italia, de bandera noruega, en el que viajaban 87 personas, la mayoría migrantes rescatados en el mar. El 26 de septiembre, otra nave, de la ONG alemana Sea Watch, también fue tiroteada tras rescatar a 66 náufragos. El 12 de octubre, una lancha libia disparó a un bote de inmigrantes, estando incluso en aguas internacionales de la zona SAR de Malta (área en la que un país es responsable de coordinar rescates), e hirió a tres. Las intimidaciones de los soldados libios contra los migrantes que navegan hacia Italia y quienes les ayudan han ido a más (se han registrado al menos 60 incidentes en diez años, según un reciente informe de Sea Watch), pero el Gobierno de Giorgia Meloni mira para otro lado. Porque en realidad Italia paga a Libia para eso. Es más, las lanchas que disparan a ONG y migrantes son italianas, cedidas por el Ejecutivo de Roma, y los milicianos que aprietan el gatillo son entrenados y pagados con dinero de la UE.
Los primeros acordes de Kiss the Devil, de Eagles of Death Metal, sonaban sobre el escenario mientras su vocalista, Jesse Hughes, empuñaba el micro. Entonces irrumpió aquel ruido. Y un extraño olor. Algunos pensaron que se trataba de algún efecto sonoro, petardos. Otros no lo dudaron. “Estaba seguro de que eran disparos. Me gustan mucho los videojuegos y conozco esos sonidos. Luego me acerqué al balcón que daba al escenario y vi la matanza. Mi amigo entró en pánico, corrió hacia adentro y supe que moriría. Yo salí por una ventana para intentar subir al tejado, pero no pude y me quedé ahí colgado durante diez minutos”, recuerda David Fritz Goeppinger, en un café junto al Sena. Era viernes 13 de noviembre de 2015 en la sala Bataclan de París.
Al canciller alemán, Friedrich Merz, le gusta enseñar un gráfico muy expresivo para demostrar que Alemania necesita un giro económico. El gráfico muestra tres curvas y su evolución en las últimas décadas. De las tres curvas, solo una sube, la del gasto público. Baja la curva de las inversiones privadas. Y está estancada la del crecimiento del producto interior bruto. El democristiano Merz, según el diario Bild, les dijo a los diputados de su grupo parlamentario que la coalición con los socialdemócratas debía acercar las tres curvas. Es decir, aumentar las inversiones privadas, disminuir la parte del gasto público no dedicada a inversiones e impulsar el crecimiento. Si no lo logra, solo habrá una conclusión posible: “Habremos fracasado”.
Pasan unos minutos de las diez de la mañana del sábado 18 de octubre de 2025. Rosalía Vila Tobella (Sant Esteve Sesrovires, 33 años) se sienta en un sofá de una de las salas de este estudio fotográfico al norte de Madrid. Está cansada, lleva días durmiendo poco (y lo que le falta). Pero tiene unas ganas enormes de hablar de su cuarto disco, Lux, del que en este momento ya está medio mundo teorizando sin haber escuchado una nota de él —saldrá (salió) el 7 de noviembre—. Un nivel de análisis abrumador, que en ocasiones dice más del que lo formula que de quien es su objeto. Rosalía no es solo grande, es importante. Con todo lo que eso conlleva en la era del evento y la hipérbole.
EstilismoJuan Cebrián
ProducciónCristina Serrano
MaquillajeIsabella Ching
PeluqueríaSerpiente
ManicuraMartina Martínez (Nailztomeetyou)
Diseño de set (y asistente de set)Adrià Escribano (y Diego Lillo)
Asistentes de fotografíaAndrés Paduano, Adrián Ramos y Noelia Soto
Asistentes de estilismoPaula Alcalde y Carmen Cruz
ConstructorWodom Studio
Asistente de producciónMarina Marco
Hace ahora cuatro años publiqué en estas mismas páginas un artículo sobre acoso escolar titulado Porque lo permitimos. No era el primer texto que escribía sobre el tema, que siempre me ha horrorizado de manera especial. El bullying en la infancia y la adolescencia es un infierno clamoroso y cercano, una tortura cotidiana de cuya existencia todos somos conscientes, aunque, no entiendo por qué, parece que preferimos ignorarla. Precisamente por eso perdura: porque lo permitimos. Y el caso de Sandra, la niña sevillana de 14 años que se ha suicidado tras ser sometida por otras tres chicas a un largo tormento, demuestra dicha permisividad: ese colegio de las Irlandesas de Loreto que no activa los protocolos y que mientras escribo esto aún no ha asumido de modo suficiente la responsabilidad, esas redes que nadie controla y que multiplican el suplicio de las víctimas hasta el infinito.
A primer cop d’ull, Antoni Bernad. De 1960 a 2010 podria semblar un recull de fotografies de 50 anys de professió del fotògraf. Una antologia de dues-centes imatges de retrats i moda d’un dels grans de la història de la fotografia recent del nostre país. Ara bé, en el moment que ens endinsem entre retrat i retrat, d’Antoni Tàpies a Manolo Blahnik, de Salvador Dalí a Carolina Herrera, d’Elsa Peretti a Oriol Bohigas, és inevitable copsar que, en la seva obra, treball i vida són indestriables.
Antoni Bernad. De 1960 a 2010. Retrat i modaBlume 264 pàgines. 60 euros