“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
Cualquiera de las imágenes que se conservan del paso fronterizo de Le Perthus a finales de febrero de 1939 puede servir para hacerse una idea de lo que significa el exilio. Por allí pasaron centenares de miles de españoles camino de Francia, sin tener ni idea de lo que les esperaba al otro lado, con sus hatillos, sus maletas, unas mantas que los protegían del frío, sus cuatro cosas para inventarse de nuevo en un lugar desconocido. Dejaron atrás sus hogares, a familiares y amigos, el avance de las tropas franquistas los empujó a irse afuera, a tirar por la borda la vida que habían vivido hasta entonces. Fueron unas 465.000 personas las que buscaron refugio en Francia durante aquel aciago mes, la mitad eran civiles y la otra mitad, militares. Más adelante saldrían muchos más, una buena parte de ellos sin llevar gran cosa encima, hacinados en unos cuantos barcos. De los que se fueron al país vecino en febrero, unos 350.000 terminaron en campos de concentración. Agde, Amélie-les-Bains, Argelès-sur-Mer, Arles-sur-Tech, Le Barcarès, Bram, Brens, Gurs, Montolieu, Le Récébédou, Rieucros, Rivesaltes, Saint-Cyprien, Septfonds, Le Vernet-d’Ariège: no está de más repetir como una letanía estos nombres. Detrás de ellos hay unas cuantas tiendas de campaña, bajas temperaturas, cacerolas en las que hervir un puñado de legumbres, alambradas, golpes de los vigilantes y, por dentro, miedo y desasosiego e incertidumbre. A todos ellos, a los que pudieron sobrevivir —hacia julio habían muerto unos 15.000—, algo se les tuvo que remover por dentro el 20 de noviembre de 1975 cuando murió el dictador, Francisco Franco.
EL PAÍS puso en marcha en 2018 una investigación de la pederastia en la Iglesia española y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce algún caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es Si es un caso en América Latina, la dirección es: abusosamerica@elpais.es
El Congreso no ha celebrado un debate sobre el estado de la nación desde 2022, pero este miércoles se desarrollará en el Parlamento un pleno en el que se abordará de todo, desde la situación política internacional, los casos de corrupción y la reciente ruptura con Junts. El PP y Vox intentarán de nuevo cercar a Sánchez con los frentes judiciales, al tiempo que los aliados de izquierdas le exigirán más valentía y medias sociales, más vivienda y una agenda energética verde y no nuclear.
Entre las amenazas existenciales para la humanidad la proliferación de armas nucleares es la más evidente desde 1949, cuando la URSS realizó su primera prueba, poniendo fin al monopolio estadounidense e iniciando ya abiertamente la confrontación bipolar. Es, por tanto, un asunto sobre el que conviene ser muy preciso y evitar declaraciones que puedan ser malinterpretadas por cualquiera de las nueve potencias nucleares existentes. Una cautela que, una vez más, no parece figurar en la agenda de Donald Trump a tenor de su exabrupto del pasado 30 de octubre, cuando cometió dos errores y pronunció una expresión ambigua cargada de funestos augurios.
Sucedió en Madrid fue un programa de éxito en Telemadrid al que mi abuela, viuda y un poco aburrida, era adicta a finales de los noventa. Yo vivía con ella por entonces y trataba de que cambiase esa matraca por cualquier otra cosa. No veas ese asustaviejas, le decía, pero ella era fiel a sus hábitos: el Pronto y los sucesos eran su alimento cultural, y no iba a cambiar a los ochenta. Así se fue convenciendo de que los cuatro jinetes del apocalipsis cabalgaban por el barrio de Embajadores.
Cuando los periodistas llaman al servicio de Comunicación de la Ertzaintza para conocer los detalles de una detención, reciben información sobre el qué, cuándo, dónde y cómo. Pero, desde hace tres semanas, cuando se pregunta por el quién, ya se proporciona un dato que hasta ahora se ocultaba de manera deliberada. Además del género o la edad, también se detalla la procedencia del arrestado. En sus notas escritas para los medios informativos, suele venir recogida en el último párrafo.
Vox ha decidido llevar a las Cortes el debate sobre la prohibición del velo integral, que hasta ahora había capitalizado el partido ultraderechista catalán Aliança Catalana, obligando a retratarse al PP y a Junts. La portavoz del grupo parlamentario ultra, Pepa Millán, ha anunciado este martes la presentación de una proposición de ley para prohibir en espacios públicos el uso del burka y el nicab, dos atuendos femeninos originarios de Afganistán y el golfo Pérsico, a los que ha confundido con el velo islámico. Este último, denominado hiyab, generalizado en los países musulmanes y seña de identidad religiosa, solo cubre el pelo y el cuello; mientras que los otros ocultan todo el cuerpo de la mujer (burka) o solo dejan al descubierto los ojos (nicab). Millán ha dejado claro que su objetivo no solo es proteger a las mujeres forzadas a cubrirse o evitar los problemas de seguridad derivados de que algunas personas lleven su rostro tapado, sino sobre todo “proteger la identidad occidental” de España, a su juicio incompatible con la religión musulmana.
El 9 de agosto, a primera hora de la mañana, el líder de la banda motera United Tribuns, Stefan Milojevic, llamó por teléfono al abogado penalista Gonzalo Márquez. Durante la conversación le comentó que se había encontrado de madrugada con el hijo del exjefe del grupo de estupefacientes de la Policía Nacional de Baleares Faustino Nogales y que le había confesado que su padre estaba preocupado por la investigación que la policía estaba practicando sobre los negocios de Milojevic. “Me ha dicho el hijo que está cagado, que ha empezado a escribir en papeles para no hablar”, le dice Milojevic al abogado, al que transmite que el inspector de la policía “está preocupado” por la posible interceptación de alguna conversación en la que le revele información reservada.
Los profesores sin formación habilitante ya están en las aulas de los institutos de Madrid. No tienen el máster del profesorado, pero imparten matemáticas, física, química, informática, lengua, latín o griego ante el déficit de docentes. Aunque el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso no ha visto atendida su reciente petición al Ministerio de Educación para que jubilados, graduados sin posgrado y estudiantes a partir del tercer curso de la carrera de Matemáticas o cualquier ingeniería puedan dar clase de esta asignatura en centros educativos, recurre a listas extraordinarias de interinos para cubrir vacantes con profesionales que no disponen de la formación exigida por la normativa educativa nacional. Es el caso de Jesús Ruiz, de 53 años, que ejerce la docencia en el instituto público Blanca Fernández-Ochoa, en el barrio de Montecarmelo.
El auto del Supremo que ha dado de plazo hasta el 21 de noviembre al Gobierno para ubicar en sus centros a los menores migrantes que han solicitado asilo está costando más de un disgusto a las organizaciones que trabajan con estos chicos y a las familias que les prestan cobertura. La primera resolución del tribunal llegó en marzo, pero la pelea política impidió avances hasta ahora, cuando las prisas están jugando malas pasadas. “Nunca he visto al niño llorar como hoy”, dice una de las madres canarias de un maliense que ha sido trasladado de la noche a la mañana desde su centro de acogida en Tenerife, de la comunidad, hasta Las Palmas, al centro Canarias 50, del Gobierno. Y ella tampoco puede contener las lágrimas al otro lado del teléfono.
Como siempre que hay salseo de por medio, La Perla es la candidata por antonomasia a convertirse en la canción más comentada, tarareada y reproducida de Lux, ese cuarto álbum de Rosalía que la humanidad ha decidido escudriñar línea por línea y sobre el que acabará teniendo opinión propia hasta el último terrícola con conexión wifi. Berghain se mantiene por ahora en holgada primera posición en cuanto a escuchas en las plataformas digitales, puesto que sirvió como adelanto dos semanas antes de que el álbum íntegro viese la luz (perdonen la redundancia). Pero la diatriba contra ese “terrorista emocional” que merece la “medalla olímpica de oro al más cabrón” ha despertado sonrisas, simpatía, sororidad y, cómo no, especulaciones sobre el destinatario último de la diatriba. Por mucho que la propia artista catalana apelase el lunes, a su paso por La Revuelta (TVE), a que las canciones siempre tienen “parte de realidad y de ficción” y a que hay “muchos y muchas perlas” que habrían aportado sus granitos de arena a la hora de forjar ese personaje engreído, ególatra y detestable que emerge en el séptimo corte del elepé.
La figura de la bruja siempre ha estado ligada al don de la adivinación del futuro. Las tres brujas de Macbeth, las poderosas völvas —brujas vikingas—, Galadriel en El señor de los anillos. Todas están dotadas de una intuición especial que, en una sociedad que debe enfrentarse a una gran incertidumbre paliada en redes sociales con tendencias esotéricas —solo hay que observar el éxito que tienen cuentas como @charcastrology u @horoscoponegro—, es posible llegar a pensar que también se tiene. Curiosamente, se suele hacer referencia a esta capacidad de predecir el futuro, en la mayoría de los casos, para confirmar que uno ya lo sabía a la hora de recibir una mala noticia.
El sueño continuo es un hábito moderno, no un fruto natural de nuestra evolución. Y eso ayuda a explicar por qué muchos de nosotros seguimos despertándonos a las 3 de la madrugada y nos preguntamos si algo va mal. Puede ser útil saber que se trata de una experiencia profundamente humana.
La comparecencia este martes de Carlos Mazón en la comisión de investigación de la dana en las Cortes Valencianas fue un capítulo más en su lacerante historial de irresponsabilidad. Como aquel fatídico 29 de octubre de hace un año, cuando la descomunal catástrofe acabó con la vida de 229 personas, tampoco este martes estuvo el presidente en funciones de la Generalitat Valenciana a la altura de la dignidad de ese cargo. Bien al contrario, burló su obligación de responder sin faltar a la verdad a las preguntas de los diputados.
Hace quince años, tras la crisis financiera global de 2008, el sector social español se encontró metido, y de repente, en una tormenta perfecta: muchos menos recursos públicos y privados, y muchas más necesidades que atender. Aquello podía haber fracturado un tejido social que en España no era tan maduro como el de otros países de nuestro entorno, y sin embargo, sucedió todo lo contrario: hoy es más fuerte, está más cohesionado y es más sostenible que hace quince años.
Voy a comer con un amigo al que hace tiempo que no veo, cosa temeraria. Mi amigo me cuenta un problema. Desde la mañana su novia se comporta fría y desapasionada, como si él hubiese hecho algo terrible (pero él, insiste, no ha hecho nada malo). Desde que me dedico al periodismo, cada vez que alguien me dice que no ha hecho algo malo me pregunto qué es lo que entiende por malo. Porque a lo mejor no ha hecho nada malo para él, pero sí para la supervivencia de la especie. Mi amigo me cuenta, por fin, que su novia soñó que él le ponía los cuernos. Con pelos y señales, incluidos pub y amante (la ex del chico). “No me habla desde que se despertó, qué te parece”, dice. “Me parece bien, habría que verte a ti”.
En los últimos años han aumentado las protestas que implican atacar o alterar obras de arte con el fin de visibilizar la gravedad de la crisis climática. Ese tipo de actos asegura una atención mediática mucho mayor que una protesta tradicional.
El uso de sistemas de inteligencia artificial (IA) en las guerras es una realidad. Mientras que sus promotores las venden esta tecnología como un método para aumentar la precisión de los ataques y reducir su letalidad, la realidad es más bien la contraria. “Si analizamos los conflictos armados más tecnológicamente sofisticados de la actualidad, no hemos visto que la población civil salga mejor parada, sino más bien una devastación generalizada e indiscriminada”, dijo el mes pasado Cordula Droege, responsable legal del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El objeto interestelar conocido como 3I/ATLAS, detectado en julio desde el observatorio chileno del Sistema de Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS), ha sido objeto de intensa especulación. Una señal de radio captada a través del radiotelescopio MeerKAT, en Sudáfrica, nos da nuevas pistas sobre su naturaleza y termina por desmentir especulaciones, que los expertos han calificado de descabelladas y espectaculares.
¿Qué pasa si un país decide unilateralmente poner en práctica un experimento a gran escala para enfriar una parte del planeta que puede generar efectos no deseados más allá de sus fronteras? A Sir David King (Suráfrica, 86 años), eminente químico británico y experto en la lucha climática, no le preocupa tanto que se investiguen medidas extremas que considera pueden ser posibles soluciones contra el calentamiento del planeta, pero sí que se apliquen antes de que los países se pongan de acuerdo en cómo deben usarse. Hace 10 años, como negociador climático del Reino Unido, King fue uno de los promotores de que se incluyera en el Acuerdo de París el objetivo de 1,5 grados, límite de seguridad que se empieza a sobrepasar. Ahora es presidente del Climate Crisis Advisory Group, y hace unos días participó en Madrid en una jornada sobre alternativas contra el cambio climático organizada por las universidades de Vigo y Pontificia Comillas, junto al CSIC.