“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
Hay un padre, Bjørn Hallstrøm, y hay un hijo, Dimitri Hallstrøm. Entre ellos, el recuerdo de un momento en el coche familiar —ese instante que, como un rayo, parte una existencia en dos— cuando el primero le confiesa al segundo, que tiene doce años: “soy un espía”.
Su presentación al planeta fútbol la hizo en el Mundial 2023, con la mayoría de edad recién estrenada. Linda Caicedo marcó el mejor gol del torneo ante Alemania. La jugada de la colombiana fue excepcional por el uso de ambas piernas para deshacerse de dos rivales en un espacio mínimo y colar después el balón por la escuadra. Dos años más tarde, en su tercera temporada completa con el Real Madrid, la joven atacante (20; Candelaria) es ya la futbolista más desequilibrante e influyente del equipo blanco, que este sábado se mide con el Barcelona, el líder de la Liga F, en el Estadio Olímpico Lluís Companys (16.00 Dazn). El duelo es fundamental para el conjunto dirigido por Pau Quesada, que tiene una oportunidad directa para tratar de reducir la distancia de cuatro puntos con las azulgranas, a las que por primera vez tumbaron el curso pasado al decimonoveno intento.
Hace menos de un año, en el mismo escenario, el Barcelona caía por primera vez en su historia ante el Real Madrid. Tras aquel encuentro, no exento de polémica arbitral, las azulgranas fueron conscientes de que no mostraron su mejor nivel. La frustración no llegó solo por el gol mal anulado a Jana Fernández, sino por la forma en que se produjo la derrota. “Hizo bastante daño. Ahora tenemos una nueva oportunidad. Ellas se acordarán de aquello y querrán repetirlo, pero estamos fuertes”, reconoce Irene Paredes. El recuerdo sigue presente. “Tenemos más ganas de ganar que nunca”, enfatiza Claudia Pina. Pere Romeu, el técnico blaugrana, advierte sobre dejarse llevar por las emociones: “Hay que jugar con la cabeza además de con el corazón”. El clásico se presenta como una prueba y antesala del duelo ante el Chelsea el jueves que viene de Champions, dos partidos que marcarán el rumbo de la temporada para un Barça que ha goleado en 10 de 13 encuentros, aunque cayó recientemente ante la Real Sociedad. Entre el deseo de revancha y un equipo más maduro que hace un año, hay una ausencia decisiva: la de Patri Guijarro, cuya vuelta no se espera hasta 2026.
Como el Madrid habla en voz baja y solo para unos pocos, hay que interpretar hasta los silencios. El día que Vinicius se enfadó con su entrenador, se rompió algo ante la vista de todos. El equipo venía de perder los últimos cuatro partidos frente al Barça, y el Madrid de Xabi rompió esa tendencia que empezaba a resultar humillante. En lugar de festejar la gesta, los focos apuntaron a Vinicius, que montó un sindiós cuando fue sustituido.
Es compañero de Joselu Mato, Sergio Rico y Álvaro Djaló en el Al-Gharafa SC de Qatar. También lo fue de James Rodríguez, con el que mantiene una gran relación, en el Al Rayyan. Echando la vista todavía más atrás en el tiempo compartió vestuario con Unai Simón, Unai Núñez, Asier Villlalibre o Iñigo Córdoba. Lo hizo en Lezama, donde Yaser Hamed (Leioa, 28 años) soñaba con convertirse en futbolista del primer equipo del Athletic. Este sábado defenderá los colores de Palestina ante la selección de Euskadi en San Mamés (20.30, ETB 1), uno de los días “más especiales” en una carrera que le ha llevado a jugar en Baréin, Egipto o Qatar.
Hace cosa de 10 meses, cuando Aprilia presentó su proyecto más ambicioso hasta la fecha en MotoGP, Marco Bezzecchi posaba a un lado del cuadro en los estudios de la cadena Skyen Milán, tan ambicioso como siempre, pero con los focos apuntando para otro lado. Por muy italiano que fuera, a su lado lucía con el número uno del campeonato el español Jorge Martín, llamado a ser el buque insignia de la división de carreras de la marca del grupo Piaggio. Ahora, cuando el certamen aterriza en el circuito Ricardo Tormo para la disputa del GP de Valencia, nadie en Noale duda sobre quién es ahora el líder del proyecto, el mejor posicionado en la difícil tarea de desbancar a Marc Márquez y Ducati del trono.
El fútbol americano comparte con el rugby la esencia de ser un deporte de territorio en el que se suman puntos llevando el balón al otro extremo del campo, pero las similitudes acaban ahí. Cada equipo, con más de 50 jugadores, está dividido en secciones: ataque, defensa y equipos especiales. El desarrollo de un encuentro —60 minutos de juego que suceden en más de tres horas— intercala oportunidades para cada ataque, conocidos como drives, para sumar puntos. Un concepto basado en la espectacularidad, pues cada jugada puede desembocar en un touchdown, el premio por llegar al final del campo rival, la end zone. Las generosas pausas que tejen todo el encuentro facilitan espacios comerciales infinitos y una sucesión de acciones con una explosividad física al límite. Un producto que desembarca en España, que acoge por primera vez un partido de temporada regular de la NFL, el que disputarán este domingo los Miami Dolphins y los Washington Commanders en el Santiago Bernabéu.
El Santiago Bernabéu y el Metropolitano, dos de los vestuarios de fútbol más lujosos del mundo, son una camiseta muy justa para una franquicia de la NFL. En un deporte especializado al extremo como el fútbol americano, con jugadores específicos en casi todas las fases del juego —ataque, defensa o equipos especiales, como las jugadas de retorno o las patadas—, la nómina de efectivos triplica la de la plantilla más extensa del fútbol europeo. “Estamos mucho más apretados de lo que nos encontramos en EE UU, pero nos apañaremos”, subraya el director de Team Operations de los Miami Dolphins, Scott Bullis. Su equipo ha traído a Madrid para su partido del domingo ante los Washington Commanders a casi 200 personas: 72 jugadores, 30 entrenadores y 90 miembros del staff, desde utilleros a personal médico, analistas de vídeo, especialistas de rendimiento o empleados de comunicación. Un verdadero transatlántico que empequeñece a cualquier delegación del Real Madrid o del Atlético.
El problema tiene forma de una mullida alfombra marrón viscosa sobre la arena fina y blanca de Granada. Hace unos 15 años, casi nadie en este pequeño Estado insular del Caribe había oído hablar del sargazo, pese a que siempre ha estado en el fondo de los mares en cantidades necesarias y manejables. Cuando las playas comenzaron a estar invadidas por montañas de estas algas durante varios meses al año, la urgencia fue recoger este residuo que hace huir a los turistas, empobrece a las comunidades locales y provoca daños en los ecosistemas locales y problemas de salud, debido a las emanaciones tóxicas que produce en su descomposición.
La volatilidad está de vuelta en los mercados. En la última semana, las dudas que cada vez generan más voces de alerta por las elevadas valoraciones de las grandes tecnológicas han desencadenado jornadas de fuertes caídas en las Bolsas mundiales. Después de meses de euforia vinculada al desarrollo de la inteligencia artificial (IA), el mercado tecnológico estadounidense ha vivido un despertar abrupto. Y aunque no se trata de la única razón detrás de los números rojos que han teñido los paneles en las últimas sesiones en todo el mundo —los inversores también están preocupados por la política monetaria de la Reserva Federal, por la incertidumbre política en EE UU y por los efectos de los 40 días de cierre del Gobierno federal, que han deteriorado la disponibilidad de datos económicos fiables—, las compañías más expuestas al desarrollo de la IA están en el punto neurálgico de las sacudidas bursátiles.
Nartex Capital acaba de recibir el visto bueno de la CNMV para convertirse en una gestora de fondos de inversión. La firma fundada en 2021 por Tomás Maraver e Íñigo Gasset es uno de los casos de éxito más fulgurantes en la gestión de activos en el panorama nacional, alcanzando los 400 millones de euros de patrimonio en menos de cuatro años. Es el volumen gestionado por el fondo Incometric Nartex Equity, del que hasta ahora han sido asesores Maraver y Gasset en la gestora Dux Inversiones. Ahora cuentan con su propia sociedad gestora para pilotar ese vehículo de inversión.
En Alcázar de San Juan hay molinos de viento y numerosos recuerdos de El Quijote y de Cervantes. Pero no es un lugar de La Mancha rústico y viejuno, sino una ciudad de servicios populosa (32.000 habitantes), con estación de tren importante —es uno de los principales nudos ferroviarios de España—, buenos hoteles y restaurantes, monumentos impecablemente restaurados y un complejo lagunar que hace frotarse los ojos a los ornitólogos porque era un vertedero hasta los años ochenta del pasado siglo y ahora es una reserva natural donde anidan aves tan raras y amenazadas como la malvasía cabeciblanca.
El peso corporal fluctúa por razones fisiológicas normales. Hidratación, ciclo menstrual, digestión o retención de líquidos. Centrar el progreso del ejercicio físico en un único dato puede llevar a quienes comienzan a entrenar a la frustración. La báscula convencional no es capaz de contar toda la historia tras bambalinas que hay detrás. Nada dice del músculo que se fortalece sin hacer ruido o del corazón que late con más calma. Los cambios físicos visibles pueden tardar en aparecer mientras se están produciendo beneficios para la salud, como mejoras en el metabolismo e incluso el estado de ánimo.
Junts apostó este jueves en el Congreso por abstenerse y tumbar la propuesta del PP de prorrogar el calendario del cierre de las nucleares. Su decisión generó alborozo en las filas socialistas, que entendieron que los diputados del partido de Carles Puigdemont rompían su plan de votar siempre en contra del Gobierno. La líder de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, atribuyó la abstención a que la propuesta popular no estaba bien hecha técnicamente. El partido está ahora ultimando su posición para las tres centrales catalanas, dice que quiere huir de posiciones maniqueas entre nucleares y renovables y avisa de que el despliegue de la energía verde está muy retrasado en Cataluña. La alcaldesa de Vandellòs, Assumpció Castellví, de Junts, a favor de la prórroga, ratifica que el debate sigue abierto y que el voto de su partido en el Congreso no es el definitivo.
Antes del plato más esperado, la muy hermosa Frankenstein, me trago un aperitivo que siempre me conmueve. Es Las normas de la casa de la sidra y como siempre, me emociono cuando el maravilloso Michael Caine, ese médico abortista, adicto al éter y al sexo con su enfermera, despide las noches de esos niños que fueron desechados, hambrientos de adopción o de amor, con estas palabras: “Que durmáis bien, príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra”. Esos críos ven extasiados todas las semanas la misma película, la única de la que disponen. Es King Kong. Y siguen extasiados, aunque se la sepan de memoria.
Nuestro mundo bulle de batallas. La guerra de las enciclopedias es una que, sin embargo, nadie imaginó.
En 1898, mientras España perdía Cuba, dos científicos británicos descubrían el gas neón. En un laboratorio de Londres, William Ramsay y Moris Travers se quedaron atónitos al descubrir que, si almacenaban dicho gas en un tubo de vidrio y dejaban pasar la corriente eléctrica, este emitía una luz roja intensa y vibrante que parecía no tener fin. Pero para el debut comercial de este hallazgo tuvo que pasar poco más de una década. Y no fueron ellos sino Georges Claude; este ingeniero francés presentó la primera lámpara de neón durante el Salón del Automóvil de París de 1910. El diseño de Claude estaba formado por tubos de vidrio sellados que contenían el neón, un gas inerte presente en la atmósfera en pequeñas cantidades. La popularidad de las luces de neón se disparó y en los años veinte inundó las calles de la capital francesa. La moda de los carteles luminosos de Pigalle y de los Campos Elíseos en seguida cruzó el charco. En 1923, un empresario de Los Ángeles hizo traer carteles de neón desde Francia para iluminar su concesionario de coches y marcó un punto de no retorno. Aquel “fuego líquido” se propagó rápidamente por las calles de Nueva York, Las Vegas y los grandes núcleos urbanos del planeta hasta convertirse en uno de los emblemas de la modernidad del siglo XX.
Tras dos semanas de juicio contra Álvaro García Ortiz los siete magistrados de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo inician el lunes las deliberaciones de un procedimiento inédito en democracia. Nunca un fiscal general del Estado se había sentado en el banquillo para defenderse de una posible condena de hasta seis años de prisión. Los testimonios de los periodistas, la testifical de la fiscal jefa de Madrid, Almudena Lastra, y las comparecencias de miembros de la Guardia Civil como el teniente coronel Antonio Balas de la Unidad Central Operativa (UCO) componen un acervo probatorio que para la mayoría de expertos consultados es insuficiente para terminar en una condena por revelación de secretos. Aunque con las cautelas de no haber podido ver el juicio completo en directo, diez catedráticos y profesores de Derecho Penal de distintas universidades responden a la pregunta que tendrá que ser contestada en la sentencia: ¿Hay pruebas o indicios suficientes para desvirtuar la presunción de inocencia y condenar al fiscal general?
Según la tendencia social, a saber, esa mezcla de música, libros, pódcasts, reels de Instagram, vídeos de TikTok, videoclips, artículos de opinión, series y portadas de suplementos hay dos cosas que una mujer de mi tiempo debería preguntarse: si es o no mística y si le da vergüenza o no tener novio. Mi respuesta es un sí en ambos casos. Sí, deseo ser mística (y admiro a todas las que lo son y han sido) y, sí, me da vergüenza tener novio (marido, en mi caso, que es peor). Y añado, además, que ambas cosas están relacionadas y que son fundamentales, conscientemente o no, en la construcción de la identidad de una mujer de este siglo.
No hay que descartar nunca la importancia de la suerte para lograr el éxito. Pongamos el caso de Pantomima Full. Hoy, el dúo cómico formado por Rober Bodegas (Lugo 43 años) y Alberto Casado (Madrid, 41) acaba de estrenar su primera gran producción, Entrepreneurs, una serie para Disney +, pero hace casi una década eran solo dos anónimos guionistas que trabajaban —a veces juntos, a veces, no— en televisión.