“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
Si en la Conferencia Episcopal ha cundido el optimismo por el aluvión de especulaciones sobre el rebrote católico que estaría evidenciando el interés de la cultura popular por la religión, bien harían los obispos en contener su entusiasmo. Más allá de los hábitos de monja de Rosalía y de los nuevos influencers que predican la castidad, la imagen que devuelve el espejo a España es la de un país que sigue alejándose de Dios.
No está del todo claro si en un homenaje al mito de Frankenstein, resucitado estos días por enésima vez por el cine, Donald Trump advirtió este lunes en una entrevista a Laura Ingraham, presentadora de Fox News: “No lo olvides, MAGA fue una idea mía. Sé mejor que nadie lo que quieren los MAGA”.
La Ertzaintza ha modificado un criterio que llevaba décadas manteniendo y ha comenzado a precisar en sus notas informativas el origen de los autores de delitos concretos, distinguiendo entre españoles y extranjeros; y clasificando a estos últimos por distintas zonas geográficas. El Gobierno vasco y el PNV, que controla la Consejería de Seguridad, han defendido la decisión en aras de la transparencia y para combatir los bulos y la difusión de datos sesgados, con críticas directas tanto al PP como a Vox.
Un rasgo que todos los déspotas tienen en común es una temible predilección por la arquitectura. También se parecen en que son varones, en que muy pronto se vuelven perezosos, en que carecen de compasión y remordimiento, en que no escapan al trastorno mental que se adueña de cualquier ser humano que carece de límites a sus impulsos o a los caprichos de su voluntad. Se sabe que Donald Trump nunca llega a su oficina antes de las once, y que Hitler, Stalin y Mao eran noctámbulos que se quedaban hasta las tantas viendo películas o enhebrando monólogos ante sus cortesanos, y como nadie se atrevía a despertarlos, se quedaban durmiendo como viejos gandules hasta mediodía. Es curiosa la afición por el cine. Franco veía películas tan puntualmente como rezaba el rosario. Stalin y Hitler admiraban los musicales rutilantes de la Metro-Goldwyn-Mayer, que estaban prohibidos a sus súbditos. Hombre de una época en la que el cine se vuelve tan irrelevante como la palabra escrita, Donald Trump pasa las horas de día y de noche con el mando a distancia en una mano y el móvil en la otra, profiriendo mensajes de revancha o de simple delirio con faltas de ortografía, o viendo los programas de la cadena Fox, gran parte de ellos babosamente dedicados a excitarle una vanidad tan sin límites como su ansia de dinero o su desprecio por cualquier ser humano que no sea él mismo.
En los bloques de pisos de mi infancia todo el mundo se parecía bastante. En el de mi tita Toñi, que era de protección oficial, había matrimonios que trabajaban en negro, él en el campo y ella fregando escaleras, familias cuyo supermercado era Cáritas e inmigrantes recién llegados a una España que, según nos decía Aznar, iba bien. En el de Sofía, una compañera del colegio cuyos padres eran médicos, había una consulta de dentista y varios pisos de familias que, como la suya, iban a la ópera entre semana, algo que para mí los igualaba a la realeza. Cuando mis padres carteros se separaron, ambos se fueron a vivir a pisos de gente cuyo poder adquisitivo era muy similar al suyo, que se redujo mucho entonces: sobre el divorcio hay muchas cosas que casi nadie dice, y una de ellas es que es un privilegio de clase.
La campaña electoral de Zohran Mamdani ya se está estudiando por la izquierda europea y su discurso la noche de su victoria muy probablemente pasará a la historia como icónico de un nuevo modelo de liderazgo progresista en Occidente. Mamdani citó al legendario líder sindical y socialista estadounidense Eugene Dabs, pero también al histórico estadista indio Jawaharlal Nehru. En ambos casos, para evocar el final de una era y un nuevo amanecer.
Aún estaba yo gestionando el escalofrío que me provocaron las palabras de Alberto González Amador, más conocido como Alberto Quirón, cuando llegaron las de su novia. Igual que Donald Trump, que nos ha enganchado a sus vicisitudes como un maestro del culebrón, la pareja me tiene sumida en la inquietud.
Sería bueno saber de dónde vienen las ideas nuevas, esa clase de pensamientos que nadie había tenido antes y que, de repente, resuelven un problema que te traía por la calle de la amargura desde hacía semanas o meses. Digo que sería bueno porque, si supiéramos de dónde vienen esas ideas brillantes, tal vez encontraríamos algún modo de estimularlas, y la verdad es que no andamos sobrados de ellas. La cuestión es sin duda interesante, pero también muy difícil de investigar. ¿Cómo lo haces? No puedes poner a mil personas en un baño hasta que a una se le ocurra el principio de Arquímedes o le caiga una manzana en la cabeza. Las ideas brillantes son muy raras, y las cosas muy raras son un objeto de estudio francamente correoso.
Mohamed Abumuaileq tiene cuatro años y su hermano Aseel, seis. Esto significa que han vivido, respectivamente, media vida y un tercio de vida en guerra. Ambos nacieron en Gaza, víctima del genocidio israelí sobre el pueblo palestino. Del mismo modo que ahora sonríen cuando comparten un helado recién sacado del congelador, hasta hace unas semanas lloraban porque sufrían el hambre y el frío desde hace dos años. Sonríe su tío, Fayad Abumuaileq, muchos meses desesperado en su empeño de traer a Valladolid a sus sobrinos, a sus hermanas y a sus padres: tras mucha labor silenciosa, el Ministerio de Exteriores logró rescatarlos, pues contaban con permisos en regla para brindarles una nueva vida. “Aquí todo es fácil”, resume Danya, tía de las criaturas, por la comodidad del agua caliente, la electricidad, la nevera abastecida y todos esos lujos mundanos privados por la invasión sobre Palestina.
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A Rafael J. su médico de cabecera le confirmó hace tan solo dos semanas que de nuevo volvía a tener indicios de cáncer de piel. Dos nuevas lesiones en la cabeza, muy cerca de las cicatrices donde estuvieron las anteriores, hicieron saltar las alarmas. El médico que lo atiende en la sanidad pública de Tres Cantos, donde vive este vecino de 79 años junto a su esposa, lo anotó inmediatamente en la lista de espera quirúrgica: “Te llamarán en un mes, o mes y medio a más tardar”. Sin embargo, la llamada que recibió pocos días después desde el Hospital La Paz, donde debería realizarse esta cirugía ambulatoria, fue para otra cosa: no podían quitarle la lesión cancerígena porque tenía pendiente una cirugía de reconstrucción de párpados y la normativa no permite estar en dos listas de espera quirúrgicas a la vez.
La Navidad llega cada vez más pronto a Madrid. El encendido de las luces en las calles de la ciudad, que congrega a miles y miles de personas, ocurrirá el próximo sábado 22 de noviembre, una semana antes que el año pasado. Como ha prometido el alcalde José Luis Martínez Almeida, este ya “tradicional” evento no escatimará: 13 millones de bombillas repartidas por más de 240 emplazamientos en los 21 distritos de la capital. El encargado de encender la magia de la Navidad, que tendrá su epicentro en Cibeles, será el piloto de carreras Carlos Sainz, bicampeón mundial de rally y el cuatro veces ganador del París-Dakar. Y a última hora, el Ayuntamiento se ha sacado varios ases bajo la manga, como es la colocación de un belén gigante en la plaza de Las Cortes frente al Congreso de los Diputados, un abeto de 22 metros de altura frente al edificio Metrópolis o una enorme vela en Nuevos Ministerios.
Los obituarios sobre el periodista Lluís Permanyer, fallecido el pasado octubre, incluían un dato revelador. Pese a su notoriedad no habría funeral ni entierro públicos: el que fuera uno de los cronistas más importantes de Barcelona había donado su cuerpo a la ciencia. Ni panteón neoclásico ni losa sepulcral con la trama de L’Eixample: el último servicio a la curiosidad que transpira su trayectoria será en una mesa de disección.
Durante dos años, en primero y segundo de la ESO, Juan fue a clase de repaso por las tardes en su instituto público, el Ramón y Cajal de Albacete. “Me sirvió en todas las áreas, pero sobre todo en matemáticas, con las ecuaciones, y en lengua, con la sintaxis, que me costaban muchísimo”, comenta. Aquello le ayudó a evitar problemas en el resbaladizo paso entre la educación primaria y la secundaria, afirma su padre, Juan González, docente en un colegio público, que solo lamenta que el programa sea, únicamente, para los dos primeros cursos, y este año, en tercero, su hijo ya no pueda ir. “Ahora va a una academia, martes y jueves, en el mismo horario. Es igual, pero antes era gratis y ahora pagamos un dinero. Y no solo es peor por el tema económico, sino que antes iba más motivado. Porque las clases eran en su centro educativo, estaba con compañeros de clase, y repasaban justo lo que los profesores de la mañana les indicaban”, afirma.
Quienes busquen el paraíso de los parques infantiles de Madrid lo descubrirán a escasos metros del Palacio Real. Allí, oculto tras los plátanos de los Jardines de Lepanto, se encuentra el escenario ideal para que los más pequeños se diviertan y dejen volar su imaginación. Al recinto no le falta detalle: es espacioso, está lejos del tráfico y, además, está equipado con una amplia variedad de juegos, zonas de descanso, vegetación y una buena iluminación. Todas esas comodidades han convertido al parque de los Jardines de Lepanto en el mejor área de juego de la capital, según una investigación de la arquitecta Carla Silva (Oviedo, 40 años). La experta aclara que ese espacio no es el que ha recibido la nota media más alta, pero sí que ha sido el que han puntuado más personas —18 en total—.
El tiempo pone a cada uno en su sitio; menos a Squeeze. El grupo de Londres, que despuntó en la segunda mitad de los setenta en la escena new wave con sus canciones complejas pero no por ello menos pegadizas, jamás disfrutó del éxito masivo. Si alguien pensó que los años lo pondrían en el lugar que le corresponde, se equivocó: después de una carrera discográfica que abarca casi medio siglo, continúa siendo una banda de culto. En su condición de ilustres secundarios tal vez ha influido el que apenas hayan tocado en directo fuera del Reino Unido, Australia y Estados Unidos; de hecho, en España nunca ha habido ocasión de verlos en directo, omisión que quedará reparada este sábado cuando actúen en Barcelona en el evento Feroe 2025, junto a Nick Lowe, The Jayhawks, The Tallest Man on Earth y otros. Lo que prueba que siguen en el ajo.
Todos los humanos se ríen, lloran, comen, duermen, aman. Aunque la mayoría del día se les va en otra actividad universal: trabajar. Así que muy compartidas, de un lado a otro del planeta, son también las quejas al respecto. Demasiadas horas, estrés, exigencia, renuncias y unos cuantos etcéteras. Desde que triunfó, el capitalismo neoliberal repite que no existen alternativas. Últimamente, sin embargo, ha surgido una opción sencilla para cuestionarlo. O para conocer las reglas y sombras del juego en el que todos participamos. Basta con leerse uno de los muchísimos cómics sobre economía, explotación y demás estropicios laborales que no paran de publicarse. Resulta que otro mundo sí es posible, al menos en los tebeos.
En 1971, a las afueras del municipio de Borobia (Soria, 250 habitantes), se hallaron tres estelas funerarias romanas que representaban a jinetes armados con lanzas y escudos. Fueron trasladadas al Museo Numantino de Soria. Pero poco después, en el mismo lugar, se halló una parte que le faltaba a una de ellas. Sorprendentemente, la pieza fue guardada en una nave agrícola local. En 2024, este fragmento fue redescubierto y analizado por varios investigadores del Instituto de Patrimonio y Humanidades de la Universidad de Zaragoza. Las conclusiones del estudio de la pieza, que publica la revista Archivo Español de Arqueología, son que la lápida puede representar a guerreros celtíberos (tropas auxiliares romanas) y que se colocó a las afueras del desaparecido oppidum (ciudad fortificada) de Virovia. Se sabe que esta ciudad existió, no porque haya escritos de la época sobre ella, sino porque se han hallado monedas de su ceca. Hasta ahora su ubicación resultaba un enigma. Es decir, según el trabajo Los guerreros de Borobia. Una nueva estela opistógrafa latina procedente de la provincia de Soria, bajo la Borobia actual se encuentra la Virovia celtibérica.
Las ciudades han sido, históricamente, el lugar de las oportunidades. El espacio de encuentro con lo diferente. La posibilidad de acceder a trabajo, cultura y, tal vez, solo tal vez, de acercarse a la fortuna. Sin embargo, muchas metrópolis contemporáneas han dejado de cuidar a sus ciudadanos. Cada vez son más las personas que anhelan una vida más serena. Vale también decir la tranquilidad de tener un piso propio.