“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
Keith Richards dedica en sus extensas memorias (Vida, 504 páginas) apenas 20 líneas al disco de los Rolling Stones de 1976 Black and Blue. Y en ese pequeño espacio se centra, más que en el contenido del álbum, en lo traumática que fue la salida del grupo del guitarrista Mick Taylor, justo antes de entrar a grabar el álbum, y en su dependencia de la heroína. Así describió el ambiente de la grabación de aquel trabajo: “Al carajo con todo. Es el mono, tío. Pero me disculpé con los Stones. Hey, id calentando, empezad a sacar el sonido, dadme otras 24 horas. Hasta que no esté en condiciones no aparezco”.
La cesta de la compra y el precio de la vivienda vienen experimentando una subida que compromete el día a día de las familias. Tanto, que el coste de la vida corre el riesgo de convertirse en un peligroso factor de desafección ciudadana. A esa tendencia al alza no dejan además de sumarse factores coyunturales. Así, desde el pasado jueves, todas las aves de corral criadas al aire libre en España están confinadas. Es la acertada decisión adoptada por el Ministerio de Agricultura para intentar evitar que el brote de gripe aviar —que ya ha obligado a sacrificar 2,7 millones de gallinas— se expanda a nuevas explotaciones. El brote afecta a la producción de huevos y carne de ave, con el consiguiente daño económico para las granjas, y ya se deja sentir en el precio de estos productos básicos: en el último año, los huevos —fuente barata de proteínas— han subido un 22,5%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), y se espera que la tendencia continúe en los próximos meses.
La novela Anna Karénina comienza afirmando que “todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera”. Una aseveración análoga puede aplicarse al estado en el que se encuentra actualmente nuestro régimen parlamentario, tanto a escala estatal como autonómica. En el ámbito del parlamentarismo, la situación que más se asemeja a la felicidad remite a la existencia de una estable mayoría de apoyo al Gobierno, manifestada ya de entrada en la sesión de investidura y vigente a lo largo de la legislatura. De cumplirse ambos requisitos, los Ejecutivos no solo gozan de legitimidad de origen (en el momento de su formación) sino también de ejercicio, lo que les permite sacar adelante sus iniciativas legislativas y, de este modo, desplegar su programa político. Si concurre tal contexto de fondo, es posible agotar los cuatro años de legislatura o, a lo sumo, adelantar las elecciones por razones coyunturales, aprovechando el momento más propicio en clave política. Esta situación, que en teoría debería configurar la regla general, sin embargo, se ha convertido en la excepción en España. Así lo atestigua la exigua nómina de familias parlamentarias felices: tan solo en Castilla-La Mancha, Madrid, Andalucía y Galicia los respectivos gobiernos cuentan con mayorías absolutas en sus asambleas legislativas. Ciertamente, la felicidad no es completa y no es oro todo lo que reluce: ahí están para acreditarlo las tensiones generadas por la grave crisis de los cribados del cáncer de mama en Andalucía o por la deficiente gestión de los incendios de este verano en Galicia.
Es tan importante saber vestirse como saber desnudarse. La palabra autarquía, que alude a la independencia de una persona o un Estado, nos ayuda a entender también el peligro de los mundos cerrados y las obsesiones. Una persona autosuficiente puede convertirse en una pulsión atrapada en sí misma, un corazón maniático que somete el conocimiento de la realidad a sus propias obsesiones. Los domicilios y las calles derivan en círculos viciosos. Cualquiera que haya padecido un rencor o una pasión desenfrenada puede entender que las obsesiones no sólo hacen difícil la convivencia, sino que nos impiden ser dueños de nosotros mismos. Un buen ejemplo lo encontramos en la crispación de la política española, definida por la obsesión que padece el PP, empeñado en criticar, subestimar y ofender al Gobierno hasta el punto de olvidarse de sus propios intereses. Esta obsesión resulta dañina para la democracia y los intereses de España. La autarquía obsesiva convierte la política en un mercado negro, en el que se olvida que muchos de los asuntos que caracterizan nuestra realidad no son un problema español, sino una triste dinámica internacional que está poniendo en peligro los valores de la democracia. Da miedo que la obsesión antigubernamental del PP facilite un pacto con la extrema derecha europea para negar la contaminación, las danas y los peligros del cambio climático.
Yann LeCun es solo el último de los fundadores de la nueva era de la Inteligencia Artificial en abandonar las grandes tecnológicas para poder seguir haciendo ciencia.
Ya es posible recorrer redes sociales como Facebook o X de punta a punta sin encontrarse con una sola verdad. La inteligencia artificial ha tomado posesión de los dominios y, utilizada de la peor forma posible, ha convertido los epicentros de la conexión global en un campo de minas de falsedad que resulta cada vez más difícil no pisar. Catherine tropezó con una de estas minas a principios de 2024 y aún se recupera de los estropicios. Como relata el diario Le Monde esta parisina de 44 años, que usa un nombre ficticio, se casó por lo civil y a distancia con un militar ucranio con el que intercambió mensajes de vídeo durante meses. Desde el frente de guerra, el soldado pidió a Catherine ayuda para sufragar gastos como un chaleco antibalas o una operación quirúrgica. Más de 17.000 euros salieron de su cuenta bancaria antes de que supiera que el hombre que le hablaba amorosamente en aquellos vídeos había sido generado con inteligencia artificial a partir de una foto de un ciudadano bielorruso. El dinero y los sentimientos de Catherine no volaban al corazón de Europa sino a Nigeria, país que alberga una de las multinacionales de las denominadas “estafas del amor”, cuyos métodos, cada vez más sofisticados, y ámbitos de actuación no dejan de multiplicarse.
El recorte de los fondos públicos destinados a la investigación en Estados Unidos y las amenazas de la Administración del presidente Donald Trump a las universidades de élite abren una oportunidad única para la atracción de talento a Europa, máxime si se tiene en cuenta que una proporción significativa de los investigadores que trabajan en Estados Unidos no han nacido en ese país, sino que han asentado allí por la excelencia de sus universidades y centros de investigación.
Microsoft participa en Open AI, que destina 38.000 millones a Amazon Web Services (AWS) para garantizarse acceso a su infraestructura y a equipamiento de Nvidia, que también invierte 100.000 millones en Open AI. Gran parte del flujo de dinero de las grandes tecnológicas es circular: fabricantes de equipos y vendedores de servicios participan de forma recíproca en las empresas para generar un ecosistema económico cerrado donde se reparten inversiones y beneficios. La estrategia es muy antigua, pero el volumen de inversión es inédito y a este estrés financiero le han seguido anuncios de miles de despidos y recelos ante una posible burbuja o la creación de un oligopolio en torno a la inteligencia artificial (IA).
Antonia Marín Sánchez no daba crédito a lo que veían sus ojos aquella noche del pasado 9 de octubre. Conducía su coche detrás de una ambulancia medicalizada en la que viajaba su marido, que acababa de sufrir un infarto en su casa de Huéscar (Granada) y varias paradas más en las últimas horas. En el hospital de Baza le habían dicho que el cateterismo que su marido necesitaba requería traslado a Granada, al Hospital Virgen de las Nieves, y que harían un cambio de ambulancia en Guadix. Pero al llegar a Guadix no pasó lo que ella suponía. “Imaginaba que entraríamos al hospital, haríamos el cambio y seguiríamos”. Pero no. La parada fue en un área de servicio. Y allí, entre el lavadero de coches y la gasolinera, se alinearon las dos ambulancias e hicieron el cambio.
Buscaron algunas fotos, compraron muebles de segunda mano e hicieron la obra con la ayuda de amigos. Eran veinteañeros y apenas tenían dinero ni experiencia, pero sí muchas ganas e ilusión. Fernando Marín, Marta Ferrer y Alejandro Camacho habían disfrutado durante varios años el espíritu de las teterías de Granada de los años noventa y querían trasladarlo a su ciudad, Málaga. Eligieron la calle San Agustín, en un centro histórico entonces repleto de solares, edificios abandonados y sin noticias del turismo. El negocio funcionó desde el primer día y después consiguió superar todas las crisis económicas y la pandemia del covid-19. Ahora que todo va mejor que nunca en la ciudad andaluza, bajarán la persiana de manera definitiva: se ha vendido el edificio donde se encuentra su local, su contrato de alquiler se acaba y para renovarlo les han pedido hasta cuatro veces más que el alquiler actual.
Con cánticos de “Especular es pecado capital” y “Arzobispado con los buitres ha pactado”, cerca de 100 vecinos cuyas viviendas son administradas por una fundación dependiente del Arzobispado de Madrid, se concentraron este domingo frente a la sede eclesiástica para reclamar que no se produzca su venta. El Juzgado de Instrucción número 28 debe decidir si mantiene las medidas cautelares sobre el traspaso de 13 edificios situados en el centro de la capital a la sociedad Tapiamar, operación que se paralizó en 2019 por presuntas irregularidades y que, en el caso de ejecutarse, expulsaría de sus casas a unas 200 familias.
Los trenes volverán a circular entre las estaciones del metro de Madrid del Barrio del Puerto y Hospital del Henares el próximo sábado, después de algo más de tres años de cierre por los trabajos de reparación de la infraestructura y nueve cierres en 18 años de la línea 7B de Metro de Madrid. El Ejecutivo autonómico asegura que “cinco informes independientes acreditan las condiciones óptimas del trazado”, después de la estabilización de 20.600 metros cuadrados de terreno y la rehabilitación de 5.575 metros de túneles.
Por la mañana, a la tienda Alcalá Cómics casi todos los que entran son alcalaínos mayores para comprar la prensa. Llegan con las monedas en la mano, las dejan que suenen sobre el mostrador de cristal y Lidia les pasa uno de los periódicos del día o la revista de famosos de la semana. Esos clientes apenas entran al pasillo lleno de cómics y figuras de personajes de plástico, que se mantienen casi vacíos hasta la tarde, cuando todo es diferente: el local se llena de personas que rebuscan entre los estantes del fondo de la tienda un juego de mesa estratégico y de las que quieren un número de Hirayasumi, de One Piece o de Superman. Porque sí, en el mundo del cómic todavía los clásicos se mantienen tan vivos como hace décadas atrás, cuando no existían las redes sociales y las historietas se compraban por unos pocos céntimos en cualquier papelería de barrio.
En septiembre de 2021, en plena pandemia y después de medio siglo cerrada, reabría las puertas la escuela rural de Palau de Santa Eulàlia, un pequeño municipio de 130 habitantes en el Alt Empordà (Girona). Cinco años después, el centro cerrará porque el alcalde, Xavier Baldrich, asegura que no la puede mantener y quiere recuperar el edificio para trasladar allí el Ayuntamiento. La decisión ha dividido al pueblo, la rechazan profesores y familias del centro, mientras que el Departamento de Educación la acepta.
El fútbol perdió a una promesa y el baloncesto ganó a una estrella. María Conde se decantó por la canasta cuando el futuro le abrió las dos puertas. De niña jugaba a todo con su hermano Diego, casi dos años menor. Fútbol, baloncesto, natación, yudo, hípica… Ambos daban patadas al balón en el madrileño equipo del Carabanchel cuando dos clubes quisieron fichar a María y ella, una niña, tuvo que tomar la primera gran decisión de su vida: fútbol en el Atlético de Madrid o baloncesto en el Estudiantes. Ganó el balón naranja y el éxito la ha acompañado. Hoy es una de las mejores baloncestistas españolas y ha vuelto a jugar con la selección después de superar ocho meses de baja por una lesión del tendón de Aquiles. Diego siguió en el fútbol, bajo los palos, se formó en el Atlético y es portero del Villarreal tras pasar por el Getafe y el Leganés. María y Diego son un curioso caso de dos hermanos en la élite de dos disciplinas diferentes, y a la vez el mejor apoyo el uno para el otro por cómo comprenden lo que se siente allí arriba. En lo bueno y sobre todo en lo malo.
Sara Björk dejó de jugar al fútbol en su carrera por dos razones: una rotura del ligamento cruzado anterior de rodilla y un embarazo. Después de la primera, volvió a jugar; con la segunda, terminó denunciando a su club, el Olympique de Lyon.
Para Cuenca hay un antes y un después de la llegada del mecenas y artista filipino Fernando Zóbel y del grupo de creadores con los que en 1966 creó el Museo de Arte Abstracto Español en una de las preciosas Casas Colgadas que miran al desfiladero del río Huécar. En aquella España de la dictadura todavía había pocos museos y ninguno dedicado al arte contemporáneo. El creador hizo el milagro con su generosidad y con la ayuda de su gran amigo Gustavo Torner, que falleció recientemente a los 100 años. Y otros grandes creadores como Gerardo Rueda, Manolo Millares, Antonio Saura, Eusebio Sempere, José Guerrero, José María Yturralde y Jordi Teixidor, entre otros.
A veces los thrillers más sórdidos aparecen en el patio de una casa. A veces las historias más relevantes y políticas pueden surgir de una riña vecinal. La directora Geeta Gandbhir, de hecho, llegó al crimen del documental La vecina perfecta cuando su cuñada le pidió un favor: ayudar a hacer justicia por Ajika Owens, una amiga de Florida asesinada por su vecina. Ni siquiera pensaba en convertir la historia en película, pero poco a poco descubrió que este relato atesoraba un debate sobre leyes poco actualizadas que le serviría para hablar de racismo, acceso a las armas, desprotección jurídica e incluso el concepto del miedo. Todo desde la perspectiva de dos vecinas.
Dicen que siempre tendemos a pensar que la hierba del vecino está más verde que la nuestra. Una simpleza pero nos ayuda a intentar entender la fascinación de los músicos por la gente del cine (¡y viceversa!). En Estados Unidos, se publica Insomnia, libro del difunto Robbie Robertson sobre aquel periodo de los años 70 cuando convivía con Martin Scorsese en su casa de Mulholland Drive. Por las noches, funcionaba como un cine club, con películas escogidas por Martin; también era un after, con abundantes estimulantes y música pinchada por Robertson.