“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
Guarda en la mochila más de 20 cumbres del clima de la ONU, aunque la de la ciudad brasileña de Belém ha sido para Sara Aagesen (Madrid, 49 años) su primera como ministra para la Transición Ecológica. Por lo tanto, ha estado al frente de la delegación española en estas complicadas negociaciones. Cuando el presidente brasileño y anfitrión de la COP30, Luiz Inácio Lula da Silva, lanzó el guante a los países para que impulsaran en la cumbre una hoja de ruta para dejar atrás los combustibles fósiles fue de las primeras que lo recogió. Hasta el punto de que, en una de las reuniones a puerta cerrada, la representante de Arabia Saudí se lo echó en cara en una tensa conversación. Finalmente, esas menciones directas en la declaración final a los combustibles fósiles no se pudieron incluir por el bloqueo de muchos Estados, encabezados por el grupo de países árabes.
“Además te llevas un ordenador gratis, las ayudas están a punto de agotarse”, decía un anuncio en TikTok que han visto 1,4 millones de españoles. Una empresa puso, solo en esa red social, 8.343 variantes de esa publicación promocionada. Otras empresas usaban Instagram o Facebook para sus reclamos: “Me llevé un Mac como este, totalmente nuevo y sin pagar un solo euro”, explicaba una chica joven a cámara en uno de los anuncios. En otros, podía leerse: “Puedes conseguir el iPhone 17 Pro o un MacBook Air, totalmente gratis y legal. ¿Te suena a trampa? No lo es”.
Si se hubiera quedado en El Fasher unos días más, Mohamed Usman Hassan (42 años) probablemente no estaría sentado aquí ahora, sobre una estera en la bombardeada capital sudanesa, Jartum. Él, su esposa y sus dos hijos escaparon de forma milagrosa: menos de una semana antes de que los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés) atacaran la capital de Darfur Norte, logró convencer a un soldado para que le dejara atravesar el puesto de control principal que conducía fuera de la ciudad. Llevaba a su hija pequeña en una carretilla.
En los momentos más álgidos del procés, allá por octubre de 2017, un par de personas me recriminaron que tuiteara sobre restaurantes o recetas cuando en Cataluña estaba a punto de estallar la revolución. Los reproches me parecieron tan absurdos que ni los discutí, pero aquellos indignados plantaron una semilla en mi cabeza, porque desde entonces me he planteado en más de una ocasión qué sentido tiene tratar temas en apariencia banales cuando el mundo arde. Cómo podemos preocuparnos de cómo se hace el gazpacho, dónde ir a comer sushi o cuál es el mejor cruasán de España, mientras a nuestro alrededor arrecian dramas como el de la vivienda o el de la pobreza, por decir dos bien lacerantes.
Especial Gastro de ‘El País Semanal’Este artículo de opinión forma parte del Especial Gastro elaborado por ‘El País Semanal’ y EL PAÍS Gastro.Hay gafas en la cocina, en el sofá y en la mesa del salón. Hay gafas en la zona de la librería. Hay gafas por todas partes. “Veo muy bien de lejos pero muy mal de cerca”, dice Amparo Llanos (Madrid, 1965), “ya sabes, vista cansada... Tampoco es un drama”. Cada par tiene su uso y su graduación y las que lleva colgadas del cuello son para leer en la calle. Porque Amparo lee todo el rato, también cuando camina. El apartamento está situado a pocos metros del Parque del Retiro, donde la música y escritora sale a pasear casi todos los días. Hace 22 años se mudó de Majadahonda a esta casa, después de que su hermana Cristina (cofundadora de la banda Dover) viera que estaba en venta. No se plantea mudarse: “He fantaseado con irme a Miraflores, donde pasé los veranos de mi niñez. Pero los inviernos allí son más duritos y más fríos y aquí tengo a mis hermanas. Yo qué sé. Me da pereza”.
Jihad está sentado a la entrada de su casa en Darmin, en el este de Siria, a poca distancia de los laureles que se llevaron a sus hijos. El hombre, de 71 años, empieza a hablar antes de que nadie le pregunte y su dolor se desborda. “Salíamos al amanecer y volvíamos al anochecer, cargados con sacos de hojas de laurel”, arranca, con una voz firme que poco a poco empieza a fallar. “No sabíamos quién volvería y quién se quedaría en el bosque”, prosigue, mientras las palabras parecen congelársele en la boca.
McLaren y Lando Norris están jugando con fuego o peor aún, con Max Verstappen, el animal competitivo más voraz de la historia de la Fórmula 1 además de un chiflado de las carreras; una combinación que le convierte en el elemento más peligroso de la parrilla. Si alguien tiene eso clarísimo es Norris, que este sábado por la noche, en un escenario tan estrafalario como Las Vegas, pudo dejar el Mundial prácticamente sentenciado, pero terminó complicándose la vida de forma innecesaria. La sexta victoria del curso del buque insignia de Red Bull no tiene seguramente el efecto alborotador que muchos desearían para el bien del espectáculo, pero deja claro que el holandés ‘morirá matando’, fiel a su naturaleza de depredador.
La evolución del calzado deportivo en las últimas décadas sigue progresando de manera exponencial. Hay ejemplos en todas las décadas, como las míticas Air Jordan cuando se lanzaron allá por los años 80 creando un estilo único. Pero el baloncesto no fue el único deporte que innovó. Ahora, existe un esfuerzo generalizado en numerosas marcas por impulsar nuevas tecnologías en calzado específico para salir a correr. Y de eso os vamos a hablar en este artículo: de una tendencia que se abre paso y de los beneficios que han supuesto el aterrizaje en el mercado de las zapatillas de running con placa de carbono.
Si existe una prenda básica que todo el mundo debe tener en su armario, esa es la cazadora vaquera. Es atemporal, por lo que puedes llevarla durante todo el año, y te combina con todo tipo de ropa. Las hay en diferentes colores (blanco, negro e, incluso, marrón), aunque la clásica es de color azul (también disponible en varias tonalidades).
Cuando se trata de aventuras al aire libre, la elección de ropa, calzado y equipamiento adecuado marca la diferencia entre una experiencia cómoda y segura o un paseo lleno de incomodidades.
España celebró este sábado medio siglo de monarquía parlamentaria. Fue la forma política consensuada para transitar de una larguísima dictadura a un sistema democrático homologable a otros países de Occidente. Y Juan Carlos I —elegido como sucesor por Francisco Franco— fue su máximo representante durante 39 años. Una época en la que España aprobó una Constitución avanzada, entró en organismos internacionales como la Comunidad Europea y la OTAN, acogió la Expo ‘92 y los Juegos Olímpicos, despegó a lomos del crecimiento económico y consiguió salir del ostracismo internacional. Pero también una época de escándalos por parte de Juan Carlos de Borbón, quien, en sus recientes memorias (Reconciliación, Stock) reconoce algunos “errores”. El libro, ya publicado en Francia, verá la luz en España a principios de diciembre.
La cumbre del G-20 que se celebra en Johannesburgo este fin de semana es el crudo retrato de la cruenta batalla entre quienes desean mantener en vida un orden multilateral basado en reglas y quienes protagonizan un intento indisimulado de demolición del mismo para configurar el devenir del mundo sobre la base de la fuerza de forma aún más descarnada que hasta ahora.
La rosa de los vientos geopolíticos ha sido caprichosa con Europa en los últimos tiempos: la veleta de riesgos amenaza en todas las direcciones. Islandia acaba de decretar la máxima alerta por el deshielo del Ártico. Rumania se ve obligada a evacuar municipios por ataques rusos en territorio OTAN. Grecia perforará las profundidades del Mediterráneo para buscar petróleo con Chevron, el gigante estadounidense que contaminó el Amazonas durante décadas. En el flanco suroeste, el Supremo español falla (maravilloso verbo polisémico) contra el fiscal general del Estado y provoca una crisis política, y de vuelta al Norte, los socialdemócratas daneses pierden la alcaldía de Copenhague por primera vez en un siglo por el hartazgo del electorado con sus políticas migratorias, sacadas del manual del perfecto fascista. Washington reclama en Berlín que Alemania tome el mando militar de la OTAN en Europa, una de esas ironías en las que la Historia parece reírse a carcajada limpia. Todo está patas arriba: como colofón, la Unión se queda fuera del plan de paz para Ucrania, como sucedió con Palestina, y aun así le tocará pagar la factura. La lista es interminable, pero ese puñado de ejemplos basta para ver que en solo unos días las siete plagas de Egipto se precipitan sobre el continente. La querida, sucia y neblinosa Bruselas, esa incansable fábrica de amaños, solía levantar una ceja ante esos sobresaltos, como diciendo puro teatro. Pero incluso Bruselas es hoy pasto de uno de esos acelerones que tienen a los europeos en trance: hasta el barrio europeo, esa fortaleza lúgubre rodeada de tugurios, ha llegado la tremenda gresca que azota la política de Norte a Sur, de Este a Oeste.
Paz Álvarez, María Arranz, Almudena Ávalos, Ferran Bono, Jesús A. Cañas, Mònica Escudero, María Fernández, Ana Fernández Abad, Jorge Guitián, Borja Hermoso, Mikel López Iturriaga, Abraham Rivera, Mar Rocabert, Jesús Ruiz Mantilla, Nacho Sánchez y Guiomar del Ser
Formato:Brenda Valverde Rubio
Diseño:Ruth Benito
Desarrollo:Alejandro Gallardo
Coordinación de fotografía:Carmen Guri
Coordinación de redacción:Luisa Arditi
Uno cree que ha hecho el negocio de su vida y resulta que podría haber sido incluso mejor. Y a ciertas edades esas emociones fuertes resultan peligrosas, como atestigua Mauri Oliveira, brasileño, de 66 años, productor de café. Propietario de la hacienda Campestre, habla con deleite del ritual que cada noche de luna llena comparte con otros fazendeiros. Cenan en una de las fincas antes de emprender una cabalgada nocturna por los senderos de estas lomas. Desde que la cotización del grano empezó a dispararse hasta niveles inimaginables para los más veteranos, sus causas y sus efectos monopolizan las conversaciones. Los vaivenes son de tal calibre que, relata, uno de sus compañeros de cabalgada tuvo que ser hospitalizado por el susto que le dio el corazón. Resulta que vendió toda su cosecha un día con jugosos beneficios para descubrir, 24 horas después, que si hubiera esperado habría multiplicado la ganancia.
Especial Gastro de ‘El País Semanal’Este reportaje forma parte del Especial Gastro elaborado por ‘El País Semanal’ y EL PAÍS Gastro.Ucrania se enfrenta al momento de la verdad, anunció el viernes Volodímir Zelenski, en un duro discurso a la nación. “O perder la dignidad o perder a un aliado clave”, dijo el presidente. Este aliado es Estados Unidos y no es un socio cualquiera: fue su principal suministrador de armamento en los primeros tres años de la guerra. Todo cambió cuando el pasado enero llegó Donald Trump a la Casa Blanca y demostró desde el primer día de mandato su afinidad con su homólogo ruso, Vladímir Putin. El “plan de paz” que Trump exige ahora a Zelenski es una capitulación ante el invasor, lo que el mandatario ucranio consideraría perder la dignidad.
Cuando Cettina Lupoi compró su casa hace 23 años junto a su marido creía haber realizado por fin un sueño: vivir en un pequeño chalet de un tranquilo y nuevo complejo residencial en una de las zonas más bellas de Messina, Torre Faro, un antiguo pueblo pesquero a 10 kilómetros al norte del centro de la ciudad siciliana, con una vista privilegiada sobre el Estrecho, el brazo de mar de poco más de tres kilómetros que separa la isla del continente. La alegría de Lupoi duró poco. “No había pasado ni un día desde que firmé ante el notario, cuando me enteré de que toda la zona entraba en las expropiaciones planeadas para la construcción del puente sobre el Estrecho”, cuenta esta profesora de letras jubilada, sentada en el salón donde desde entonces se han ido acumulando fotos y recuerdos de familia a pesar de la espada de Damocles con la que han convivido durante casi un cuarto de siglo.