“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
En 15 legislaturas en el Congreso en esta etapa democrática ha pasado casi de todo pero nunca un diputado en ejercicio había pasado de su escaño en la Cámara a una celda en la prisión. El Congreso funcionará a partir de ahora con 349 diputados y la mayoría seguirá fijada en 176, porque el debate sobre su modificación no parece interesar ahora a ningún grupo. Lo que sí llevan tiempo discutiendo catedráticos, letrados y expertos en parlamentarismo es sobre la figura del diputado sustituto temporal, que podría aplicarse a casos como el de Ábalos en prisión preventiva. PSOE y PP no muestran su disposición a abrir ese melón que requería una reforma del Reglamento de la Cámara porque entienden que este supuesto es tan excepcional que no había ocurrido nunca hasta ahora.
El secretario general del PP, Miguel Tellado, asistirá este martes a la toma de posesión de Juan Francisco Pérez Llorca como nuevo president de la Generalitat Valenciana tras la dimisión de Carlos Mazón. El pasado jueves, Pérez Llorca fue investido presidente sin que ningún miembro de la cúpula nacional del PP le arropara —había votación en el Congreso, arguyeron fuentes del partido— y este lunes por la mañana no estaba clara en los pasillos de Les Corts la presencia de Génova en el pleno convocado para hoy al mediodía.
Lorenzo vende en el mercado negro un potente fármaco para perder peso: Mounjaro. Lo hace desde hace dos años sin necesidad de receta ni seguimiento médico, desde su residencia en Andorra para clientes en España. “Empecé a hacerlo por mi hermana, que tenía un problema de sobrepeso. Después lo busqué para mí porque soy atleta”, afirma en una conversación por Telegram con una posible clienta. Mientras relata su historia por audios, su móvil no para de sonar: son notificaciones de clientes interesados en adquirir el fármaco.
13.39 de este lunes. Miguel González coge el teléfono:
El director Jonathan Demme fue a verle a Londres, donde Anthony Hopkins actuaba en el teatro, en M. Butterfly. Al acabar la representación de aquel sábado, ambos salieron a cenar. Los dos sabían que aquel guion titulado El silencio de los corderos albergaba algo especial. Ya estaba contratada la coprotagonista, Jodie Foster, y Demme quería a Hopkins para encarnar al villano, Hannibal Lecter. ¿Cómo lo interpretaría? “Como la supercomputadora HAL en 2001, una odisea del espacio. Silencioso e íntimo”, recuerda Hopkins (Port Talbot, Gales, 87 años) en sus recién publicadas memorias Lo hicimos bien, chico (Libros Cúpula, traducción de Eva Raventós). Con aquel thriller, Hopkins, a sus 53 años, devino de actor de prestigio a estrella mundial “y encima para todos fue uno de los mejores rodajes de nuestras vidas”.
Acumula 15 años de experiencia en cine, televisión y modelaje, pero acaba de ascender a primera división. En el haber de Callum Turner (Londres, 35 años) se encuentran títulos como Animales fantásticos (2018-22), la adaptación de la novela homónima de Jane Austen Emma (2020) o Remando como un solo hombre (2023), de George Clooney, sin olvidar su papel protagonista en la miniserie de televisión del pasado año Los amos del aire, producida por Steven Spielberg y Tom Hanks. Pero el joven actor no olvida sus raíces. Criado en World’s End, un complejo residencial de viviendas sociales en el distrito londinense de Chelsea —“un lugar no muy lujoso”, ríe—, en él prevalece un recuerdo muy plácido de la infancia con su madre, que le crió sola. “Me enseñó a tener confianza en mí mismo, a convencerme de que, con esfuerzo, podría conseguir lo que quisiera. Íbamos juntos al cine, a museos, hacíamos deporte. Siempre ha estado muy activa y presente. Con ella aprendí a descubrir el mundo”, explica hoy.
El Partido Popular trató de capitalizar este domingo el malestar ciudadano con el Gobierno de coalición y el PSOE por los recientes escándalos de corrupción con una concentración en el centro de Madrid a la que acudieron decenas de miles de personas. Lejos de ofrecer una alternativa atractiva y realista que pudiera conectar con una hipotética mayoría deseosa de cambio político, el PP escenificó un supuesto estado de angustia generalizada en España con un discurso lleno de exageraciones que hace un flaco favor a sus credenciales como partido de gobierno.
Ya sabemos que entre la corrupción de los políticos de derechas y la corrupción de los políticos de la izquierda puede haber diferencias, pero la desoladora sensación que transmiten es la misma. Luego está nuestra incapacidad para ver como igualmente corruptos a los empresarios y oportunistas que especulan en la crisis sanitaria, que ordeñan el plan de infraestructuras y tejen redes extractivas. Así que pueden ahorrarnos las riñas de unos a otros. Parecidos tienen. Después de jugar incansablemente al juego de las cinco diferencias, la derecha y la ultraderecha española han llegado a la conclusión de que se distinguen por una sola cosa. Unos están en contra de toda la inmigración y los otros están tan sólo en contra de aquella inmigración que no venga de la América hispana. Lo más risible de esta esforzada diferenciación es que incluso llegan a explicarla y a tratar de razonarla. Repiten sus discursos cargados de islamofobia, pero olvidan que las razones por las que el extremismo islámico es rechazable son las mismas razones por las que cualquier persona podría rechazar el evangelismo extremo o el catolicismo integrista: por su desprecio rotundo a la mujer, por su amenaza a los derechos constitucionales y el desafío a las libertades íntimas de cada persona.
Si eres un padre ucranio con hijas en una ciudad bombardeada, si eres una madre rusa con hijos en el frente, si eres las hijas, si eres los hijos, ¿Qué prefieres: una paz injusta que mancille el honor de tu nación o una guerra justa, que manche de sangre toda tu familia? ¿Prefieres soltar alguna lágrima frente al mapa recortado de tu país o llorar a diario ante la lápida del niñito de tus ojos? El abstracto orgullo nacional no te importa a ti ni a tus descendientes ni a ningún dios bondadoso ni a ninguna madre patria tanto como la pierna, el cráneo o la espina dorsal de tus seres queridos. Y de tus vecinos y de los vecinos de tus vecinos en cientos, miles de kilómetros a la redonda.
El lamento se filtra entre los plásticos que cubren el andamio de un edificio en obras: “¡Me cago en la Navidad!”. Desde el otro lado de la calle es imposible verle la cara a la mujer que se desahoga a gritos, pero inmediatamente arranca una sonrisa solidaria del resto de viandantes. La Navidad llegó en noviembre, y no se irá casi hasta febrero, y con ella, las funciones escolares, las comidas de trabajo, los sorteos de Navidad… Y las celebraciones familiares. Lo peor que puede pasar en todos esos eventos es quedarse sin tema de conversación, y permanecer en silencio, a la espera de que la velada acabe pronto. La alternativa, más grave aún, es que alguien saque el tema de moda del momento, donde la mayoría ha tomado una posición clara: la inmigración. Si los comensales no parten de posturas, si no comunes, compatibles, se puede desatar la tormenta.
Algunos domingos Liliana y yo salimos sin el móvil, porque nos vendieron el móvil como la libertad pero en realidad es una cadena más larga. Ojo: en nombre de la libertad se cercena muchas veces la propia libertad, como sabemos muy bien los habitantes de Madrid, víctimas voluntarias y frecuentes de este engaño.
El 1 de enero de 2022 entró en vigor en Países Bajos la Ley de Protección Contra la Compra, que pretende frenar la especulación de los inversores inmobiliarios introduciendo en algunos barrios la condición de que el propietario resida en el domicilio durante los cuatro primeros años. La aplicación de la norma corresponde a cada ciudad y en abril de 2022 entró en vigor en Ámsterdam la Ordenanza municipal de Vivienda con ese objetivo. La medida se aplica sobre todo en otras grandes ciudades del país, como Róterdam, Utrecht o La Haya, pero ha captado también atención fuera de las fronteras del país. En Cataluña, la primera comunidad de España que aplicó el tope en los precios del alquiler previsto en la ley estatal de vivienda de 2023, se ha abierto un intenso debate sobre la idoneidad de introducir en España el llamado modelo Ámsterdam y evitar así que compren viviendas quienes tienen la inversión como principal finalidad.
Aimar es un joven bilbaíno de 20 años con trastorno del espectro autista (TEA) que ha ganado un pulso en los juzgados al Ayuntamiento de Vitoria. Se presentó a una de las 14 plazas reservadas a personas con discapacidad intelectual en el proceso selectivo convocado por este consistorio para ingresar como funcionario de carrera, en tareas de auxiliar de servicios. La Concejalía de Función Pública lo excluyó de la lista de admitidos porque Aimar no justificó tener reconocida una discapacidad intelectual igual o superior al 33%, como establecían las bases de la oposición. El joven aportó documentación oficial concluyente sobre su situación de discapacidad, que alcanza el 49%, pero sin precisar si esta es de tipo intelectual, psíquica, física o sensorial. El Ayuntamiento, de forma cautelar, le dejó hacer los exámenes, pero no lo aceptó como admitido. Un juzgado de Vitoria falló el pasado mes de octubre que la decisión de excluir a Aimar “no es ajustada a derecho” y obliga al Ayuntamiento a readmitirlo. La familia considera que esta resolución es “un paso muy importante en la inclusión social y la no discriminación en el acceso al empleo público de las personas con TEA”, afirma la madre del joven. Pero el consistorio la ha recurrido.
Hay muchas formas de ser artista y la que ha encontrado Álvaro Perdices, un especialista en capturar el esplendor y la ruina de momentos históricos, es muy particular. Este creador nacido en Madrid en 1971 ha instalado cámaras en la iglesia de San Antón de la capital para divulgar en streaming la realidad de migrantes y gente necesitada que acude a este espacio abierto 24 horas al día a rezar o tomar algo caliente junto a una imponente obra de Goya que hoy pervive aquí en forma de copia. El resultado, Cordero social, forma parte de la exposición sobre el genio aragonés que se celebra en Bruselas. La realidad más invisible de Madrid se puede contemplar, así, en el corazón de Europa.
Busca una mirilla al pasado? ¿Prefiere la megalomanía o lo doméstico? ¿Conocer la cotidianidad de otra época o algunos episodios oscuros? En Rumania, la oferta es amplia. Puede visitar la mansión de Ceausescu, el palacio del Parlamento o incluso las cárceles que se utilizaron para acabar con la disidencia. Si acude a Serbia, Croacia o Bosnia, la experiencia resultará paradójica: frente a los lugares donde la guerra imprimió las peores instantáneas de finales del siglo XX, los tiempos de Tito gozarán de cierta amabilidad.
El Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (Icomem) no está pasando por su mejor momento. No solo por la tensa situación que vive la Junta Directiva, bajo el mando de Manuel Martínez-Sellés, actualmente en un limbo legal tras haber superado el tiempo de interinidad en el que entraron cuando se canceló el acceso al puesto al presidente electo, Tomás Merina, el pasado diciembre en las urnas por presuntos problemas con su candidatura. También porque, según la última auditoría de las cuentas del colegio, que analiza la gestión durante 2024, las arcas de la institución han bajado considerablemente hasta cifras no vistas los últimos años: comenzaron el año 2024 con 4,2 millones de euros de fondo y este año lo han hecho con 66.718 euros. Y en 2023 habían entrado 8,9 millones en la caja.
Ejecutada la ruptura por etapas con el PSOE y encajado el tortazo demoscópico del último barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió -CEO, el CIS catalán-, en Junts se persigue imperiosamente una buena noticia. El partido está aturdido y necesita que el 2026 no sea un año tan aciago como el que cerramos. No hay acuerdos por cobrar en Madrid, porque los siete diputados capitaneados por Míriam Nogueras se han inhibido y el Gobierno de Pedro Sánchez tiene un lodazal en el Congreso. Y, en Cataluña, el debate político se focaliza en la amenaza creciente de la extrema derecha, que aspira a copar una cuarta parte del Parlament, con Aliança Catalana vampirizando votantes independentistas. Solo el regreso de Carles Puigdemont puede agitar la coctelera, entienden en la dirección. Y en Junts ya se verbaliza la carta del retorno, elevado a la categoría de punto de inflexión. Ahora sí que sí.
Cuatro enormes maletas negras en las que caben cuatro laboratorios son uno de los mayores tesoros del Instituto Pasteur de Dakar (IPD), pionero en África Occidental en vigilar, detectar y responder a epidemias sanitarias. Boubacar Diallo, jefe de Inteligencia Epidemiológica y Respuesta a Brotes, abre una de ellas en el patio de la sede del Instituto en la capital de Senegal y explica cómo, con una de estas, los epidemiólogos son capaces de llegar hasta zonas selváticas, montañas y cualquier tipo de áreas remotas para hacer hasta un millar de testeos y confirmar si hay un brote de virus, fiebres hemorrágicas o de malaria que puedan amenazar con convertirse en una epidemia.
Desde mayo de 2024 conseguir entradas online para visitar el Real Alcázar de Sevilla en grupos se ha convertido en una especie de gincana, pero sin un ápice de la parte divertida de este juego. Cada vez que se consulta la web de este monumento -especialmente en las épocas de temporada alta en la capital andaluza, primavera y otoño- para adquirir pases para un día en concreto, lo habitual es que aparezcan como no disponibles. Pero si en ese mismo momento se acude a plataformas externas para esa misma jornada o se compran en tiendas físicas, el código QR para acceder llega al móvil de inmediato. Se trata de una práctica de bloqueo masivo de tickets, definida en redes sociales como “entradas secuestradas”, que la plataforma stopbotsalcazar -constituida por tour operadores locales y la asociación mayoritaria de guías turísticos de Sevilla Auits- ha ido documentando en este tiempo. Incluye un informe pericial que confirma supuestas prácticas de competencia desleal por parte de grandes empresas turísticas a través de sistemas informáticos para acaparar la venta de entradas, impidiendo desarrollar su actividad a las pequeñas entidades sevillanas y a los guías turísticos que dependen de ellas.
“Pertenezco a ese grupo de personas que después del fatídico 11 de septiembre del 2022 se levantan todos los domingos con la desazón de no poder leer a JM en el PS”. JM es Javier Marías y PS es EL PAÍS, el diario en el que, desde febrero de 2003, escribió el autor de Corazón tan blanco, muerto el día de 2022 que evoca ahora uno de sus grandes amigos.