“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”
¿Cuánto nos cuesta la corrupción? Para empezar, no sabemos ni cuánta tenemos. Si se disparan los casos en un país puede ser porque la corrupción crece o precisamente por lo contrario: porque la justicia empieza a actuar en serio.
La oferta de compra por parte de Netflix de la casi centenaria compañía Warner ofrece una limpia estampa de los tiempos que corren. Esta adquisición ejemplifica el proceso de concentración general en casi todos los sectores. Unos pocos triunfadores se hacen con volúmenes de mercado inauditos en un territorio, el de los negocios, en el que el dicho de que “el ganador se lo lleva todo” no puede ser más actual. La eliminación de otro de los grandes estudios del tradicional Hollywood señala en la ruta de los enormes nuevos gigantes que, como en los territorios tecnológicos, están adquiriendo volumen de empresa sistémica.
El viernes pasado, la Comisión Europea anunció la imposición de una multa de 120 millones de euros a X (antes Twitter) por tres vulneraciones del Reglamento de Servicios Digitales. Una de estas vulneraciones es el fin del sistema de verificación de Twitter. Antes de que el magnate Elon Musk se hiciera con la plataforma por 44.000 millones de dólares, Twitter daba insignias azules a gente e instituciones relevantes para que los usuarios supieran si quien estaba diciendo algo era la persona o institución de verdad o un fraude. Musk decidió dar la insignia azul a quien pagase por ella. Eso, ha resuelto la Comisión, es confundir al consumidor y abrir la puerta a estafas de distinta índole. Las otras sanciones son por no abrir los repositorios de publicidad (impidiendo saber, entre otras cosas, quién pone un anuncio en la plataforma) y por impedir trastear en las estadísticas de X, lo que hace imposible saber, por ejemplo, si el número de usuarios activos que vende la empresa es cierto o incluso plausible.
Pantone ha dicho que el color de 2026 será el blanco, que es el color de las nubes y el de la ropa de monja que Rosalía (sí, otra vez ella; ¿les riñen a ustedes por llevar años dando la turra con Sabina o con Springsteen?) lleva en la portada de un disco alucinante que, pasado por un prisma, arroja todos los colores. Dice la crítica de moda del New York Times, Vanessa Friedman: “Dado el reciente discurso político, cuando escucho blanco, me vienen a la mente asociaciones poco saludables, que dudo que Pantone haya tenido en cuenta”.
Lucía Herrera preside la Conferencia de Decanas y Decanos de Educación, entidad que reúne a los responsables académicos de 85 facultades españolas y que acaba de poner sobre la mesa sus propuestas para reformar las carreras de Magisterio y el máster para ser profesor de secundaria con el objetivo de adecuar la formación de los docentes a los nuevos tiempos y hacerla más exigente. Nacida hace 52 años en Quart de Poblet (Valencia), donde su padre estaba destinado como Guardia Civil, y criada en Jódar (Jaén), desde 2020 es decana de la Facultad de Educación de Melilla, que forma parte de la Universidad de Granada, y vive y trabaja en la ciudad autónoma.
Los grupos de ultraderecha están cada vez más movilizados y coordinados en Madrid. Durante el mes de noviembre convocaron dos manifestaciones multitudinarias en pleno centro de la capital que congregaron a más de 700 personas cada una y en las que se pidió “un tiro en la nuca” para el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez. Falange Española y Núcleo Nacional tensan el discurso y sus simpatizantes agitan las calles. Los vecinos del distrito madrileño de Hortaleza lo están sufriendo especialmente: migrantes agredidos, pintadas amenazantes en locales de asociaciones y un ambiente cada vez más caldeado, son algunos de los episodios que se han vivido allí a lo largo de las últimas semanas. Tanto es así que el pasado domingo, más de un centenar de residentes se echaron a las calles para protestar. “Hortaleza contra el fascismo”, se leía en la pancarta principal de la concentración.
Miki Esparbé (Manresa, 42 años) vive una racha imparable. Tras el éxito de Wolfgang, el actor interpreta a Juan Carlos I en la serie Anatomía de un instante, acaba de ser un judío sefardí en la obra teatral Los nuestros, de Lucía Carballal, en el Teatre Nacional de Catalunya, y este viernes estrena en cines Frontera, donde encarna a uno de los hombres que ayudaron a los 80.000 refugiados que cruzaron los Pirineos durante la Segunda Guerra Mundial huyendo del nazismo. En 2026 tampoco va a parar. Natural, cercano y alérgico a la pretensión, se sentó a hablar en un bar de su barrio, Gràcia, en Barcelona.
Aromar Revi (Kochi, India, 64 años) es uno de los expertos que hace siete años vaticinó, con rigor científico, qué pasaría si en el planeta Tierra se superaban los 1,5 grados ―o, peor aún, los 2 grados― con respecto a los niveles preindustriales. Hoy, un año después de que el planeta traspasara por primera vez esa barrera, y en medio del negacionismo climático del Gobierno de Estados Unidos y del paso atrás de algunos populismos europeos, teme que la reducción de las emisiones será una tarea cada vez más difícil.
Al cumplir los 30 ya vivía de la fotografía y creía tener bastante claros mis referentes. La mayoría eran retratistas y fotógrafos de moda que publicaban en revistas como The Face o ID. Hasta entonces, quizá por puro desconocimiento, no conectaba con la fotografía documental que veía en los libros y periódicos, la asociaba a un lenguaje muy serio, algo rígido y casi siempre en blanco y negro.
Cada experto en comunicación política tiene su manía. La de Toni Aira (Barcelona, 1977) es ampliamente conocida: el arte de construir relato político, quien y cómo lo teje y su efectividad en un mundo donde muy mayoritariamente lo audiovisual ha destronado la palabra. En medio de tanto ruido, triunfa quien mejor conecta con la audiencia. Para explica algunos de esos éxitos, el profesor de la Universitat Pompeu Fabra-BSM tira de cierto hilo rojo con la mitología griega. El innegable poder del mito.
Mitólogos: el arte de seducir a las masasToni Aira Debate, 2025 224 páginas, 19,90 eurosEl pasado 28 de mayo el Tribunal Supremo dictó sentencia: los murales con los que un pintor desconocido vistió las paredes de la sala capitular del monasterio de Santa María de Sijena en torno al año 1200, y que desde 1936 están en Barcelona, debían volver a su lugar de origen. El fallo era definitivo tras una batalla judicial de más de una década librada entre el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Villanueva de Sijena, por una parte, y el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y la Generalitat, por la otra. Seis meses después, el caso sigue pendiente de ejecución. La jueza titular del Juzgado de Instrucción 2 de Huesca libra desde entonces otra batalla: entender la complejidad de la restitución mientras gestiona la llegada de instancias (que debe responder) e ingente documentación; la última, 2,5 gigabytes de archivos que le remitió el martes el MNAC en respuesta a una petición del Gobierno de Aragón.
“Yo ya sabía que podía hacer esto: ser titular en el Barça y luchar por un puesto. Mi faena es ponérselo difícil al entrenador”. No escondió su ambición Ferran Torres tras su triplete y ser MVP en la victoria ante el Betis. En tres minutos anotó dos goles para dar la vuelta al marcador y acabar sumando un total de 13 esta temporada, once en la Liga, uno más de los que había marcado en todo el campeonato pasado. Con el objetivo de mejorar sus marcas anteriores, ya empieza a mirar de reojo a las 19 dianas que firmó el curso anterior. Pero en el equipo se topa con un contendiente con galones: Robert Lewandowski. El polaco, que termina contrato el próximo verano, cuando cumplirá 38 años, afronta su temporada del adiós, pero con una puerta medio abierta para ganarse la continuidad: sus goles, y seguir rebajando su salario. Este curso, Ferran ha sido titular en 11 partidos; el polaco en 9. Mientras ambos disputan la titularidad, Ferran se reivindica y Lewandowski se despide, y entra en juego un tercer actor: el ruido del mercado.
El pasillo que da acceso a la sala de prensa del Philips Stadion de Eindhoven es un tributo al semillero de grandes futbolistas que han vestido la camiseta del PSV. Los hermanos Van der Kerkoff, Ruud Gullit, Ronald Koeman, Vanenburgh, Sören Lerby, Romario, Ronaldo Nazario o Van Nistelrooy, tienen presencia gráfica en el honorífico corredor.
“Hace rasca”, dice Yarek Gasiorowski (Polinyà del Xúquer, Valencia; 20 años) desde su domicilio en la fría y húmeda Eindhoven. El PSV, rival este martes del Atlético (21.00. Movistar LC), fichó a este internacional español sub 21 este verano después de abonar al Valencia unos nueve millones de euros. La operación fue satisfactoria para todas las partes. El chico había visto estancada su progresión ante la falta de minutos, su agencia de representación buscaba un club con un estilo de juego dominador que favoreciera sus características y el PSV rastreaba un futbolista de sus condiciones: central zurdo, que escasean en el mercado, espigado (1,90 metros) y buena salida de balón. En Eindhoven se ha encontrado con la confianza plena de su entrenador, el holandés Peter Bosz, para el que es titular indiscutible desde el primer día.
En una nave discreta del municipio de Seva (Barcelona), que fácilmente podría confundirse con un aparcamiento, se produce un ingrediente poco habitual en Cataluña: harina alimentaria de grillo. A una temperatura constante de de 28 grados, cerca de 20 millones de grillos crecen en cajas clasificadas por edad (es decir, por días) antes de pasar por congelación, secado y molienda. El resultado es un polvo con más del 70% de proteína, un producto base elaborado a partir de los populares insectos de canto agudo.
La convivencia de personas que pasan tiempo fuera de casa con perros o gatos requiere poner el foco en lograr durante esas ausencias un enriquecimiento ambiental que permita que el animal pase sus horas en soledad de forma que no le genere malestar o problemas de comportamiento. “Se requiere garantizar su bienestar físico y emocional, sobre todo durante las ausencias prolongadas de los dueños, para lo cual ayuda establecer una rutina que aporte cada día estimulación física, mental y social, según las necesidades de cada animal”, explica João Pedro Monteiro, profesor en la Cooperativa de Enseñanza Superior Politécnica y Universitaria de Gandra (Portugal). “Una ausencia de aproximadamente ocho horas exige medidas de prevención para evitar el aburrimiento y el desarrollo de conductas relacionadas con la ansiedad, como destruir los objetos de la casa”, añade Monteiro.
Dice una creencia popular que, si durante el embarazo, la mujer tiene apetencia por algún alimento y no la satisface en el sitio donde ponga la mano le saldrá al bebé una mancha en la piel. Una mancha llamada “antojo” y que forma parte de un imaginario popular cada vez más superado, pero que sigue despertando curiosidad por estos mecanismos singulares que se desatan durante la gestación. Los antojos son deseos intensos, repentinos y, a veces, muy específicos de comer ciertos alimentos. Según Laia Casadevall, matrona y autora de libros como Maternidad consciente (Vergara, 2024), en esta etapa aparecen debido a los cambios hormonales que afectan el gusto, el olfato y el apetito: “Pero también por las necesidades nutricionales cambiantes, factores emocionales, como el estrés o la búsqueda de confort, y cambios en los niveles de dopamina, que influyen en la recompensa y el placer asociado a la comida”. “En la mayoría de los casos son totalmente normales y no representan un problema”, explica Casadevall.
Llamaron a la puerta y, sin mediar palabra, una mensajera fugaz, veloz ―reparé en el símbolo cristiano en forma de pez que llevaba colgado de su cuello― me entregó Une forêt, la nueva novela de Jean-Yves Jouannais. La enviaba el propio autor y me sorprendió que su trama conectara con ¿Por qué hacen eso?, mi columna del martes 25 del mes pasado en estas mismas páginas, la que hablaba de Los pájaros, de Hitchcock, y de los ataques de esas aves a los humanos, así como de “la amenaza aterradora que nos acecha” y que, en el momento de escribir esto, identifico con el espectáculo sincronizado de una bandada de estorninos que vi volar la semana pasada en el cielo de Tarragona.
José Manuel Villarejo extendió sus tentáculos durante décadas desde la Policía Nacional, adonde llegó en los estertores del franquismo. En 2016 se jubiló como comisario y, solo un año después, fue detenido y encarcelado de forma preventiva como epicentro de una gran trama dedicada a ejecutar encargos de espionaje a cambio de cantidades millonarias. El Juzgado Central de Instrucción Número 6 de la Audiencia Nacional abrió entonces un macrosumario, impulsado por la Fiscalía Anticorrupción, que ha sumado medio centenar de líneas de investigación y que ha salpicado a todos los poderes del Estado, al IBEX 35 y a la Casa Real. Pero el resultado de los primeros seis juicios del caso queda muy lejos de las pretensiones del ministerio público: hay más absueltos (como la pareja y el hijo de Villarejo) que condenados; las penas impuestas son muy inferiores a las reclamadas por la acusación; y los directivos de las grandes compañías han salido prácticamente indemnes hasta ahora.